¿La crioablación está sólo indicada para destruir tumores muy específicos?

–Tienen que ser de un tamaño concreto, es decir de un tamaño razonable para que puedan entrar dentro del volumen de ablación. La situación da un poco casi lo mismo. Fundamentalmente deben ser tumores que no estén extendidos porque en aquellos que están muy difusos prácticamente no podemos actuar. La verdad es que la crioablación es un tratamiento más dentro del espectro de terapias que tenemos ahora para la mama. Cuando yo era joven casi todo se trataba quirúrgicamente mediante una amputación, pero ahora las cosas han cambiado.

¿Por dónde van las tendencias?

–Ahora se tiende a hacer intervenciones quirúrgicas muy limitadas. Y la crioablación es una técnica todavía más limitada. En la que únicamente haces un pinchacito y congelas el tumor. Las pacientes que acabamos de tratar ya habían pasado por un tratamiento previo de quimioterapia que había reducido el tumor.

Perdone la ignorancia supina pero ¿cómo se disuelve o se elimina el tumor una vez congelado?

–La congelación del tumor consiste en destruir las células, las mata porque las necrosa y luego los restos van siendo reabsorbidos como si fuesen cualquier otra célula muerta. Eso es muy corriente. Se elimina a través de los ganglios linfáticos como cualquier otro residuo del organismo hacia el exterior. Cuando hacemos una ablación, con la técnica que sea, necrosamos y al final lo que queda en la zona es únicamente una cicatriz.

Resulta por tanto mucho menos invasiva que la cirugía.

–Las pacientes se han ido a casa diez minutos después de acabar el tratamiento. Dos guipuzcoanas de setenta y tantos años que se han ido por su propio pie. Lo único que hacemos es un pequeño orificio. No necesitamos ni que ingrese. Se realiza de forma ambulatoria en una sala con control ecográfico. Muy parecido, aunque se tarde más tiempo, a lo que se necesita para hacer una biopsia de mama. No requiere prácticamente nada más. De hecho, la aguja que hemos utilizado era más fina que la de las biopsias.

Y si se puede aplicar en otros tumores y resulta tan ventajosa ¿porque Osakidetza no la había practicado antes?

–Porque las cosas tardan tiempo en implementarse. Yo había realizado ablaciones, usando radiofrecuencia, hace ya 20 años en el Hospital de Basurto y nos fue bastante bien. Pero usando radiofrecuencia que es una técnica que utiliza calor. No existían los avances actuales. En estos momentos, algunos cánceres de mama incluso ni se llegan a operar. Sencillamente porque se pueden controlar mediante los fármacos o mediante otras terapias. En estas pacientes la crioablación permite, sobre todo en tumores que hemos conseguido limitar, concretar el tratamiento y que sea más exitoso. Y luego facilita tratar a pacientes que no son candidatos a la cirugía. Por ejemplo gente mayor que es más frágil donde una cirugía es más problemática.

¿En qué consiste exactamente el proceso?

–En la mama, con una ecografía identificamos la lesión, colocamos una criosonda, que es una aguja que está conectada a un sistema de congelación, utilizando gases se congela en un sistema muy similar al aire acondicionado y se baja a temperatura de congelación, a 40 grados bajo cero, la zona que queremos tratar y destruir. Congelamos la lesión, luego la calentamos para permitir la entrada del líquido en las células dañadas, y volvemos a congelarla de nuevo.

¿O sea dos veces?

–Sí, son dos ciclos de congelación y descongelación. Y en ese segunda fase la zona central del tumor ya se destruye. La bola de hielo es un poco mayor, pero el centro se destruye completamente. Y nosotros sabemos el diámetro de ablación que vamos a conseguir. Luego volvemos a calentar la aguja hasta que la bola de hielo desaparece. Retiramos la aguja y el paciente va a casa. La técnica se hace con anestesia local, no se necesita dormir a la paciente que puede estar hablando con nosotros.

¿Necesitan después quimio o radio?

–No, aunque hay que decir que las dos pacientes a las que hemos tratado, habían recibido previamente tratamiento medicamentoso para su cáncer que había permitido ya reducir el tumor. Porque la crioablación es un tratamiento más del arsenal terapéutico del que disponemos. No es un tratamiento único, sino que forma parte de un conjunto de herramientas.