Seis alumnos se han quedado fuera de las listas en un centro de Elgoibar en el que habían solicitado su matriculación; otros dos en Bergara, siete en Oñati y cinco en Zarautz, donde este mismo martes un grupo de padres y madres se concentró en señal de protesta a las puertas de la ikastola Salbatore Mitxelena. Son solo algunos de los ejemplos. La lista es larga y la “tensión” y el “nerviosismo” crecientes, después de que esta semana el Gobierno Vasco haya dado a conocer las listas de admisión de los nuevos alumnos que se incorporarán a los centros de Educación Infantil y Primaria de cara al próximo curso 2023-2024. Especialmente afecta a quienes se incorporan a las aulas de 2 años. Y más en un escenario de baja natalidad.
El nuevo modelo, que se estrena este año, pretende combatir la segregación en el sistema educativo, pero ha caído como una bomba para aquellas familias que se han quedado sin sitio en los centros en los que querían matricular a sus pequeños. Algunos de ellos tendrán que cambiar de método educativo e incluso de municipio.
Las nuevas condiciones ya habían sido anunciadas a finales de 2022, pero su aplicación efectiva ha traído miga en muchas localidades y en la tarde este miércoles se ha reunido la asamblea de ikastolas de Euskadi para tratar el tema.
Decreto de noviembre de 2022
Los actuales criterios de admisión del nuevo alumnado se aprobaron mediante una Orden del consejero de Educación el pasado 21 de diciembre, pero ya eran conocidos por la comunidad educativa desde el pasado 2 de noviembre, cuando el Decreto 122/2022 intrudujo varias modificaciones en el artículo 10 del Decreto 1/2018, de 9 de enero, sobre la admisión y la escolarización del alumnado en centros públicos dependientes del Departamento de Educación del Gobierno Vasco.
Con el nuevo sistema de asignación de plazas, el Gobierno Vasco pretende realizar un “reparto equilibrado de los alumnos entre todos los centros sostenidos con fondos públicos”, lo que incluye de lleno a los concertados.
Es un cambio de concepto, en el que la diferencia entre las redes educativas se disipa. Ya no importa si es ikastola, colegio cristiano o de la red pública. Todos cumplen una función social, todos reciben fondos públicos, y, por tanto, es el propio Gobierno Vasco el que hace el reparto y los equilibrios después de recibir las solicitudes de las propias familias y los centros.
Los nuevos criterios de admisión son comunes a todos los centros y buscan eliminar la segregación
Los cambios en los criterios de asignación son notables. Ya no se toma como referencia el pueblo, sino el área de influencia (puede abarcar más de un municipio). Y también se analizan los índices de vulnerabilidad. El objetivo es que no haya “infraoferta ni sobreoferta” en centros de una misma zona, independientemente de si pertenecen a una red u otra (ikastolas, Kristau Eskola, red pública, incluida la eskola txikia).
En resumen, un niño o niña de un pueblo donde solo hay una ikastola concertada, puede ser derivado a otro municipio donde únicamente hay un centro público, si no obtuviera plaza en el que quería matricularse inicialmente. En el caso de la ikastola de Zarautz, Lakua ha asignado 50 plazas al citado centro educativo (Salbatore Mitxelena), mientras que las familias que habían solicitado su ingreso eran 55. Las cuentas son sencillas. Sobran cinco.
El índice de vulnerabilidad
El índice de vulnerabilidad es otro concepto esencial para entender el nuevo modelo de admisión de cara al próximo curso. El Gobierno Vasco ha elaborado los mapas de vulnerabilidad de estas áreas educativas y también las de cada centro. El objetivo es evitar grandes diferencias.
El decreto (noviembre de 2022) que regula estos nuevos criterios lo deja claro: “Tanto la planificación de la oferta como los mecanismos que regulan la admisión deben contribuir a una distribución equilibrada de la diversidad y de la vulnerabilidad entre todos los centros sostenidos con fondos públicos, a fin de evitar la segregación del alumnado por razones socioeconómicas o de otra naturaleza”.
La variación más importante se refiere a la consideración como alumnado con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo a aquel que, entre otros aspectos, desconoce la lengua de aprendizaje, se encuentra en situación de vulnerabilidad socioeducativa o se incorpora tardíamente al sistema educativo. El texto legal establece que la obligatoriedad de establecer una reserva de plazas para este tipo de alumnado.
Es resumen, un centro no puede tener un índice de vulnerabilidad que varíe en demasía de la media de la zona o área de influencia en la que está integrada. Y esto puede motivar cambios a su vez. Es decir, no basta que un centro tenga 48 solicitudes de matriculación y le asignen 50 plazas. En apariencia, todos los solicitantes tendrían cabida y quedaría sitio para dos más.
El nuevo sistema funciona por áreas de influencia que pueden abarcar varios pueblos y equipara colegios de cualquier red
Sin embargo, si el índice de vulnerabilidad de ese centro fuese sensiblemente inferior al de su zona de referencia, se le derivarían alumnos o alumnas de familias vulnerables. Pongamos que es necesario incluir a tres alumnos con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo (los que sea para entrar en índices). En ese caso, uno de los 48 solicitantes de matrícula sería derivado por el propio Gobierno Vasco a otro centro para cuadrar números.
Los cambios afectan por igual a toda la comunidad educativa. Lo mismo da si el centro es de la red de ikastolas, de Kristau Eskolak o público. Todos son uno y el reparto le corresponde hacerlo al Gobierno Vasco en función de una compleja baremación que tiene en cuenta el empradonamiento, los niveles de renta, las preferencias, los tipos de familia, los citados índices de vulnerabilidad, el apego con el centro (socios de cooperativas como puede darse el caso en la red de ikastolas) o la presencia de otros familiares en el mismo centro, además de otros criterios complementarios.
El Gobierno Vasco dio a conocer el lunes el listado de alumnos a los centros educativos mediante aplicación on-line; y el martes a las propias familias, lo que ha provocado las primeras muestras públicas de rechazo.
"Mucho nerviosismo"
Diversas fuentes de la comunidad educativa guipuzcoana consultadas por este periódico aseguran que “se ha vivido una situación de mucho nerviosismo” en espera de la asignación de plazas. Especialmente en municipios con un solo colegio.
“Es un tema complejo, porque se mezclan muchos factores, entre ellos el de la vulnerabilidad”, aseguran fuentes consultadas por este periódico y “afecta por igual a los centros de Kristau Eskola, Ikastolen Elkartea y la pública”.
Las listas provisionales de admisión estarán publicadas hasta el 4 de abril, periodo hasta el cual se pueden presentar alegaciones. Y ya el 20 de abril, a la vuelta de Semana, se publicarán las listas definitivas, ante las cuales se podrán recursos de alzada hasta el 22 de mayo. La vigencia de la lista de espera será hasta el 15 de septiembre.
"Deberían admitir a todas las familias"
El malestar se ha visibilizado ya de forma notoria frente a la ikastola Salbatore Mitxelena de arautz. El diario Hitza recogió el testimonio de uno de los padres que participó en la concentración del martes, Yoseba Peña: “Se nos hace muy violento que el Departamento de Educación nos diga bajo el cuidado de quién tenemos que dejar a nuestros hijos durante los próximos años y bajo qué línea pedagógica tendrá que hacer su trayectoria formativa”. En su opinión, “deberían admitir a todas las familias” que han solicitado la matriculación en el centro: “Yo no admitiría que una sola familia se quede fuera”.