La teoría dice que la escalada inflacionista obliga a palparse el bolsillo más que nunca, pero no hay más que darse una vuelta por el mercado para advertir que la teoría no se corresponde con la tozuda realidad. Los consumidores guipuzcoanos tienen ganas de celebraciones, y aunque muchos bolsillos no estén para demasiadas alegrías, "no se está reparando en gastos", según coinciden en señalar varios comerciantes consultados. Vuelve por Navidad la ceremonia consumista, y además con aparente normalidad, tras la visita inesperada de ómicron el año pasado.

El trajín de estos días es habitual, pero la liturgia del gasto hace ya algún tiempo que se ha instalado. “Están siendo semanas de auténtica locura en el mercado”, asegura Mikel Zabala, de la carnicería Joxean, en La Bretxa de Donostia. “La gente está comprando sin reparar en el precio. Vendemos veinte corderos diarios, y es además te piden también el solomillo más caro”, corrobora junto a Naroa Fernández, del mismo establecimiento, sorprendida por el comportamiento del gasto a pesar de la fuerte inflación que sufren los alimentos.

Nada menos que del 15,3% en noviembre, según el INE. Un escenario, sobre el papel, poco propicio para las alegrías entre las economías más modestas, algo que ha querido comprobar este periódico visitando mercados de dos municipios representativos de Gipuzkoa. Dos localidades con más de 20.000 habitantes y realidades sociales dispares: Donostia, con una renta anual por habitante de en torno a 17.703 euros; y Errenteria, con 12.550 euros.

Las desigualdades parecen diluirse estos días. Comerciantes de ambas localidades reconocen que en esta vuelta a la normalidad navideña no se perciben grandes diferencias en el comportamiento del gasto. “La gente no se está cortando nada”, asegura Sonia García, de la carnicería Mikel Elizegi de Errenteria. Noviembre ha sido un mes “muy bueno”, porque las familias “han sido muy previsoras”.

"La gente está comprando sin reparar en el precio. Vendemos veinte corderos diarios, y es además te piden el solomillo más caro”

Mikel Zabala - Carnicería Joxean, en La Bretxa de Donostia

Venta de cordero sin parar

Entrecot, chuletas y cordero. Sin parar. “Se ha comprado mucha carne para congelar. A todo el mundo le fastidia que hayan subido los precios, pero por encima de todo hay muchas ganas de juntarse y de celebrarlo”, confiesa la carnicera en un breve descanso, antes de seguir despachando el género, como lo hacían esta mañana hasta siete profesionales en este mismo establecimiento.

En ese momento, en torno a las 9.30 horas de este viernes, el mercado de Errenteria comenzaba a bullir de gente. Largas colas aguardando pacientemente también frente a las pescaderías. Ezequiel Guzman es el encargado del establecimiento Mailu eta Ritxar. “Estamos vendiendo calamares a punta pala”, reconoce este profesional.

"A todo el mundo le fastidia que hayan subido los precios, pero por encima de todo hay muchas ganas de juntarse y de celebrarlo"

Sonia García - Carnicería Mikel Elizegi. Errenteria

Desde noviembre se ha disparado el gasto, en previsión de que los precios escalaran aún más durante las fiestas navideñas. Pero en este juego de la oferta y la demanda no hay ciencias exactas que valgan, y más de una familia que hizo ya hace unas semanas la compra navideña, se ha llevado las manos a la cabeza. El precio de algunos productos no solo no ha subido, sino todo lo contrario. Es el caso del rape, que está más barato ahora -14,80 euros- que hace un mes, cuando llegó a costar 18 euros.

Marisco expueso este viernes por la mañana en el mercado de Errenteria. Iker Azurmendi

Otro tanto ocurre con el calamar, que se comercializa en este establecimiento a 15,80 euros, cuando hace un mes su precio era de 20 euros. El txipiron entero llegó a costar 16 euros, y este viernes se exhibía a 12,80 euros. “Algunos te dicen que por ser previsores han acabado pagando más, pero la realidad es que en todo esto influyen muchos factores”, confiesa el encargado. Al precio del combustible añade otras variables -como los temporales que han condicionado el éxito de las campañas pesqueras- que explican el porqué de esa oscilación de precios del marisco y el pescado.

Guzman es un hombre experimentado. De los que guarda celosamente en un cuaderno los pedidos de los clientes habituales. El pescatero se marcha por unos momentos a la oficina para regresar al cabo de un par de minutos con el bloc en su mano. “Los clientes repiten, y esto me permite hacer comparativas entre años. Hay quienes te dicen que no les importa pagar lo que sea, que por estas fechas no reparan en el gasto”, confiesa. En el cuaderno de Guzman se pueden ver encargos de clientes como Patxi -dos sapos y dos kilos de almejas-, Candela -un kilo de almejas y medio de langostinos- y Manu, con un pedido de cinco kilos de almejas.

Las almejas, por las nubes

Curiosamente, este molusco bivalvo es el alimento cuyo precio más ha subido. En concreto, un 19%, según un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que ha analizado la evolución del precio de 16 productos básicos en la cesta de la compra navideña un mes antes de las Navidades. El informe pone de manifiesto que, junto a las almejas, el jamón ibérico (+10%) y el besugo (+7%) conforman el podio de encarecimientos. Y le siguen muy de cerca los percebes, con un encarecimiento del 6%.

Otro de los clientes de Guzman ha hecho un pedido de 77 cigalas que le pueden salir por unos 200 euros. “Yo creo que la crisis actual no es como nos la están vendiendo, es un poco bluf, no es real”, señala Agustín, un vecino de Errenteria que acaba de hacer las compras y que abandona el centro comercial de Errenteria junto a su mujer. “Nosotros no hemos reducido el gasto en Navidades. Y ese mismo comportamiento se percibe a pie de calle”, indica el matrimonio.

"Nosotros no hemos reducido el gasto en Navidades. Y ese mismo comportamiento se percibe a pie de calle"

Agustín - Vecino de Errenteria

No ven que el clima de incertidumbre por el actual contexto de crisis global derivado de la covid-19, ni la guerra de Ucrania, hayan frenado el consumo. La pareja de Errenteria hace alusión al estudio que hizo público el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que recoge las intenciones de gasto de los consumidores y sus expectativas de futuro para la economía, su economía familiar y el empleo.

Casi el 60% de la población considera que la situación económica actual de sus hogares es peor que hace seis meses. “Pero lo curioso es que quieres ir a comer a algún restaurante, y está casi todo cogido. Las terrazas están hasta arriba, y en cada periodo festivo por vacaciones la gente se marcha afuera. Es evidente que hay gente que lo está pasando mal, pero esta crisis, al menos por el momento, está un inflada. No vemos que se corresponda con el día a día”, sostiene esta familia.

A unos metros de este matrimonio, Luisa, una vecina de Errenteria de 73 años, es de las personas que se lo está pensando dos veces estos días antes de tirar de cartera. Su marido es un autónomo jubilado. Ella tiene una mínima pensión. Van tirando de ahorrillos. “Tengo todavía la costumbre de traducir los precios a pesetas, y es para llevarte las manos a la cabeza. Nosotros, por ejemplo, vamos de bares menos que antes”, expone a modo de ejemplo, sorprendida por el incremento de precios de alimentos de primera necesidad. Cada vez que se desplaza a Hendaia a visitar a su hija aprovecha para comprar yogures en el Lidl. “En casa económicamente estamos más o menos bien, pero porque actuamos con cabeza y miramos las cosas”, puntualiza, convencida de que estos días no es precisamente oro todo lo que reluce.