Donostia. El presupuesto de su departamento se ha reducido un 24,13%. ¿Cómo lleva la crisis?
Queriendo compensar la falta de dinero, y compensando la falta de dinero marcando prioridades y haciendo los proyectos más imaginativos. Pero considerando que lo sustancial lo mantenemos y que la crisis nos afecta a todos, y todo el mundo es comprensivo.
Su departamento es el que más ha bajado, Cultura y Euskera. Siempre ha sido así.
Que siempre haya sido así no lo considero como un elemento previamente establecido. Creo que en las situaciones de crisis como la actual la institución tiene que marcar unas prioridades para salir antes de la misma, y hay que marcar un soporte a las entidades que más economía producen. En este caso, son las empresas. Y luego, la situación de crisis también afecta a las personas que menos acceso tienen al trabajo. Y ahí entramos en el mundo de los servicios sociales, que es otra de las prioridades. Y una vez que la institución, y yo como parte de ella, apoya esos principios, las consecuencias las tenemos que asumir.
¿La cultura o el euskera no se puede apuntar a ese carro de ser empresa y crear riqueza?
Efectivamente, y lo hace. El euskera tiene un valor significativo en el aspecto económico y en el de servicios, sobre todo en el área de servicios. También es creativa y produce, no cabe duda. Pero cuando cada uno de nosotros miramos nuestra economía familiar y a qué elementos vamos a destinar nuestro dinero, también marcamos prioridades. Y aquí pasa lo mismo, pero desde una visión más amplia.
A pesar de la situación económica, las ayudas que concede la Diputación también se han adelantado respondiendo a la inquietud de los agentes sociales que reciben las ayudas.
Somos conscientes de que las entidades que tienen un soporte importante en las ayudas institucionales tienen una necesidad importante de clarificar su situación, porque tienen que tomar las medidas que en esta situación nos apremian a todos. Por lo tanto, hemos procurado poner los objetivos claros para que no haya dispersión en actividades y luego tener agilidad en la concesión de esas ayudas.
Las ayudas económicas dependen de las dos instituciones, Diputación y Gobierno Vasco. Por mucho que el ente foral se dé prisa, parece que el Gobierno Vasco va más lento. ¿Están preocupados?
Me imagino que sí y somos conscientes de ello porque tenemos muy buena y fluida relación con las entidades, y una de las mayores preocupaciones es ésa. Pero de lo que haga el Gobierno Vasco habrá que pedirle cuentas al propio Gobierno Vasco.
Se acaban de reunir con los técnicos de euskera, en las jornadas Udaltop, con los que trabajan más a pie de calle. ¿Cómo los han encontrado? ¿Qué ambiente se palpa?
Se palpa inquietud, pero también ilusión por el trabajo. Yo creo que en las segundas jornadas de este año se ha ido profundizado en las líneas que se marcaron en las primeras. Precisamente, se trataba de colaborar y pasar información de unas personas a otras, porque todas al final se encuentran poco más o menos con las mismas situaciones y se trata también de sacarle el máximo rendimiento posible al trabajo que todos realizan. De todos modos, en el primer encuentro había una inquietud en torno al euskera: la transmisión familiar y, a partir de las conclusiones que allí se sacaron, se han ido recogiendo también en nuestras ayudas y las actividades que cada uno de ellos realizan. En la segunda jornada el eje principal ha sido cómo motivar a los jóvenes para que aquello que saben, que ya es el euskera, lo utilicen. Ha habido una transmisión de experiencias e inquietudes que se van a plasmar en los programas que se hagan de cara al año 2011 en cada una de las instituciones, de manera coordinada, con un objetivo claro, sacando un máximo rendimiento no sólo a los recursos económicos, sino al conocimiento.
Se habla de los adolescentes. Parece un poco difícil que las instituciones puedan influir en el uso del euskera entre ellos. ¿Cómo se puede entrar en ese mundo?
