Con la psicosis de la pandemia del covid muy presente, las comparaciones con el monkeypox son inevitables, aunque la situación no sea equiparable. Ambas son enfermedades infecciosas de origen vírico, aunque causadas por dos virus completamente diferentes, con comportamientos distintos. “El virus de la viruela del mono no es un virus respiratorio con muy alta transmisibilidad, como en el caso del SARS-CoV-2”, señalan los expertos. Se transmite con contacto estrecho y prolongado en el tiempo con una persona infectada, de ahí que se hayan identificado dos situaciones más claras de contagio: entre convivientes y entre parejas sexuales”.

La monitorización por parte de la OMS, junto con la colaboración de los organismos de salud pública, es clave para frenar esta enfermedad infecciosa, de la que somos uno de los países más afectados a nivel mundial.

Las medidas de contención son necesarias para los más vulnerables como niños, embarazadas, o personas con inmunosupresión que se encuentran entre los grupos de riesgo. Las medidas de contención son necesarias para estos grupos, y la OMS pide actuar con responsabilidad siguiendo las recomendaciones. Así pues, “las personas que han sido informadas de ser contacto estrecho deben actuar siguiendo los consejos de su centro de salud y puede ser necesario un autoconfinamiento, evitar el contacto con otras personas y controlar los síntomas durante 21 días según cada caso (porque es el periodo máximo de incubación de la enfermedad)”.

Para combatirla, se dispone de una vacuna atenuada de tercera generación (más novedosa y segura) que sirve tanto para la viruela (que está erradicada en la actualidad), como para la viruela símica”.