Ainhoa y Ane, madre e hija guipuzcoanas, formaron parte, este pasado año, de uno de los grupos de Pausoz Pauso. “Nos lo propuso la pediatra porque mi hija tenía unos kilitos de más. Siempre trató el tema con mucho tacto, que es como hay que hacerlo porque con esas edades (entonces su hija tenía 12 años) es un tema delicado. Nos habló del programa Pausoz Pauso y mi hija decidió que sí quería hacerlo. Ya solo nos falta una última sesión en abril”, comenta Ainhoa.

Esta familia no creía tener “hábitos alimentarios malos”. “Por ejemplo, no comíamos mucha bollería ni refrescos, pero a veces no eres consciente de muchas cosas. Las nutricionistas te van dando pautas que igual tú desconocías y no estabas haciendo tan bien”. El programa te va llevando por otro camino en tu alimentación: “Las harinas blancas casi las hemos retirado, igual que el pan blanco. Ahora comemos arroz y pasta integral, y legumbres tres veces a la semana, algo en lo que no éramos muy serios. Comemos fruta todos los días para desplazar otros alimentos que no venían a cuento”, explica esta madre de familia, que reconoce que es un cambio “costoso, pero que merece la pena”.

Cree Ainhoa que “muchas veces falta información en estas cuestiones” y que uno de los puntos fuertes de Pausoz Pauso es “que dan muy bien la información, de una manera que la entiendes bien. Te indican cuántas tomas semanales de legumbre, frutos secos, verdura, fruta o proteínas son adecuadas y te hacen ver que es un cambio bueno”.

El cambio, una cuestión familiar

Los retos semanales no incluyen solo la alimentación: “Hay que apuntar las horas que pasas delante de una pantalla, el deporte que haces y hasta las horas que duermes. Todo es importante y mi hija se ha ido dando cuenta. También los padres, porque los cambios los hemos hecho en equipo. Por ejemplo, somos conscientes de que comíamos poca fruta o verdura”.

Ainhoa comenta que “el frutero ahora siempre está lleno en casa”: “Es algo en lo que también nos insisten. No puede ser que falten estos alimentos en casa y que digas a tu hija: Cómete unas galletas porque no hay fruta. Hay que comprar legumbres, verdura… y organizarte con el menú”. Esta familia guipuzcoana está “encantada” con el cambio que han dado en menos de un año: “Lo más importante es que mi hija está contenta y se siente realizada. Esto es paso a paso, como el nombre del programa, hasta coger el camino bueno en alimentación y hábitos. También se hace un buen trabajo de autoestima y confianza”.