Aunque la distancia entre jóvenes y las instituciones, teóricamente, y en la práctica también muchas veces, es una distancia significativa, no cabe duda de que las instituciones conocemos los hábitos de los jóvenes y tenemos que incidir en ellos. No se hace con una relación directa con esos jóvenes, por lo menos no por parte de la Diputación, sino aprovechando intermediarios, técnicas y métodos. Y todos sabemos que los jóvenes dan muchísima importancia al ocio, bien por medio del deporte o mediante las nuevas tecnologías. Y por eso tenemos que estar ahí. Hace bastantes años que tenemos el programa de Kirola Euskaraz, para que todos los monitores y los que están en la formación y la tutela del deporte utilicen el euskera. Esta jornada también ha tenido esa intención de ver en qué áreas de ocio de los jóvenes ha de tener presencia el euskera para que la lengua sea utilizada y los jóvenes se motiven para que luego la utilicen. Y ahí, el área más significativa son los contenidos de Internet.
Utilizar un idioma u otro es una decisión muy personal. ¿Cómo se incide en la conciencia, la voluntad, las ganas... con las herramientas de las instituciones?
Creo que lo más importante es la percepción que se tiene de la lengua. Hicimos un estudio donde la percepción que tienen de la lengua los jóvenes es que es una lengua útil y que es una lengua que facilita.
No es poco.
No. Es mucho. De ahí que nuestro ánimo se eleva cuando vemos eso. Pero luego, en la práctica, vemos mucho déficit y ahí queremos incidir, en el ocio, para que vivan el ocio y los sentimientos en euskera.
Lo viven en euskera, pero luego van a la Administración y parece que va a ser cada vez más difícil que les atiendan en lengua vasca.
No, en la Administración, y yo puedo hablar de la Diputación, los programas que tenemos para que los trabajadores de la Diputación conozcan y utilicen el euskera van en auge y el uso del euskera es cada vez mayor en la institución. Además, trabajamos de una manera muy especial en aquellos puestos en los que tienen contacto directo con la población. Hay camino que hacer, no cabe duda, pero vamos por muy buen camino, al menos en la Diputación Foral de Gipuzkoa.
Pero el Parlamento Vasco acaba de decir que tampoco hay que pasarse a la hora de pedir euskera. Hablamos de dos instituciones que parece que no siguen la misma dirección.
Creo, efectivamente, que el cambio de Gobierno ha traído una permisividad mayor hacia el alcance en el uso y ahí nosotros somos críticos. En el Gobierno Vasco había una línea de trabajo que ha dado buenos resultados, y relajarse en este momento considero que es la aplicación de una política con la que en absoluto estoy de acuerdo. Otra cosa es que en los ritmos tengamos que ir adecuándonos, pero en las exigencias tenemos que ser firmes y, al menos en la Diputación Foral de Gipuzkoa, así estamos y tenemos una buenísima respuesta por la inmensa mayoría de los trabajadores. Otro de los elementos que en mi opinión también permite y hace que la percepción hacia el euskera mejore es el tema del liderazgo. Si las personas que consideramos líderes en cualquiera de los ámbitos, deporte, música, partidos políticos... utilizan el euskera, son también un elemento de referencia para que la percepción que tenga el ciudadano también sea favorable. En ese sentido, estamos trabajando para que el liderazgo en el euskera también se plasme.
El lehendakari acaba de decir que en la Margen Izquierda "nunca" se ha utilizado el euskera. No asiste a las clases de euskera y se ríe de eso. Está transmitiendo una imagen.
Efectivamente, está transmitiendo una imagen que a la larga tendrá sus consecuencias y que las tendrá que asumir él, pero es la sociedad la que le va a valorar esos comentarios y esas actitudes. No podemos negar que en la CAV, y en Euskal Herria en general, hay áreas en las que se habla más el euskera que en otras, y la Margen Izquierda no es la más euskaldun. Pero eso no quiere decir que no sea la lengua de todos los vascos. Otra cosa es el aprecio que le tengan, el uso que le hagan y el comportamiento que tengan los líderes de esos espacios. Alguien les evaluará en su momento.
