Cuénteme algo de la ida en Milán...

Lo de la ida había sido una encerrona total. El asunto nos pilló de novatos, porque, si bien es cierto que estamos hablando de aquella Real posteriormente campeona, el partido en Italia significaba para nosotros una de las primeras experiencias de alto nivel internacional. Ahora echo la vista atrás y pienso que, en Milán, no salimos al campo con la mentalidad que requieren los partidos de esta envergadura, cosa contraria a lo que sucedería luego en Donostia. La vuelta en Atotxa siempre significó una especie de referencia para la plantilla. 

¿Lo fue también después, a la hora de conquistar los títulos?

Por supuesto. El 2-0 contra el Inter se convirtió en nuestro estandarte, un ejemplo de lo que tenía que ser la puesta en escena para cualquier partido de Primera División.

Vuelvo al otoño de 1979. Ustedes estaban concienciados de que la remontada era posible.

Sí, sí, sí (rotundo). Sabíamos que en Milán nos había faltado esa mentalidad que te citaba ahora. Ellos salieron a muerte, además eran un equipazo, y la gente en la grada hizo el resto. Pero nosotros también fallamos con nuestra actitud: si llegamos a mostrar la misma que tuvimos en la vuelta, estoy convencido de que la eliminatoria habría sido muy distinta.

Visto lo visto en Atotxa...

El viejo campo siempre supuso un baluarte para nosotros. Con aquella plantilla que teníamos, era prácticamente imposible ganarnos allí. En la vuelta contra el Inter salimos como siempre y con un plus adicional: queríamos mostrar, en cuanto a actitud, que no éramos la Real que se había visto en Italia, y también queríamos sacar a relucir nuestra calidad en todas las líneas. Logramos nuestro propósito, ganamos 2-0 y, si nos llegan a pitar un penalti a favor que el árbitro no quiso ver, le habríamos dado la vuelta a la eliminatoria.

Luego le pregunto por la jugada polémica. Lo hago primero por sus goles.

Pues, si te digo la verdad, tampoco los recuerdo muy bien. Más que por los goles, aquel partido me marcó por todo lo que te estaba explicando, por la fortaleza que presentamos. Salimos con actitud, con clase, con calidad... y a todo ello se le sumó el empuje de la gente.

Creo que el Inter de aquella noche hizo buenos todos los estereotipos relativos al fútbol italiano.

A mí, por mis circunstancias, me tocó jugar varias veces contra italianos, con la Real y después con la selección, y siempre he dicho que los futbolistas transalpinos eran muy duros, antes más que ahora. Recuerdo especialmente sus marcajes a Santi Idigoras y a mí en las acciones a balón parado: metían el codo, agarraban... Todo era como demasiado agresivo. Pero ya te digo que en Atotxa supimos hacerles frente. Si llegan a pitar ese penalti...

Lo tiene clavado.

Esa jugada sí que la recuerdo bien. López Ufarte alcanzó el área y un defensa del Inter le entró con fuerza. Llegó tarde y se llevó a Roberto por delante, pero por lo visto interesaba más que pasaran ellos la eliminatoria. Marcando el penalti, con 3-0 ya, estaba clarísimo que nos clasificábamos nosotros, con ese ambiente y con toda una prórroga por delante.

Si hubiese habido VAR...

Con el VAR, habríamos tenido esa oportunidad desde los once metros. Y marcando, habríamos remontado. Estoy seguro.

¿Cómo ve el partido de este miércoles?

Pues complicado, porque, aunque ahora se da en menor medida, los equipos italianos conservan ese carácter duro y aguerrido. La Real tendrá que mostrar un gran nivel para plantar cara al Inter, pero yo estoy tranquilo en este sentido. El equipo ya ha demostrado que puede estar a la altura.

¿Qué le dice la actual escuadra txuri-urdin?

Me gusta mucho. Con este equipo siempre hay que mostrarse positivo: es ilusionante y te garantiza antes de cualquier partido que se lo va a dejar todo en el campo. A partir de todo ello, también cuenta con mucha clase, con mucha calidad. Y el grupo en general, con Imanol a la cabeza, transmite valores muy similares a los de la plantilla de hace 40 años: humildad, amistad, buen ambiente...

Para vivir una noche como la de 1979 solo falta entonces que la afición acuda a Anoeta dispuesta a que el estadio atruene. 

Bueno, pero de eso tampoco tengo ninguna duda, ¿eh? El estadio se ha convertido en un nuevo fortín. Cuando voy, el ambiente me pone la carne de gallina, es algo espectacular. Se percibe una conexión importante entre equipo e hinchada, y eso me suena... Me suena de aquella época nuestra en general y de aquel partido contra el Inter en concreto. Esta vez sí que firmamos el 2-0, ¿verdad? (ríe).