Lleida - El escritor colombiano Francisco Montaña asegura que su última novela No comas renacuajos, en la que, tras conocer una historia real, retrata la dura realidad de la pobreza y el desamparo infantil, "se convirtió en una obsesión para mí" y le inspiró "la historia de amor más bella que nunca había contado hasta ahora durante su trayectoria de escritor".

"Esta historia me encontró a mí, yo no la buscaba, pero al conocerla me pareció tan terrible que mi mente no podía pensar en otra cosa que en escribirla", confiesa el autor en una entrevista a Efe con motivo de su visita a Lleida para presentarla, tras ser publicada por Editorial Milenio.

El autor indica que todo empezó con una visita que hizo a un colegio de Bogotá (Colombia), donde se encontró con un niño que, al verle, le apuntó con una pistola imaginaria y no cesó en su afán por disparar hasta que Montaña hizo ver que caía abatido por su invisible bala.

Una vez acabado ese juego de comunicación no oral, Montaña preguntó a la profesora quién era ese niño que, sin duda, le marcaría la vida para siempre.

El niño resultó ser el menor de cinco hermanos que se quedaron huérfanos y a cargo del hermano mayor por un tiempo. Tras pasar muchas penurias, el hermano mayor consiguió una pistola con la que mató a tres de sus hermanos y a él mismo, mientras el más pequeño logró sobrevivir.

A partir de entonces, el escritor Francisco Montaña entró en un bucle en el que hasta soñaba con cómo escribir la obra con la terrible historia de fondo, y en la que decidió introducir una "medicina" contra todos los males: el amor.

Así, Nina, una niña protagonista de la novela, que coincide con el pequeño huérfano en un centro de adopción, hace todo lo posible por enamorarlo, lo que ha llevado a Montaña a escribir "la historia de amor más bella que nunca he logrado contar".

Y lo ha hecho, explica Montaña, con términos cinematográficos que hacen que el lector se apasione por el personaje y no quiera dejar de leer, y con una especie de "experimento" literario y narrativo que hacen todavía más especial la obra.

El escritor, que estudió guion de cine en Moscú y es profesor de cine y televisión, pretende que el lector se regodee en el lenguaje y en la estructura narrativa "milimétricamente" pensada.

"Quiero que la gente se conmueva con los personajes", concluye. Llegar hasta la publicación de No comas renacuajos no ha sido fácil para el escritor colombiano, quien explicó a Efe que, primero, sentía la necesidad de pedir permiso a aquel niño del colegio de Bogotá.

En uno de sus intentos de estar en paz con su conciencia, Montaña se desplazó de nuevo hasta el colegio donde le conoció para pedirle su aprobación.

No obstante, la profesora ya no recordaba la historia y el autor nunca más volvió a ver al pequeño que le inspiró en una de las obras más importantes y trascendentes de su vida. - Efe