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Jon-Mirena LandaCatedrático de Derecho Penal en la Facultad de Derecho de la UPV/EHU

“El número de delitos de odio en Euskadi no es preocupante, pero su capacidad de envenenar la convivencia es enorme”

El autor del informe sobre incidentes de odio en Euskadi no cree que haya motivos de alarma, pero, advierte, debe extremarse la “vigilancia” y “tomárselo muy en serio”

“El número de delitos de odio en Euskadi no es preocupante, pero su capacidad de envenenar la convivencia es enorme”Ruben Plaza

El mayor problema de este tipo de delitos es que “no solo afectan a la persona sino a todo el colectivo”, asegura Jon Mirena-Landa, catedrático de Derecho Penal en la Facultad de Derecho de la UPV/EHU. Son 435 incidentes registrados en Euskadi el año pasado. Un volumen de casos que si bien no es elevado “envenenan la convivencia” de manera que “pueden enfrentar a grupos en la sociedad”, alerta el también director de la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos y Poderes Públicos de la UPV/EHU.

Los incidentes de odio han aumentado en Euskadi un 57%, la mayoría por racismo y xenofobia. ¿Percibe motivos de preocupación?

Aunque pueda parecer paradójico, es una buena noticia. Es algo que está ocurriendo también en nuestro entorno, en los países que nos rodean y que llevan años recabando esa información. El problema es que hay una cifra negra muy elevada porque los colectivos a los que afecta son especialmente vulnerables, y tienen más dificultades de acceder a las instancias oficiales. Es por ello una buena noticia que transciendan estos casos.

¿Cuándo se convierte un delito de daños, o de expresión, por ejemplo, en un delito de odio?

Se coloran como delitos de odio cuando tienen una virtualidad de afectar no solo a la persona sino a todo el colectivo, envenenando la convivencia. Esa coloración tiene que ver también con la preparación de las instancias oficiales, como la policía o la Fiscalía. Que se detecten más casos quiere decir que estos incidentes pasan de un saco generalizado de delitos a una particularidad de atención. Eso es buena noticia.

¿Los protocolos son cada vez más atinados?

A partir de 2019 se produjo una mejora sustancial de los protocolos de instrucción de los atestados de la Ertzaintza. Fruto de este trabajo de años, desarrollado desde la Universidad y la propia Ertzaintza, se va mejorando la formación. El incremento de incidentes desde 2019 es de más del 400%, lo que refleja que estos delitos se van detectando mejor. Es una buena noticia porque da confianza a los colectivos.

¿No es un porcentaje de incidentes elevadísimo más allá de que hayan mejorado esos protocolos?

En realidad, este tipo de delitos, en número, no representan en Euskadi una bolsa preocupante. El problema es que tienen un potencial de desequilibrar y envenenar la convivencia enorme, porque enfrentan a grupos en la sociedad. Si esos delitos no están bien acotados, prevenidos y vigilados, se pueden producir deterioros de la convivencia que son muy difíciles de revertir. No es solo un daño individual sino colectivo. De hecho, se la da muchísima importancia a nivel internacional y en el espacio europeo, donde se obliga a la policía a tener una formación especial al mismo nivel que el uso de armas. Es así porque estamos ante el núcleo de convivencia.

¿Parte de la población vasca percibe el mundo cambiante en el que vivimos como una amenaza?

Yo no encendería las alarmas. Entre los 435 incidentes registrados el año pasado, si entramos en las tipologías delictivas, la mayoría -41%- son lesiones leves. No le estoy quitando importancia, pero son delitos de una gravedad menor. No veo motivos de alarma. Sí, desde luego, para tomárselo en serio, con tolerancia cero y vigilancia.

Estadística judicial "muy deficitaria"

¿Los incidentes que recoge el informe qué recorrido judicial tienen?

No lo sabemos. Salvo algunas excepciones, como por ejemplo en el caso de la violencia contra la mujer, que ha mejorado increíblemente, por lo demás la estadística judicial es relativamente débil. Es necesaria esa información que permita hacer la trazabilidad entre policía, fiscalía, procedimientos judiciales y condenas. En los delitos de odio la estadística es muy deficitaria. Hasta tal punto, que ha habido una reforma legislativa que insta a que se registre por parte de la Fiscalía y el Consejo General del Poder Judicial las agravantes de odio. Obliga a una detallada estadística judicial, porque es un agujero negro. La policía vasca está haciendo sus deberes en Euskadi, pero faltan los deberes de otros, y no vamos a tener un cuadro completo hasta que eso no se produzca.

Para qué denunciar, si no se conoce el recorrido judicial”, pueden pensar algunas víctimas. ¿Esa laguna en el proceso no genera desconfianza?

No solo desconfianza. Nos falta la capacidad de ser eficaces. Si supiéramos exactamente cuál es el recorrido y supiéramos qué hacen jueces y fiscales y cómo dosifican estos delitos, esa información iría de vuelta a instancia policial, mejorando y afinando los atestados. De lo contrario, vamos ciegos. Se pierde eficacia. Desconocemos así cuál es realmente el delito, porque no todo lo que detecta la policía es delito de odio.

La mayor parte de incidentes ocurren en la vía pública. ¿De qué casos estamos hablando?

Principalmente lesiones (41%), amenazas y coacciones. El 41% de los 435 delitos registrados el año pasado ocurrieron en la vía pública, en lugares cercanos a la residencia de la víctima.

"La agresividad interreligiosa es un aspecto que hay que vigilar porque de momento está ahí larvada, pero muy probablemente tenderá a crecer"

Durante la presentación del informe advirtió de que “en el futuro puede haber un aumento de actitudes antimusulmanas y anticatólicas”. ¿A qué se refiere?

Bueno, lo expresaría de otro modo. Vemos que los incidentes de odio han crecido un 400% desde 2019, y un 57% el último año. El primer grupo afectado es el de carácter racista. En segundo lugar, el que tiene que ver con la orientación e identidad sexual. Sin embargo, vemos que el colectivo religioso está estancado: no sube ni en números absolutos ni en números porcentuales. Si miramos a otros países del entorno, la estadística nos dice que la agresividad interreligiosa sube, y con ella las bolsas de delitos de odio que tienen que ver con actitudes antimusulmanas y anticatólica. En nuestra comunidad no. Es un aspecto que hay que vigilar porque de momento está ahí larvado, pero muy probablemente tenderá a crecer.

¿Los delitos cometidos contra personas con diversidad funcional siguen sin aflorar?

El de las personas con discapacidad física o mental, o con graves problemas de salud en distintos órdenes, es el colectivo más difícil de extraer de la cifra negra. Es un colectivo que hay que tener especialmente protegido, y en ese sentido parece que no estamos sabiendo extraer de la cifra negra.

¿Hay rasgos comunes en el perfil las personas agresoras?

No disponemos de toda la información sobre los agresores. De los 435 incidentes registrados el año pasado, fueron investigados 242. Hay un amplio número de incidentes en el que no se llega a identificar quién es el autor. De ellos, se detuvo a 44. La mayoría son autores del Estado, de los cuales el 80% son vascos. Por localidades, Barakaldo tiene el mayor número de imputados, incluso por encima de las capitales vascas.