La Real Sociedad ya está en los cuartos de final de la Copa del Rey. Obtuvo el pase este jueves imponiéndose al Rayo Vallecano menos de 72 horas después de ganar al Villarreal en Anoeta, dentro de una sucesión de partidos que ha obligado a Imanol Alguacil a matizar su pizarra. El oriotarra quiso dar continuidad en el torneo del K.O. a gran parte del once titular alineado frente a los amarillos. Pero, al mismo tiempo, diseñó un sistema de presión según el cual los futbolistas más exigidos defensivamente el lunes vieron algo simplificadas sus tareas tres días después.

El retoque pudo tener su razón de ser en las características de un rival tendente a jugar en largo hacia su punta Nteka. Pero también pareció tener mucho de reacción del técnico txuri-urdin al despropósito con los horarios que ha vivido y que está viviendo su equipo. Partamos de la base de que el trabajo defensivo completado por la Real ante el Rayo fue muy bueno y también muy complicado de ejecutar, tal y como demanda cualquier partido en la élite. A partir de ahí, también podemos explicar cómo los recorridos asignados a determinados jugadores resultaron menos exigentes en lo físico respecto a lo habitual. Además, llamó la atención cómo los futbolistas que más debían desplazarse este jueves para presionar eran aquellos cuya presencia en el once suponía una novedad (Barrene y Olasagasti). Veámoslo todo, comenzando por el precedente del partido del lunes...

Real-Villarreal (pizarra correspondiente a la segunda parte, tras los cambios de hombre por hombre en ambos equipos): Imanol lanza a su equipo a presionar en uno contra uno en todo el campo, queriendo evitar además el duelo Barry-Aritz. Para que todo cuadre, diseña un sistema de emparejamientos que exige recorridos más o menos largos (flechas blancas) a jugadores como Kubo, Aramburu, Aguerd, Zubimendi e incluso a un Aritz que avanza para vigilar a Álex Baena.

La anterior imagen de pizarra, trasladada ya a una captura de pantalla real, en la que se aprecian los emparejamientos al hombre y todos los movimientos ordenados por Imanol.

Sólo tres días después el encuentro con el Villarreal, tocó afrontar este jueves la visita del Rayo. Los vallecanos aterrizaron en Anoeta con su habitual 4-2-3-1, un dibujo ante el que, por estructura, la Real podía tener relativamente sencillo presionar hombre a hombre, tal y como viene haciendo durante los últimos meses. Sin embargo, Imanol optó por ser algo menos agresivo, al menos en lo que respecta al sistema defensivo.

Alineaciones iniciales en el Real-Rayo: los txuri-urdin formando un 4-3-3 y los vallecanos un 4-2-3-1.

Otra forma de presionar

¿Qué hizo exactamente Alguacil? Resultó curioso observar cómo ordenó marcas fijas, sin movimientos agresivos para la presión, a los futbolistas que más metros tenían que recorrer el lunes ante el Villarreal: Kubo, Aramburu, Zubimendi y Aguerd (aquellos cuyas figuras venían acompañadas de flechas en las imágenes previas). Mientras, sostuvo la defensa alta de los suyos mediante los más exigentes movimientos que asignó a dos suplentes en el anterior partido (Barrene y Olasagasti) y a un Sucic más anclado con su par frente a los amarillos.

Presión ante el Rayo. Las flechas ilustran los movimientos de Olasagasti (avanza a por Lejeune), Sucic (hace lo propio a por Óscar) y Barrene (compensa dentro dejando libre a Balliu y encargándose de Pedro Díaz). Los círculos blancos, mientras, muestran las marcas más fijas que, en comparativa con el lunes, tuvieron Kubo, Zubimendi, Aramburu y Aguerd.

Como consecuencia de lo visto, y tal y como puede apreciarse en esta última imagen de pizarra, la Real no defendió al hombre y por todo el campo ante el Rayo. Dejó siempre libre a al menos un futbolista vallecano en la zona defensiva de los visitantes, y así logró que su propia zaga disfrutara de superioridad numérica (cuatro contra tres) frente a Álvaro García, Nteka y De Frutos. Observémoslo mediante capturas de pantalla.

Minuto 12: Olasagasti avanza para presionar a Lejeune, Sucic hace lo propio para apretar a Óscar Valentín y Barrene compensa estos dos movimientos olvidando al lateral Balliu y emparejándose dentro con el interior Pedro Díaz. Mientras, Kubo, quien el lunes debía correr en diagonal para presionar al central del Villarreal, se queda esta vez con Espino. Y Zubimendi queda emparejado con el mediapunta Trejo, en lugar de incrustarse en la zaga como había tenido que hacer tres días antes.

Minuto 12 (2): continúa la jugada, el Rayo golpea en largo y observamos ya lo que sucede en el resto del campo, principalmente en la retaguardia txuri-urdin. Se aprecia claramente el cuatro contra tres con el que defiende la Real (cuatro zagueros ante tres atacantes), y cómo Aramburu y Aguerd (también Kubo y Zubimendi) tienen a sus marcas más cerca que el pasado lunes. Además de ahorrar energía, el conjunto blanquiazul pudo contener así con solvencia los envíos directos del rival hacia el punta Nteka.

No quedó ahí la cosa. Ya en ventaja (1-0), Imanol le dio una vuelta de tuerca adicional al comportamiento defensivo de los suyos. A partir del minuto 35 (aproximadamente), esos avances de Olasagasti y de Sucic para presionar resultaron más contados, y el equipo pasó a mostrarse algo más conservador sin balón. El técnico, para empezar, modificó los perfiles de los citados Sucic (de izquierda a derecha) y Olasagasti (de derecha a izquierda). Y empezó a convertirse en frecuente ver a la Real esperar al Rayo con sus tres centrocampistas dentro y con Oyarzabal encargándose él solo de los centrales Aridane y Lejeune.

Minuto 39: Olasgasti (flecha) ya no avanza a por Lejeune y, cambiado de perfil (en izquierda y no en derecha) se queda dentro con Pedro Díaz. Sucic se mantiene con Óscar Valentín, Zubimendi con Trejo y, al no avanzar el propio Olasagasti, Oyarzabal queda solo con los centrales del Rayo.

La Real completó por lo general un muy buen encuentro, destacando por novedosos estos matices que convirtieron a los txuri-urdin en una escuadra algo menos agresiva sin balón. ¿Los motivos? Aquí volvemos a lo anterior... Se dieron en el comportamiento del Rayo motivos para pensar en que las decisiones de Imanol fueron puntuales, adaptadas a las características del adversario. Pero resulta difícil disociar los cambios analizados del contexto de calendario que atraviesa el equipo. Posiblemente hubiera un poco de todo en el modo que se comportaron los de Alguacil: cuestiones de pizarra e intentos también de ahorrar ciertas dosis de energía. El maratón puede constar de 19 partidos... y de momento sólo se han jugado dos.