donostia - Han pasado cinco años desde aquel fatídico 1 de enero de 2014, cuando una bengala hizo arder los sueños de 42 familias pasaitarras. Cinco años en los que los residentes de los números 5 y 7 de Euskadi Etorbidea, en Trintxerpe, han luchado contra todo tipo de obstáculos que llegaron a poner en seria duda la reconstrucción de sus viviendas. Ahora, un lustro después, los afectados comienzan a ver luz al final de este oscuro túnel, aunque la alegría es todavía contenida y la prudencia sigue ganándole el terreno. Este lunes se firmará el acta de replanteo, lo que supone el último trámite antes de comenzar las obras, que debería ocurrir de forma inminente. “Tenemos ganas, pero estamos incrédulos. No hay emoción. Han sido muchas fechas, muchas trabas y muchas piedras. Las hemos sorteado todas, pero ahora sentimos incredulidad. Hemos tenido mucha mala suerte, nunca nos ha salido nada bien a la primera y ahora somos más precavidos”, reconoce a este periódico Gurutze Zabalo, una de las portavoces de los vecinos, que expresa el sentir mayoritario de los afectados. “En principio no va a haber ningún problema. Se firmará el acta de replanteo, lo que significa que el Ayuntamiento da el OK para empezar a construir”, explica.

A partir de ahí, será cuestión de semanas que comiencen las obras, unos trabajos que se demorarán durante 18 meses, un plazo que los vecinos confían en que no se retrase. “En principio no debería haber problemas. El solar es el mismo, tiene la misma medida. El proyecto está aprobado -lo firma el arquitecto Rai Mendiburu y tendrá dos alturas más que el original, lo que supone diez viviendas más, y hará que el edificio esté a la altura de los demás de esa calle-. En principio la constructora tiene 18 meses de plazo y no creemos que vaya a haber retrasos porque no es una obra compleja. Se va a construir sobre algo que ya está, no va a haber problemas de terreno, de cimentación... Por lo que entendemos que en 18 meses se nos podrá conceder el permiso de habitabilidad”, expone Zabalo, quien prosigue: “Ahora realmente vemos que todo el mundo quiere empezar, porque hay mucho dinero en juego. La constructora, si en vez de 18 meses tarda 17 y medio, mejor para ella; al Ayuntamiento ya se le han abonado las tasas; al arquitecto cuando antes se empiece la obra antes cobrará... Ahora sí tenemos la sensación de que todos remamos en la misma dirección”.

siete años de espera solitaria Así, si todo va según lo previsto, los vecinos podrán volver a su casa siete años después del fatídico incendio, un tiempo “demasiado largo” para algunos, que ya han tirado la toalla. “Hay gente, al menos dos personas, que se ha reubicado en otro lado y que ya no van a volver”, reconoce Zabalo, quien reflexiona: “Tu vida cambia mucho. No son cinco años, son siete, porque entre los 18 meses de obras, el permiso de habitabilidad y montar los pisos... No puedes estar siete años esperando a que te construyan tu casa, hemos tenido que tirar para adelante y hacer nuestra vida”. “Yo, por ejemplo, me he ido a Hernani a vivir, pero al principio volvía a Trintxerpe a hacer la compra. Pero poco a poco te vas haciendo a tu nueva situación”, agrega.

Además, lamentan que durante todo este tiempo se han sentido solos. “Es verdad que al principio la gente se volcó con nosotros, fue impresionante, pero luego hemos sentido mucha falta de empatía. Ha habido un montón de inconvenientes desde el propio Ayuntamiento hasta la constructora... Ha sido todo muy complejo. Entiendo que los trámites en la Administración no van al mismo ritmo, pero se ha tardado mucho y ya son cinco años. Hemos tenido muy mala suerte”, asevera.

“Hemos sufrido mucho. Algunos han perdido los recuerdos de toda una vida, las fotografías.... Económicamente también ha sido muy complicado. La gente ha tenido que seguir pagando los alquileres y las hipotecas cuando no tenía un piso”, señala.

Por ello, esperan que realmente la meta esté cerca, aunque esperarán a celebrar cuando toda la pesadilla haya terminado. “Tenemos ganas, pero hasta que no lo veamos no lo creeremos”, sentencia.

2014

1 de enero. Apenas habían pasado unos minutos del nuevo año cuando una bengala impactó contra el tejado del edificio, de estructura de madera, que ardió casi de forma inmediata. Los daños fueron tan importantes que fue necesario derribarlo.

42

Vecinos. Son las familias que residían en el edificio afectado cuando ardió. Ahora, con su reconstrucción, el edificio ganará dos plantas, lo que supondrá diez nuevas viviendas, además de cinco locales comerciales, que ya existían. El proyecto constructivo lo firma el arquitecto Rai Mendiburu.