Después de una victoria de postín en Vígo, la séptima consecutiva, la Real recibe al Mallorca. Los realistas afrontan el duelo en un escenario completamente distinto al que se encontró ante el Celta. En esta pantalla, los blanquiazules parten como claro favoritos y no siempre han sabido competir con ese cartel. Son siete triunfos seguidos, un dato que logró en 1967 estando en Segunda y que jamás había alcanzando en la elite. Y eso que ha contado con plantillas de ensueño y con una generación de oro que conquistó dos títulos de Liga.

Decía Denoueix, que para eso era bastante agonías, cuando su equipo enfilaba ya el final de la primera vuelta de la Liga sin perder, que “la derrota está siempre un poco más cerca”. