Hondarribia se queda. La Ama Guadalupekoa continuará un año más remando en la Liga EuskoTren, con las mejores embarcaciones del Cantábrico. Las bidasotarras volvieron a vencer ayer, en la jornada decisiva del play-off por el ascenso o la permanencia en la élite. La ría del Nervión iba a dictar un campeón y, aunque Hibaika lo intentó hasta el final, no pudo con una trainera que ha cerrado el verano con sus tres mejores regatas. Cuando más lo necesitaban, las verdes dieron su mejor nivel. Zumaia, por su parte, tendrá que volver a intentarlo el próximo año, después de una temporada que se iniciaba como toma de contacto de la Telmo Deun con la competición.
Aunque llegaron victoriosas y con dos segundos de renta, Hondarribia tuvo que remar y mucho contra la corriente y más allá. Porque, en ciaboga, la Ama Guadalupekoa era tercera. Eso significaba que, con Hibaika en cabeza, serían las errenteriarras las que se subirían al tren de la elite. Zumaia había despertado mejor que el sábado y estaba en la pelea, a un segundo de la Madalen.
Sin embargo, las verdes pronto remontaron los dos segundos que tenía de pérdida en la baliza exterior. Una buena ciaboga guiada por una patrona de gran nivel como Nerea Pérez permitió a las bidasotarras adelantara a Zumaia al inicio del largo de vuelta. Después, buscando esquivar la corriente, que bajaba fuerte desde Bilbao poco antes del cambio de mareas, se fueron las tres embarcaciones a estribor. Especialmente la Telmo Deun, que se aproximó más que nadie a la pared de Portugalete. Ahí donde menos potencia tenía la corriente, pero, también, donde menos agua había para remar. Ahí se quedó Zumaia fuera de la lucha.
Hibaika y Hondarribia mantuvieron una bonita batalla por la victoria de la jornada, lo que no ayudaba a la Madalen, que necesitaba escaparse. Al menos, a 8.66 segundos. La renta de las verdes en Bermeo fue el mayor empujón a su tranquilidad, a la estabilidad de un bote que no había conseguido obtener una regularidad en un fin de semana entero en toda la temporada.
El rush final de la Ama Guadalupekoa, crecida ante el numerosísimo público hondarribiarra que acudió a animar a sus dos botes, acabó por sentenciar la contienda. Fenomenal la garra del bote, que ha creído en su fortaleza, como les pedía su míster, un paciente Iker Cortés.
La fiesta fue verde, y las lágrimas, rojinegras. Comenzaron a brotar en algunas de las remeras juveniles que habían soñado con subir de nuevo a Hibaika a la primera división. Tiempo tendrán. La clave en Errenteria ahora es intentar mantener el bloque. Si siguen empujando, volverán. Como Zumaia, un pueblo feliz con sus paisanas de nuevo en el agua. Al final, como en la vida, no todo llega cuando uno quiere, pero, si se quiere, acaba por llegar. - J.I.