Las espadas siguen en todo lo alto. La Real Sociedad empató este jueves contra el Manchester United en Anoeta (1-1), y se jugará el pase a la siguiente ronda de la Europa League la semana que viene en Old Trafford. El conjunto de Ruben Amorim completó en Donostia un buen encuentro, en la línea de los que venía haciendo pero con matices interesantes y un importantísimo ingrediente extra: más allá del penalti cometido por Bruno Fernandes, no incurrió en errores de bulto, y esto permitió a los red devils plantear problemas que Imanol Alguacil fue solucionando sobre la marcha con sus decisiones. Así mejoró el cuadro txuri-urdin durante la contienda.
Un duro comienzo
Vista la alineación del conjunto británico, todos tendimos a situar a determinados futbolistas en perfiles distintos a los que finalmente tuvieron. En la zaga, Mazraoui apuntaba a actuar en el flanco derecho de Yoro, y no en el izquierdo. Dentro del doble pivote, lo más lógico era que Bruno Fernandes tendiera a moverse en el flanco zurdo, cuando en realidad jugó ahí Casemiro. Y en la mediapunta Garnacho dejó su habitual ubicación en la propia izquierda para moverse más por la derecha. Todo aquello que podía intuirse tras analizar los últimos encuentros del United saltó por los aires en cuanto los futbolistas se colocaron sobre el césped, dando la primera sensación de que Amorim quiso blindar así, bien blindado además, el sector de Aritz, Kubo y Brais, el lado fuerte de la Real. ¿Cómo?
A la Real le costó hacer daño de inicio a un Manchester United que no sólo se contentaba en defensa con blindar el lado fuerte de la Real. Los ingleses también invitaban claramente al equipo txuri-urdin, presionando como presionaron, a salir por la banda opuesta a través de Aihen, a quien convertían en hombre libre.
El United no se limitó durante la primera media hora a ejecutar un gran trabajo defensivo. También amenazó a una Real a la que le costó ajustar la presión. Los txuri-urdin apostaron por emparejar dentro a sus tres delanteros con los tres centrales del rival, y a sus dos interiores con los pivotes ingleses. El objetivo, ante un equipo como el de Amorim que suele arriesgar el balón en salida, residía en morder y en generar robos interesantes, pero los red devils se mostraron más directos que de costumbre, lanzando constantes envíos largos.
Los distintos ajustes
Problemas para generar, sufrimiento atrás... No fue el arranque de partido soñado para una Real a cuyo entrenador le tocó intervenir sobre la marcha. Primero, para conseguir lo más importante, cortar el grifo de acercamientos peligrosos del que pudo beber el Manchester United. El oriotarra apostó por tener siempre un hombre más que el rival en última línea, hundiendo en la zaga al pivote (Turrientes de inicio y luego Marín) para conseguir esa importante superioridad.
Además, aunque esto resultó ya mucho más evidente, el modo en que Imanol movió el árbol con los cambios resultó muy positivo ante un Manchester United más limitado a la hora de ejecutar sustituciones. El técnico comenzó cambiando los perfiles de Sucic y Brais, acercando al gallego a ese sector zurdo por el que los ingleses permitían salir a la Real. Y siguió el oriotarra modificando por completo la configuración de la delantera, con un ariete como Óskarrson, dos extremos a pierna natural y uno de ellos (Becker) con capacidad para hacer año al espacio.
Los cambios del entrenador, tanto de efectivos como tácticos, permitieron a la Real concluir el partido mucho mejor de lo que lo empezó, alimentando la esperanza de cara al encuentro de vuelta. El Manchester United demostró en Anoeta, más allá de su mala racha de resultados, que tiene un muy buen entrendador y que es un equipo capacitado para hacer bien las cosas. Los txuri-urdin, mientras, gritaron a los cuatro vientos que tienen posibilidades de alcanzar los cuartos de final, opciones que además se verán incrementadas con Zubimendi sobre el césped en el duelo de vuelta.