¿Cómo acabó el partido contra el Madrid?
Muy contento. Es cierto que llevaba unos encuentros jugando y que llegué cansadito, pero durante los 90 minutos me vacié consumiendo todas mis reservas de energía y la verdad es que salió muy bien.
Con el campeón de Europa y sus internacionales sabe mejor.
Sabíamos que iba a ser un partido complicado, pero que si ganábamos nos íbamos al parón con una muy buena distancia respecto a los demás equipos e hicimos un partidazo.
Menos mal que el Madrid no se está jugando la Liga, porque del supuesto penalti de Rulli a Vinícius pasaríamos a la expulsión de Carvajal. ¿Cómo la vio?
Me dio. Tenía una marca de sus tacos en la pierna. Es cierto que él toca balón primero y yo como lateral le entiendo. Va fuerte en la disputa, toca pelota, pero es una acción peligrosa con la que me puede hacer mucho daño. Insisto, le entiendo, pero es una entrada peligrosa y a mí al momento me hizo mucho daño. Él tenía amarilla y si vas así a una disputa puede pasar que te expulsen.
De hecho, se disculpa corriendo al ser consciente de que le podía haber lesionado…
Sí, él ya sabía que me había dado, aunque también había tocado el balón antes. Supongo que le molestaría mucho el irse a la calle, pero si has visto una amarilla no puedes entrar así.
Su carrera está ligada al Madrid; debutó en el Bernabéu y se le vio más cómodo con balón que sin él.
Con balón siempre me ha gustado estar bien. Me tocó debutar ese día con ese resultado y es verdad que contra el Madrid ha habido muchos partidos con muchos resultados, algunos hemos perdido, pero en otros he disfrutado de la experiencia de ganarle.
¿Ha cambiado mucho desde ese día?
Han pasado unos cuantos años. Ahora soy mucho más maduro, la experiencia te da otras muchas cosas.
Empezó el siguiente curso de titular, pero llegó Monreal y desapareció del mapa.
Es duro. Me pilló joven y sin mucha experiencia, pero he intentado aprender esas cosas de ser fuerte mentalmente y ahora estoy agradecido a ese momento porque me hizo aprender mucho.
Necesitó ayuda psicológica...
Con Ibarrondo he hecho un trabajo increíble y estoy súper agradecido a él. Con él vi que me daba las herramientas y es cierto que para muchos de nosotros ha sido súper importante.
¿Es de los que se martiriza?
Ya no. Antes sí, pensaba que con cada fallo se acababa el mundo; ahora intento darle la vuelta lo más rápido posible. Sí que molesta el hacer un fallo, pero no puedes rebobinar, así que a mirar para adelante.
No se piensa en ustedes. No es fácil convivir con el error y las redes sociales...
A todos nos toca llevarnos palos y más en redes sociales, que todo el mundo se cree con derecho a opinar de todo. Hay que pensar en los jugadores, todo el mundo lo quiere hacer bien. Yo me quité Twitter e intentar mirar para adelante, aprender y hacer lo que depende de cada uno.
¿Tampoco lee prensa?
A veces leo, pero, como no me va a ningún lado ni va a cambiar mi manera de afrontar el día a día, procuro no hacer mucho caso.
¿Las críticas le han hecho daño?
Antes igual sí porque pensaba que eso podía cambiarlo yo, pero un día me di cuenta de que ante esas cosas no se puede hacer nada, que cada uno puede escribir lo que le da la gana. Encima hay gente que hace mucho caso a esas cosas, pero yo intento pasar, centrarme en lo mío y si me centro hago bien las cosas.
Pero usted siempre ha sido un canterano respetado y querido...
En la afición sí, pero muchas veces leemos diez mensajes buenos y uno malo y la mente del ser humano es así, te quedas con lo malo. Yo me siento súper querido y sé que todo lo que he hecho me lo he ganado yo. Es verdad que antes hacía más caso a las críticas y me dolían y por eso dejé de leer, porque sé que no valen para nada.
En verano de 2021 tuvo un pie fuera de la Real y de la Liga...
Fue duro porque quería seguir, pero en el momento de más opciones de salir estaba decidido a hacerlo, probar otras cosas... Lo que no iba a hacer es forzar aquí una etapa en la que igual no tenía mucho que ver. No tenía ningún miedo a salir, tenía ganas de probar otras cosas y eso me dio fuerzas para valorar el día a día aquí. Sabía que lo iba a dar todo por estar aquí, pero en el caso en que tuviese que salir no tenía ningún miedo en marcharme.
¡Y en diciembre le renovaron hasta 2024! ¿Ya le han llamado otra vez?
No, por ahora no. En ese momento me centré en disfrutar del día a día, intentar darlo todo y seguir así. No hay que mirar muy lejos; hay que mirar el siguiente entrenamiento, el próximo partido. Me acuerdo de hablar con el cuerpo técnico y decirles que mientras estuviese lo iba a dar todo por estar aquí.
Es uno de los miembros de la guardia pretoriana de Imanol.
Nos hemos entendido siempre muy bien: yo lo que él quería de mí y él me ha apoyado en cómo trabajar el lateral, cómo vivir los partidos, cómo tener esa pasión. Y cuando me ha tenido que sentar lo ha hecho y cuando me ha tenido que poner, también. Es cercano, súper justo y está haciendo de la Real un equipo grande
Con un amigo como Guevara siempre se lleva todo mejor...
Hemos ido de la mano y es una gozada. Es como mi hermano y ahora le está tocando vivir otra parte del fútbol, pero siempre apoyándonos.
¿Hablan mucho de lo que puede ser una salida de la Real?
Es que no se acaba el mundo. Los dos queremos estar aquí. A mí me está tocando jugar, pero hace mes y medio no; igual ahora él le da la vuelta. A ver qué pasa.
Fue bonito celebrar el centenario juntos, el mismo día.
Sí, y sobre todo estar día a día con él, dar los pasos a la vez, vivir juntos, crecer, madurar... Estoy súper agradecido.
Su ardor guerrero encaja muy bien en el nuevo Anoeta...
Me gusta tener esa conexión y encima un jugador de la casa lo vive al máximo. A mí me gusta vivir el fútbol con pasión y encima defender el club de mi vida es la hostia y más ahora, tal y como está Anoeta, que hay un ambientazo, la grada muy enchufada… Esa comunión es increíble.