donostia
Solo falta la orquesta del Titanic. "Esto se hunde, se va a pique", dice una persona que compara el fúnebre destino del fastuoso transatlántico con la árida y dura realidad por la que atraviesan los libros de cuentas de las Organizaciones No Gubernamentales, extraordinariamente azotadas por la crisis económica, un iceberg que golpea con la virulencia de un despiadado peso pesado. El Mike Tyson de los recortes se está cebando con las ONG, que están viendo esquilmada su capacidad de acción y ayuda a los más necesitados por la vía de agua que anega sus finanzas, seriamente dañadas. "Esto es una especie de tsunami", explica Bernardo García Izquierdo, director de Anesvad, sobre el desafío extremo que se le presenta al sector debido al impacto inmisericorde de la crisis económica. Destacan entre ellas, el grupo de organizaciones que dependen mayoritariamente de subvenciones públicas, en clara retirada. "La caída de la ayuda institucional ha sido radical", refleja Bernando Izquierdo. La amputación recaudatoria también llega desde el ámbito privado, aunque ésta es más suave que la de la financiación pública, expresa Mary Tere Guzmán, responsable de acción política de Alboan, otra ONG de fuerte arraigo en Euskadi, territorio que se mantiene como la "aldea gala" de un sector amenazado por el leviatán de la crisis. "Con la actual situación económica, con paro, recortes y crisis, particulares y empresas también han rebajado sus aportaciones", analiza el director de Anesvad, una ONG nacida en Bizkaia y que centra su actividad en programas para la protección de salud de los más desprotegidos.
"Cuando peor se está es cuando hay que ser más solidario", enfatiza Bernardo García, consciente de que el panorama es desolador, de tintes apocalípticos. "En 2013 estamos respirando a duras penas, pero 2014 será peor", describe Mary Tere Guzmán. "Pero no debemos olvidar que a las personas que se ayuda están peor que nosotros. Tenemos que continuar apoyándoles", subraya el director de Anesvad sobre un situación muy compleja y de difícil solución. "No es ético el debate de enfrentar unos pobres con otros pobres; los del norte con los del sur. Ese es el discurso irresponsable que se lanza desde la política", advierte Mary Tere Guzmán. Se estima que el recorte de los fondos destinados para la cooperación internacional han sufrido una caída que ronda el 70% a nivel estatal. Un desastre para el grueso de la cooperación. La partida presupuestaria destinada por el Gobierno español al Ministerio de Asuntos Exteriores, la plataforma que filtra las subvenciones a través de la Agencia Española para la Cooperación, está en los huesos y las previsiones de un posible remonte son un imposible. El desplome es generalizado. Imposible esquivarlo.
quimera En Euskadi, donde el oscuro perfil de la crisis económica ha llegado más tarde, se mantiene el tipo a duras penas, pero de cara al porvenir se espera un horizonte de podadoras afiladas antes las necesidades perentorias de los ciudadanos de la CAV. Alcanzar la famosa cifra del 0,7% (la cantidad del PIB destinado para la cooperación), un reto en los años de bonanza, es ahora una quimera por el deterioro de las arcas públicas, el sustento de muchísimas organizaciones. "Las que peor lo están pasando por su dependencia de la inversión pública", destacan las fuentes consultadas. "Se debe esperar al nuevo Gobierno Vasco. Hasta ahora, el gobierno y las diputaciones han funcionado bien. Se han reducido ayudas, pero no de manera tan drástica como ha ocurrido con el Gobierno central o con algunas autonomías, donde la ayuda ha desaparecido", explican desde Alboan.
"De esta crisis serán muy pocas las ONG que vayan a salir adelante", afirma una de las fuentes consultadas por este periódico sobre un sector que reconoce "sobredimensionado" y en el que sobrevivirán las organizaciones más fuertes y que muestren mayor capacidad de adaptación en un paisaje hostil durante los próximos años. Puro Darwinismo. "De momento, este año desaparecerán el 30% de las ONG. Las que se subvencionan únicamente de dinero público están condenadas", certifican desde Alboan. "En las altas esferas se habla de que no pasarán de ser una veintena las ONG dedicadas a la cooperación internacional las que se salven de la quema cuando acabe la crisis, a la que todavía no se aprecia el final", consideran los expertos que analizan el proceso. "Esto todavía va para largo. Aún quedan años muy duros". Para Bernando García, de Anesvad, el sector funcionaba como "una respuesta a las necesidades de las personas" y ese es el drama al que se enfrenta, que difícilmente se pueda mantener el volumen de ayudas que antes se disponían. Encogidas muchas partidas presupuestarias, adeudadas otras por las administraciones, los proyectos de cooperación -"algunos están en el aire y otros paralizados por la falta de financiación", apuntan desde Alboan- en los países más golpeados por la pobreza se tambalean por falta de financiación. "No se trata solo de una crisis de escasez de dinero, no todo se reduce a eso, también se debe repensar si las cosas se han hecho bien", advierte Bernardo García.
