La adicción en las relaciones sexuales no se suele ver como un problema tan grave como el que puede haber con una droga. 

Quiero pensar que se está produciendo el efecto contrario. Cuando se habla de adicciones y el sexo se habla de los posibles adictos a tener mucho sexo más que en la construcción de la identidad sexual. Quizá eso está dificultando el enfoque de trabajo que nos debería importar.

¿Cuánto influyen en ello las nuevas tecnologías y las redes sociales?

El momento cultural que estamos viviendo influye mucho. Tener acceso a Internet nos abre a otros lugares, pero nos lleva a obviar lo importante que es construir una sexualidad saludable. Se trata de cómo construirla y no de cómo intervenir en sexualidades desviadas, que están ahí y las vamos a tener que seguir tratando tanto socialmente como profesionalmente, pero nos estamos olvidando de lo básico. Yo hablo con un adolescente de su sexualidad y lo lleva a su desempeño, a si tiene muchas relaciones o no, no a ver cómo se siente dentro de ese cuerpo sexual. 

¿La educación sexual sigue teniendo muchos tabúes?

En la situación en la que estamos en el siglo XXI ya no me gusta hablar de tabúes, sino de la falta de adaptación. Es decir, la actualización de lo que tiene que ser una educación sexual saludable hoy en día, en el aquí y en el ahora y no en lo que antes era. Si hacemos un retroceso vemos las causas de por qué había dificultades a nivel sexual. Ahora tenemos que encontrar esa actualización de cómo transmitir a nuestros hijos esa sexualidad saludable.  

Para ello, es fundamental adelantarse a lo que pueden ver en los móviles, ¿no?

Exacto. Cuando en tus campos pedagógicos estás muy pendiente de lo que puede salir mal, te centras demasiado en ello, mientras que si te fijas en lo que te va a ayudar a que salga bien, vas a tener muchas más posibilidades de crear salud y no tener que paliar luego las consecuencias.

¿Cambia la construcción de la identidad sexual según el género?

Los sexos están muy influenciados por la base biológica, pero estamos viviendo una época de mucha confusión con querer desexualizar desde la perspectiva de la diversidad sexual en dos sexos. Sexualmente somos neomórficos, pero es verdad que luego vive cada uno como quiere. Tenemos un ADN muy parecido, pero que nos hace ser muy distintos. Si yo me fijo en la unicidad de cada ser humano y me apoyo en la identidad de cada ser humano voy a tener muchos menos problemas a la hora de que ese individuo se desarrolle como quiera que si hago hincapié en no matizar y decir que todos somos iguales. Nos estamos perdiendo en un caldo de cultivo que creo que va a traer más problemas que ayudas.

¿Cuál es el impacto de la adicción en los adultos?

El impacto en adultos ya es fruto de una biografía. Teniendo el punto fijo en la prevención y viendo los efectos que ya estamos observando en la población deberíamos enfocarlo bien para saber qué intervención deberíamos hacer a nivel general. Como sociedad tenemos que plantearnos a qué van a tener acceso y, sobre todo, qué herramientas queremos darles para que se sientan capaces de generar su construcción personal. 

Esa labor, ¿en quién debería recaer?

Siempre es un trabajo multidisciplinar, pero es fundamentalmente de familia. Es un trabajo educacional, de valores y de criterios, que es lo que nos está faltando. Cuando hablo con los padres me dicen que su hijo o hija está haciendo tales cosas y yo siempre les digo que se vayan a qué está viviendo ese niño en casa. Independientemente por el momento vivencial que toque, como puede ser la rebeldía de la adolescencia, si hay una estructura de base de valores sólidos creo que va a poder salir y evitar que se conviertan en hábitos y adicciones.