La chispa de Zarautz se extiende

La chispa saltó el martes. El mismo día que el Gobierno Vasco hizo públicos ante las familias los listados de asignación de plazas (un día antes, el lunes, se les había comunicado a los colegios). Aunque los centros educativos vascos siempre han tenido topes y siempre se han aplicado baremos para asignar las plazas disponibles, este año el nuevo modelo apuntaba diferencias que desde la comunidad educativa califican de “importantes”.

Nada más conocer las listas de admisión y la asignación de plazas de los centros, se produjeron los primeros conatos de protesta en varios centros de la geografía guipuzcoana. Y concretamente, un grupo de padres y madres de la ikastola Salbatore Mitxelena de Zarautz se concentró frente al colegio para pedir que “nadie se quede fuera” de los centros elegidos. Al menos si estos tienen plazas suficientes. Fue la primera chispa, pero suficiente para provocar un bonita fogata, si no un incendio. Educación optó por no hacer declaraciones ayer.

La de Zarautz era una reacción en caliente. Pero ayer hubo más. En Oñati, por ejemplo, padres y madres de la ikastola Txantxiku se concentraron por la tarde pidiendo al Departamento de Educación que admita a todas las familias.

Con el nuevo decreto publicado en noviembre de 2022 y la Orden de admisión de plazas emitida por el consejero el 21 de diciembre, el Gobierno Vasco se reserva la potestad de regular la demanda a fin de controlar que no haya “infraoferta” en unos centros y “sobreoferta” en otros.

Se incluye en la ecuación el concepto de vulnerabilidad, y se reservan plazas en cada centro para la entrada de menores que pueden llegar durante el curso, una vez iniciado este. Se calcula que cada año llegan a Euskadi y han de integrarse en nuestros colegios unos 4.000 o 5.000 niños y niñas que comparten un mismo perfil, a menudo, menores con necesidades de apoyo especiales, en muchos casos que no conocen la lengua y requieren de un apoyo extra.