La Real Sociedad encajó este miércoles en Mendizorrotza una dolorosa derrota que dificulta su camino hacia Europa. Los txuri-urdin completaron, en líneas generales, un discreto partido durante el que fueron claramente de más a menos. Resultó interesante observar cómo el buen arranque de los de Imanol fue obligando al Deportivo Alavés a matizarse sobre la marcha para defender mejor, propósito que Coudet logró con sus movimientos de pizarra y ante el que la posterior reacción táctica del oriotarra habría significado el 1-1... de no mediar un fuera de juego de Óskarsson. Veámoslo.
La Real saltó al césped plenamente consciente de que el rival le podía presionar arriba mediante un 4-4-2 en forma de rombo, opción ante la que Imanol apostó por una distribución de piezas muy concreta en el centro del campo. El preparador txuri-urdin situó a Zubimendi y Marín prácticamente en paralelo, formando un doble pivote, con Brais Méndez mucho más adelantado y escorándose al intervalo que se generaba entre el extremo izquierdo y el lateral izquierdo del Alavés. Además, Javi López ganaba en el costado zurdo mucha más altura que Aramburu en el diestro, lo que puede explicar la titularidad de Pacheco en detrimento de Aritz Elustondo: el equipo necesitaba ahí salida a pierna natural.
La Real era marcadamente superior a su rival y, con el paso de los minutos, el Alavés comenzó a seleccionar mucho más sus fases de bloque alto, viendo que la escuadra blanquiazul estaba consiguiendo superar la presión. Cuando apostaban por juntarse, los de Coudet dibujaban un 4-4-2 de medular en línea ante el que Brais seguía significando el antídoto txuri-urdin. El gallego no sólo se escoraba a la banda para recibir entre Aramburu y Kubo: también se estiraba para trazar desmarques profundos a la espalda del lateral izquierdo local.
Contra un 4-1-4-1
Como la Real estaba encontrando alternativas para vulnerar ese 4-4-2 defensivo del Alavés, el entrenador local apostó por el ajuste definitivo aún en el tramo final de la primera parte. Su equipo pasó a esperar a los txuri-urdin mediante un claro 4-1-4-1 que acabó con la superioridad visitante, ya antes del descanso. Así, la réplica de Imanol en el intermedio residió en llevar al extremo una serie de movimientos que su equipo ya había ejecutado en los 45 minutos iniciales. Los guipuzcoanos pasaron a atacar mediante una clara salida de tres con Aramburu (luego Aritz) metido a tercer central, Javi López asumiento toda la banda izquierda y Sergio Gómez compartiendo la mediapunta con Brais. ¿Objetivo? Conectar por dentro con los propios Brais y Sergio, que se ubicaban estratégicamente a ambos costados del pivote Antonio Blanco.
Lo cierto es que a la Real, carente en la primera parte de finura para resolver las buenas situaciones que consiguó generar, le costó mucho más durante la segunda mitad con la ya vista salida de tres. El equipo dejó de carburar como en el arranque, pero hay que subrayar también, en honor a la verdad, que el 1-1 anulado a Orri Óskarsson tuvo como origen la apuesta táctica de Imanol. Sucic (pivote) y Oyarzabal (mediapunta) generaron por dentro la superioridad previa al pase abierto a Becker y a la asistencia de este al islandés.
En la víspera de que la Real Sociedad anunciara este jueves la no continuidad de Imanol, el técnico oriotarra acreditó en Mendizorrotza que la falta de alternativas tácticas no ha significado la causa de su adiós. Algunas exitosas y otras menos, las ideas y las distintas formas en que atacar y defender a los adversarios han abundado con Alguacil en el banquillo, independientemente de los resultados obtenidos. Ahora mismo el equipo presenta otras carencias, principalmente de energía y de ausencia de efectivos, que le han llevado a sumar un solo punto en las tres últimas contiendas, dentro de un rendimiento general bastante pobre.