donostia - La Diputación ha concedido el premio Abbadia 2017 al miembro de Euskaltzaindia y lingüista Ibon Sarasola, uno de los nombres claves para la unificación del euskera hace 50 años.
“Es un honor porque el premio ya lo conocía, y eso da especial ilusión”, comentó ayer el donostiarra para este periódico. “Miro la lista de ganadores de otros años y me veo muy bien acompañado”, bromeó el lingüista de un galardón que en los últimos años han recibido, entre otros, Imanol Urbieta, Juanba Berasategi o Dionisio Amundarain.
El jurado ha valorado la contribución de Sarasola al euskera batua hasta convertirlo en una “herramienta eficaz” para expandir su lengua. “Ha hecho una contribución notable al euskera, especialmente a la elaboración de diccionarios y la lexicografía, pero también a otros muchos ámbitos”, destacó el jurado.
El propio Sarasola aseguró que desconocía la causa real por la que se han decantado por él, pero se mostró muy orgulloso de ello. “Es un espaldarazo a seguir trabajando más”, añadió.
No obstante, para Sarasola obtener este premio supone “un lío”. “No tengo ni idea de que hablar en el discurso de agradecimiento. No quiero aburrir a la gente, pero tampoco puedo estar solo tres minutos”, afirmó entre risas. El lingüista recibirá el galardón el próximo 1 de diciembre, de cara al Día Internacional del Euskera (3 de diciembre), en la Diputación. “Probablemente acabe hablando de ingeniería, que en el fondo es lo que soy y lo que estudié”, añadió.
nombre clave en el euskera batua Miembro de Euskaltzaindia desde 1988, Sarasola es catedrático de Filología Vasca en la Facultad de Letras de la UPV/EHU y estuvo presente hace casi 50 años en el Congreso de Arantzazu en el que se instauraron las bases del euskera batua.
“Es bonito que coincida (con la citada efemérides), porque lo que se hizo en aquel momento fue algo muy importante y que no todo el mundo lo consigue”, explicó el donostiarra, añadiendo que el Abbadia 2017 sirve también para recordar a todas aquellas personas que participaron en ese momento trascendental para la lengua vasca. A este respecto, Sarasola aseguró que fue una época con “muchas voces” y “mucha competitividad”, pero que se consiguió superar porque el euskera “necesitaba unificarse para continuar creciendo”.
Asimismo, el lingüista cree que los dialectos sirven para relacionarse con los amigos y la familia, pero no para traspasar provincias. “Hay gente que dice que el batua es muy distante, pero no es así. No me parece que sea peligroso que haya gente que prefiera hablar en su dialecto, porque no creo que haya tanta gente”, afirmó.
Por último, Sarasola explicó que tras coordinar entre 1998 y 2000 la colección Klasikoak, está inmerso en un nuevo diccionario que recoge el vocabulario creado entre el 2000 y el 2015. “Se ha escrito casi tanto en estos años que en el resto de la historia vasca”, aseguró.
“Siempre digo que ser lingüista es ser en el fondo ingeniero. Si no, no sé como se podría ordenar y estructurar 25 millones de frases que tengo para el diccionario”, concluyó.