Hace unas semanas, un entrenador que ha trabajado en Primera destacaba en una conversación privada la realidad de la Real: “¿Cuál es la mayor diferencia entre el Betis y la Real esta temporada? El acierto en los fichajes. No hay más. Hace unos años se lesionó Oyarzabal, y la Real jugaba con Sorloth e Isak arriba y con un rombo en la medular compuesto por Zubimendi o Illarra, Merino, Brais y Silva. Solo hay que compararlo con su actual once”. Después de años de bonanza, la dirección deportiva no ha acertado en los dos últimos cursos. Sobre todo en lo que respecta al rendimiento inmediato aunque, como explicó Jokin Aperribay en los micrófonos de Radio Marca, el perfil de fichaje buscado ahora es otro: “Lo importante es que la Real encuentre en los próximos años su mejor estructura competitiva en el campo para estar varios años luchando por los retos. No hablo de ningún jugador en concreto. Lo dije, empezamos un nuevo libro y estos se empiezan desde el principio que tienen relación con la juventud y con el futuro.”. E incluso fue más lejos al explicar que habían invertido 20 millones en Óskarsson para ser suplente de Oyarzabal este curso: “Éramos conscientes de que fichábamos a un joven y que el delantero centro de esta Real es el buque insignia del club. El capitán, que suele marcar goles importantísimos con la selección española y que tiene una manera de jugar. Con Imanol, Oyarzabal tendía a jugar en el centro. Éramos conscientes de que si teníamos que invertir una cantidad de dinero, debíamos hacerlo a futuro y que este año no iba a dar el mismo resultado que Mikel, porque nadie lo va a dar”

Doce refuerzos

Bien, lo que sin duda resulta complicado de entender y de aceptar es que un club como la Real, en un partido clave como el del pasado martes ante el Celta en el que se jugaba casi a la desesperada su última bala para entrar en Europa, llegase a jugar 16 minutos son ninguno de los doce fichajes que ha hecho la dirección deportiva en los últimos dos años. Concretamente los que pasaron desde el minuto 61, cuando Aramburu y Barrenetxea sustituyeron a Traoré y Sergio Gómez, al 77 cuando entró Javi López por Aihen.

Empezando a hacer balance por las operaciones que se han hecho este año. Tras perder a dos pesos pesados como Robin y Merino, la Real reforzó su plantilla con cinco incorporaciones: Oskarsson (20 millones), Sucic (10), Sergio Gómez (8,7), Javi López (6,50) y Aguerd, que aterrizó cedido por el West Ham. Es cierto que si nos centramos en minutos disputados en las tres competiciones, cuatro de ellos estarían en el once de futbolistas más utilizados por Imanol: Sergio Gómez, con 3.135 minutos (solo superado por Remiro, Zubimendi, Oyarzabal y Kubo); Aguerd, con 2.926, Sucic, con 2.362 y Javi López, 2.329. Pero también lo es que en este tramo final, en el que la Real se ha caído de forma estrepitosa, el único que ha aportado algo de fundamento o reseñable ha sido Sergio que, aunque no ha figurado en el once de gala de Imanol, sí ha sido un valioso comodín. Sucic y Aguerd, sobre todo este último, desaparecieron tras la noche del Bernabéu, en parte debido a sus problemas físicos. Óskarsson, que no ha contado para nadie en el club para ser titular, se ha roto y no jugará más y Javi López apenas ha actuado cuando el partido era clave. Por si fuera poco, en invierno no se trajo a nadie a pesar de las previsiones de máximo desgaste.

Lo mejor está por llegar

La cosa se agrava si retrocedemos un año más. En verano se contrató a Zakharyan (13 millones), Odriozola (3), Traoré, que llegó libre, y Tierney y André Silva, cedidos. En invierno se trajó a Becker (2,5), tras la espantada de Momo Cho, y Galán, a préstamo. De todos ellos, el único que logró el status de titular fue Traoré, que también jugó de inicio contra el Celta el pasado martes. Del resto y muy a su pesar, André Silva, Galán y Tierney regresaron a sus equipos, Odriozola sigue luchando sin mucho éxito con sus problemas físicos, Zakharyan solo ha jugado 79 minutos en todo el curso y Becker también ha desaparecido aún no se sabe muy por qué, sin ningún parte médico mediante. 

En verano y en los meses siguientes se especuló mucho con las fricciones que habían surgido entre Imanol y Olabe en cuestiones de planificación y la realidad es que, lesiones al margen, los números y el rendimiento no engañan. Otro tema es que, como le ha gustado repetir al técnico, “lo mejor de estos jugadores va a llegar dentro de dos o tres años”. Pero ya no será bajo su dirección en el banquillo.