En el corazón del parque natural de Aralar se encuentra una amplia muestra de la vida prehistórica que nuestros antepasados dejaron en forma de grandes conjuntos de piedras, lo que ha provocado que muchas de las leyendas y mitos de la cultura vasca tengan su origen en esta sierra que comparten Gipuzkoa y Navarra.

No fue hasta 1879 cuando fue descubierto el primer dolmen en Gipuzkoa, el conocido como dolmen de jentilarri, y fue precisamente en Aralar donde fue localizado. A partir de ese momento, las prospecciones megalíticas llevadas a cabo arrojaron un resultado sorprendente: hay al menos 80 megalitos catalogados en la estación de Aralar, de los cuales 30 están enclavados en territorio guipuzcoano, mientras los 50 restantes se localizan en Navarra. Así, la zona ha sido declarada como Bien Cultural Calificado, con la categoría de conjunto Monumental.

La gran mayoría de estos elementos se encuentran en la zona occidental de la sierra, en terrenos pertenecientes a los municipios de Zaldibia, Amezketa, Abaltzisketa, Lazkao y Ataun. Se trata de un área con diversos itinerarios montañeros debidamente balizados (el parketxe de Lizarrusti ofrece información detallada de las diversas opciones existentes) que permiten conocer algunas de estas joyas prehistóricas.

El dolmen de jentilarri fue el primero en descubrirse en 1879, aunque no se excavó hasta 1917. Se encuentra en la zona de Uidui de Aralar y es uno de los mejor conservados. Consta de un sepulcro de galería con un túmulo de 15 metros de diámetro y un metro de altura. Presenta una cámara de 6,50 metros de largo. Una vez concluyeron los trabajos de excavación, aportó abundante material prehistórico, entre los que destacan puntas foliaceas y once fragmentos de cerámica, así como restos humanos de al menos 27 individuos. Recientemente ha sido reconstruido por parte de algunos vecinos de la zona.

Uidui es precisamente una de las zonas más prolíficas para este tipo de elementos. Aquí podemos encontrar también los dólmenes de Aranzadi, Arraztagaña, Argarbi, Uidui, Zearragoena y Uelogoena.

Cerca de estos dólmenes se encuentra el menhir de Supitaitz, de 2,45 metros de longitud y 60 centímetros de anchura. Accediendo a la zona de Alotza, encontramos el menhir de Saltarri, de 3,15 metros de longitud y 60 centímetros de ancho. Se trata de un elemento que se encuentra tumbado en el suelo y que, según la leyenda, fue arrojado por un gentil desde Murumendi.

Finalmente, hallamos el menhir de Irazustako Lepoa, de 3,15 metros de longitud y 1,80 metros en su zona más ancha.

Ascendiendo desde Amezketa o desde Zaldibia hacia Auza Gaztelu, se encuentra el dolmen de Ausokoi, una cámara rectangular formada por cuatro losas que carece de cubierta. Su excavación proporcionó un conjunto de doce individuos a los que acompañaba un ajuar importante compuestos de vasijas y cerámica, puntas de flecha en sílex y bronce y hasta un anillo de oro.

Muy cerca de aquí tenemos el menhir de Atauru Gañe. Es de forma triangular y tiene 2,35 metros de longitud, por una anchura máxima de 1,45 metros, y está tendido en el suelo.