Desde hace más de una década, vecinos y trabajadores de las empresas de la zona llevan pidiendo una alternativa segura para cruzar la GI-636 a la altura de la subida de Gaintxurizketa, en Lezo. Cada día, decenas de personas “se juegan la vida” esquivando los coches para llegar hasta las vías del Topo, del mismo modo que lo hacia la joven Joana de Almeida hasta que el pasado 5 de enero un automóvil la embistió provocando su muerte un día después. Ahora, estudiantes del instituto FP de Don Bosco en el que estudiaba se suman a las reivindicaciones y tratan de buscar soluciones “antes de que otra persona muera”.

Los estudiantes del grado superior de Movilidad Segura y Sostenible del centro errenteriarra quedaron “impactados” tras conocer la noticia del fallecimiento de la joven estudiante de 18 años. Aunque no compartían clase con ella –estudiaba el grado de Electrónica–, quisieron saber más sobre las circunstancias del accidente y descubrieron un paso “que es urgente acondicionar”. “Vimos el camino que tienen que hacer los vecinos del barrio para coger el transporte público y los peligros a los que se enfrentan. Estuvimos hablando con tres vecinos y nos dijeron que llevaban mucho tiempo reivindicando un paso seguro”, explican Leire Loidi y Eider Iragorri.

Aprovechando una visita institucional al centro de la diputada de Movilidad y Ordenación del Territorio, Rafaela Romero, estas dos estudiantes, junto a dos compañeros más, Ekaitz Caballero y Enrique Rodríguez, trasladaron a la Diputación la necesidad de crear un paso alternativo y su intención de aportar un informe que ayudase a ello. “Nos animó a que lo hiciéramos, así que nos pusimos a ello y empezamos a mirar las opciones”, cuentan las jóvenes, que llegaron a hablar con la hermana de la víctima, quien les dijo que algunas familias se habían mudado del barrio solo por el peligro de ese paso.

“No se puede ir al Topo o a la parada del autobús sin cruzar la carretera. Es una zona muy peligrosa y no les queda más remedio que pasar entre los vehículos. A mí ya me da miedo solo pasar en coche por la rotonda que va hacia Hondarribia”, cuenta Eider, al tiempo que recuerda que es un cruce que también evitan los ciclistas. “Ha habido más accidentes. Los vecinos y los trabajadores de las empresas de la zona llevan tiempo luchando por ello”, agrega su compañera.

Acceso actual a la estación del Topo de Gaintxurizketa. Iker Azurmendi

Trabajadores que usan el Topo

Analizando el punto conflictivo, los estudiantes de Don Bosco descubrieron que no solo los vecinos del barrio de Rekalde llevan años exigiendo un paso seguro, también los trabajadores de las empresas situadas en la zona. Es el caso de Salva Industrial, donde parte de cuyos empleados “se juegan la vida a diario” para poder acudir a sus puestos de trabajo

“Hace catorce años ya estuvimos reunidos con el Departamento de Carreteras y no se ha hecho nada. Con la tecnología que hay hoy en día es inexplicable. Poner una pasarela es muy sencillo”, señala Jon Legorburu, apuntando que un buen número de trabajadores de la empresa se trasladan a ella en Topo.

En este tiempo, comenta, siempre han recibido la misma respuesta por parte de los técnicos de la Diputación: no hay ninguna solución posible. Ante esta situación y hartos de que no se tomen medidas, se han sumado a los estudiantes de Don Bosco en la búsqueda de una alternativa real, al mismo tiempo que hacen un llamamiento a todos los vecinos y al resto de empresas de la zona a movilizarse. “Queremos que se unan los vecinos de la zona y el resto de trabajadores y que todos juntos hagamos una reivindicación. Hasta la muerte de la joven poco había pasado para lo que podía pasar”, asegura.

Tres alternativas

Los alumnos del grado superior y los trabajadores se reunirán este viernes en las instalaciones de la empresa con el objetivo de poner en común las posibles alternativas. “Ya hemos mantenido una conversación previa que nos ha hecho cambiar nuestra visión”, indican Leire y Eider, que comentan que, en estos momentos, valoran tres propuestas diferentes.

La primera de ellas es crear un paso de cebra con semáforos frente a la bajada del barrio y quitar los árboles que dan acceso a la estación de Euskotren en favor de un paso peatonal. No obstante, desde Salva aseguran que esta posibilidad no puede llevarse a cabo ya que, al ser una carretera nacional, un semáforo provocaría largas retenciones en un paso que ya es de por sí muy frecuentando.

La segunda opción es sustituir el carril destinado a velocidad lenta en dirección a Irun por un nuevo espacio destinado a los peatones. De este modo, habría un carril tanto de ida como de vuelta. Además, las estudiantes proponen trasladar la actual posición de la parada del autobús y llevarla junto al edificio de Muebles Rey, facilitando el tránsito por el nuevo carril peatonal.

La última de las opciones es acondicionar un sendero que finaliza en una de las viviendas del barrio y extenderlo hasta el citado edificio de Muebles Rey.

A la hora de elaborar el informe, los jóvenes cuentan con el asesoramiento de la jefa del departamento de Movilidad del centro formativo, Uxoa Aizpurua. “La experiencia es un grado y con esto estamos aprendiendo a través de un caso real”, comentan las alumnas, que esperan que se tomen las medidas “cuanto antes” para evitar una nueva desgracia.