Luis Uranga se mostró consternado por la noticia del fallecimiento de Iñaki Alkiza. El de Hondarribia compartió muchos años de estrecha amistad con el expresidente: “No por sabido te deja de impresionar y te llevas el disgusto. Han sido muchos años de relación magnífica, intensa, que se inició hace ya mucho tiempo. Tuve la suerte de que contara conmigo como directivo desde su primer día como presidente. Los que tenemos un sentimiento hacia la Real tan fuerte vivimos todas estas cosas con muchísima intensidad. En aquella etapa hubo que hacer cosas y tomar determinaciones y para mí fue una gozada colaborar y trabajar con él. Iñaki era un hombre que escuchaba, que preguntaba, que analizaba el conjunto de todas las cosas, muy accesible, muy sencillo, muy fácil de hablar y de estar y colaborar con él”.

Uranga destacó muchas de las acciones acometidas durante su valiente mandato: “La transformación del club en Sociedad Anónima Deportiva era una cuestión de afrontar la realidad. Era complicado de llevarlo adelante preservando la esencia de la Real, pero se hizo de forma modélica. Ahí están las hemerotecas para consultar y lo que se dijo y lo que vivieron en el proceso otros clubes que lo pasaron fatal y que no pudieron guardar las esencia de sus equipos. Aquí, en cambio, se hizo ordenadamente y con una colaboración tremenda de toda la afición txuri-urdin, pero había que hacerlo bien e Iñaki lo consiguió”.

La apertura a la llegada de extranjeros, con el fichaje de Aldridge, también fue un movimiento controvertido: “La decisión de traer a Aldridge y los demás extranjeros fue la primera piedra de lo que tenía que ser la política deportiva del club. Seguir con una apuesta firme por la cantera por encima de todo, más unos refuerzos puntuales que en algunos momentos han podido ser más cortos de lo necesario y en otros nos hemos podido pasar tanto en su época como en las posteriores. Pero fue la definición del concepto de por donde tenían que ir los tiros del club”. Al presidente no le tembló el pulso: “Iñaki lo tenía muy claro. Tampoco estuvimos 50.000 horas deliberando y dándole vueltas si había que hacer el fichaje de Aldridge. Lo vio claro y lo decidió, claro, que tampoco era sencillo”.

La contratación de John Benjamin Toshack, historia viva del club, fue otro de sus grandes aciertos: “Veníamos de un equipo campeón, un grandísimo plantel que se estaba quedando un poco obsoleto, con un entrenador mítico y respetado como Ormaetxea. Se tomó la decisión de que había que hacer un cambio, no en lo que respectaba a la plantilla, sino que asumiera la dirección un entrenador completamente diferente. Para ficharle hicimos una definición del perfil de una persona que supiera dónde se metía, a qué se metía y con las premisas que tenía que funcionar. Mantuvimos una reunión con varios candidatos y le elegimos a él. Fue un acierto por parte de Iñaki”.

Alkiza también fue pionero en suscribir patrocinadores en la camiseta: “La publicidad de la camiseta entraba en la serie de cosas que había que afrontarlas por primera vez para producir ingresos. En aquel momento llamó la atención, pero no era cometer ningún sacrilegio. Era buscar cosas mínimamente incómodas pero que suponían ingresos para tener una mayor potencialidad económica. No se hizo con cualquiera, sino con unas empresas guipuzcoanas como Niessen, luego Bankoa, Krafft… Fueron pasos razonables”.

Y, por supuesto, organizar y dejar todo asentado en el trasvase de Atotxa a Anoeta: “Iñaki solía decir que en Atotxa había que rezar para que pasaran dos cosas: que ganara la Real y que no pasara nada. Lo solía comentar muchas veces. Era necesario salir de Atotxa. En aquella época el ingreso principal eran las cuotas que pagaban los socios y llegaban a lo que llegaban. Hubo que esperar una solución que no era la óptima desde el punto de vista futbolístico, pero sí una solución. Desde que el club decidió que había que contar con las instituciones sabíamos que iba a ser necesario tragar, entre comillas, porque era la única fórmula de que pudiéramos contar con su ayuda y con la del CSD, que era absolutamente necesario. Hubiese sido mucho más sencillo si todas las partes hubiesen entendido el camino que nos ha llevado hasta el actual estadio, que es una maravilla”.

El principal motivo por el que dejó el club fue la situación que vivió su hijo Bittor: “Estaba incómodo. No lo decía, pero se le notaba. No es fácil ser el presidente de un club y que tu hijo juegue en el equipo y el entrenador no le ponga, que destaque... Estaba incómodo y dio un paso al lado, y me tocó a mí. Luego yo fui el presidente que sucedió al presidente que tenía a su hijo en el equipo. Y encima tuve que hacer el traspaso, sin que me pusiera nadie una pistola para que lo hiciera, pero Bittor entró en la rueda de cómo funciona el club, de las necesidades económicas de la entidad y de la visión deportiva de los técnicos de lo que había y venía. Iñaki las entendió en su momento perfectamente”. 

Alkiza señaló y respaldó a Uranga como su sucesor: “Yo estuve cinco años de directivo con él y después pasé tres fuera antes de que me llamara para que regresara como vicepresidente. Desde ese momento nuestras conversaciones estaban destinadas a que fuera el siguiente presidente. Así fue, no hubo elecciones hasta que yo me fui de la presidencia. En el club había una sucesión natural desde dentro. Era una gozada ver que en el club había una sucesión natural, y los que entraban procedían de dentro y teníamos el primer curso de ser directivo y presidente aprobado y todo era muy sencillo y más fácil”.

Su heredero no olvidará lo felices que fueron tras ganar la Copa: “Iñaki era muy de la Real. Lo de Zaragoza fue imborrable de la memoria. Fue una pena perder la Copa el año siguiente ante el Barça”.