¿Cree que su actitud hacia el euskera le pasará factura al lehendakari?
Creo que todas las actitudes que tenemos los líderes, hablamos de políticos, la sociedad las ve y las evalúa. Habrá gente a la que le duela oír eso de boca del lehendakari y tendrá una reacción. Habrá gente a la que le pase eso sin pena ni gloria y habrá gente que le aplauda. A mí me duele y considero que, como a mí, a muchísimos euskaldunes les dolerá eso y en su momento reaccionarán de una forma u otra.
¿No tiene miedo de que esa actitud vaya calando, se vaya asumiendo el mensaje o la actitud de la sociedad vaya cambiando?
Miedo ninguno. Creo que en el mundo euskaldun la reacción puede ser de más compromiso hacia la lengua vasca. Al menos eso es lo que a mí me gustaría.
¿Cómo van las relaciones con el Gobierno Vasco?
Dentro del ámbito de política lingüística diría que hay un parón significativo. Llevamos más de un año con este nuevo Gobierno y hay foros que se reunían con asiduidad y que trabajábamos de forma coordinada que todavía no se han reunido. Creo que son por todos conocidos y significativos los cambios que ha habido y creo que son un reflejo claro de una desorientación. Había una línea dinámica y efectiva y en este momento no existe. Esos foros de encuentro están inactivos.
¿Continuarán esos foros de encuentro en el seno del Gobierno Vasco?
Nos dicen que sí. La nueva viceconsejera, precisamente en el encuentro que tuvimos en Udaltop, así nos lo manifestó, pero la realidad es que no tenemos ninguna convocatoria.
El Gobierno Vasco, en política lingüística, tenía un plan estratégico y las líneas estaban bastante establecidas. ¿Se sigue en esa línea, simplemente va todo más lento o hay una ruptura?
Yo considero que una ruptura clara y manifestada no puede existir, porque somos instituciones que tenemos unas obligaciones que cumplir y manifestarlo así con semejante claridad... no. Lo que pasa es que yo me atengo a los hechos y son los que son. Y en este momento al menos, la realidad es que no hemos tenido convocatorias, aunque la viceconsejera nos ha dicho que en breve se van a iniciar. Esperemos que se haga.
Eso, unido a las declaraciones institucionales en Educación, a la del Parlamento Vasco en relación a bajar la puntuación del euskera en las oposiciones...
Deja claramente manifiesta cuál es la política de este Gobierno. Deja muy claro que el euskera no es una de sus prioridades. Pero esperemos que la sociedad responda y que nosotros sigamos adelante en nuestras líneas de trabajo demostrando lo que somos y demostrando que amamos el euskera, que es patrimonio de todos. Hay que arrimar el hombro y trabajar con más ahínco. Sin embargo, en el Senado se acaba de aprobar el uso del euskera y de las otras lenguas también.
Llevamos una temporada en la que las instituciones se encargan de la política lingüística, de organizar de alguna manera el euskera, las publicaciones, las subvenciones... ¿Puede que ahora vuelva, otra vez, otra forma de funcionar no tan dependiente de las instituciones?
Yo, que ya tengo una edad, he vivido la época del franquismo y hemos mantenido el euskera. En aquella época se pusieron en marcha las ikastolas, asociaciones... por lo tanto, tengo mucha confianza en la sociedad. Tengo mucha confianza en que en este pueblo tenemos una manera de entender la vida en la que el auzolan, el trabajo en común, siempre ha tenido mucha importancia y hemos hecho frente a situaciones muy críticas. Por lo tanto, considero que en esta situación en la que se ve, no una hecatombe, sino un relajamiento y un parón, la sociedad va a saber responder. Y yo la sociedad con la que más cercana estoy es con la guipuzcoana, y creo que efectivamente esa dinámica, la del pueblo guipuzcoano, está muy en marcha y no tengo miedo. Otra cosa es que haya mayores dificultades y se tenga que hacer mayor esfuerzo. Miedo no tengo, confío plenamente en la sociedad.