Lo más acuciante, con todo, es que el flujo de financiación, tanto el público como el privado, que sostenía la cooperación, ha perdido caudal y apenas gotea. Los ERE y los recortes también se han establecido en las ONG, que no son ajenas al frío gélido de la crisis. "Se han tenido que rebajar los sueldos y ha habido despidos para adecuarse a la realidad", explica Mary Tere Guzmán sobre el sector. De hecho, son varias las organizaciones que han tenido que despedir a trabajadores, las hay que han decidido fusionarse, compartir gastos, aprovechar sinergías etc. En el sector, que trata de no caer en el desánimo, se buscan fórmulas para subsistir y poder seguir lanzando salvavidas hacia los más desfavorecidos, los primeros que sufren las penurias. Unas estrecheces que han conquistado la economía de las distintas organizaciones dedicadas a la cooperación. "Igual que ha ocurrido con las cajas de ahorro, entre las ONG se dará el proceso de fusiones. La unión hace la fuerza", apuntaba Juan Luis Pavón, coordinador del Centro Olavide de Carmona en una seminario que fotografiaba el escenario al que se enfrentan las asociaciones y las ONG.
¿Demasiadas organizaciones? La excesiva fragmentación asociativa en el Estado español, donde se cuentan a miles las organizaciones de distinta índole, se corregirá, si alguien se sostiene sobre el damero, después de la devastadora tormenta que está agrietando el tejido cooperativo. "La crisis, con todo lo que supone, también puede verse como una oportunidad para mejorar", desgrana Bernardo García cuando alza la mirada sobre el horizonte. Probablemente, el modelo a imitar sea el que se desarrolla en varios países de Europa, donde el tejido asociativo es más compacto, más tupido, con menos rejillas. Menos organismos pero más musculosos y donde se comparten más proyectos. "Hay menos asociaciones y organizaciones pero son más fuertes. Aquí todo resulta más disperso. Es necesario orientar adecuadamente los esfuerzos y las ayudas. Será vital en el futuro", reconocen los observadores del proceso de cambio que vive el sector, obligado a alterar el rumbo, a cambiar incluso las cartas de navegación.
Esa metamorfosis, ese tránsito por el Sáhara, se presenta como un hercúleo desafío para la red de organizaciones y asociaciones, cuyo cordaje ha sostenido cientos de proyectos de solidaridad durante los últimos 30 años. "Esto necesita un cambio radical. Se debe repensar, ser audaces e imaginativos", explica Bernardo García. Con la desasosegante instantánea de la actualidad y la no menos zozobrante imagen que planea en los años venideros, se impone una refundación, un giro copernicano, en un sector donde la presencia de las fundaciones, cobijadas en grandes empresas, que obtienen imagen de marca, reputación y un beneficio fiscal, son también parte de la competencia. "En este, como en cualquier otro sector económico, también existe la competencia por captar fondos para llevar adelante la actividad y poner en marcha proyectos", dicen los que conocen las interioridades del asociacionismo. Eso implica una especie de sálvese quién pueda. "Si hay menos que repartir el asunto se complica para todos los agentes que forman parte del sector, por eso se intentan buscar fórmulas alternativas". Las organizaciones estatales están intentando captar financiación en Europa (Bruselas) porque "España ya no es atractivo", sugieren las fuentes consultadas. Por eso las ONG tratan de acceder a ayudas de la Comisión Europea.
obtener nuevos fondos La tormenta de ideas para la captación de más fondos es incesante en el laboratorio de las organizaciones, pero el primer paso, subrayan, "pasa por fidelizar a las personas que ya colaboran. Esa es la base para mantenerse en estos tiempos". Sostener las donaciones de los colaboradores, aunque su aportación sea menor a la espera de tiempos mejores, es el punto de partida hacia la captación de más ingresos, sobre todo en el ámbito privado, el que más potencial tiene según los analistas consultados. "Visto como está lo público, es en la esfera privada donde todavía se puede crecer". Ahí entrarían en juego las grandes fortunas, los mecenas, los legados y las herencias. La donación de Amancio Ortega, propietario de Zara, de 20 millones a Cáritas es el ejemplo. "Convencer a las personas o empresas con gran potencial económico a que se impliquen en los proyectos sería un fuerte impulso, pero es complicado", anuncian estas fuentes, que reivindican el modelo anglosajón, donde están más presentes estos comportamientos mediante fundaciones, benefactores y mecenas. También resultan muy atractivos los réditos que se obtienen de las cenas benéficas, un recurso de escaso recorrido por estos lares. "Estamos muy alejados de ese modelo de captación del mundo anglosajón. Se estima que solo el 10% de las personas dona dinero a los organizaciones. Y las grandes donaciones son excepcionales", enmarca Mary Tere Guzmán desde Alboan.
"Sobre la implicación de grandes fortunas, un claro ejemplo es la fundación de Bill y Melinda Gates, propietarios de Microsoft, que donan muchos millones para los más desfavorecidos". La participación de agentes tan poderosos genera, sin embargo, otro encendido debate para algunos analistas del mundo de las ONG. "¿Es lícito y resulta beneficioso optar al dinero de alguien que para conseguirlo, tal vez, se haya aprovechado de situaciones que se tratan de combatir desde el frente de las organizaciones y asociaciones?". El dilema de la coherencia también subyace cuando se convoca la captación de un capital de dudosa procedencia "¿Dónde está el código ético (la Responsabilidad Social Corporativa) de los capitales que llegan de ciertas empresas? Un elemento que deberían vigilar las captaciones de la ONG", concluyen las fuentes consultadas. Es otro de los acertijos a los que se enfrentan las ONG, en la encrucijada, con el dedo sobre el botón de SOS.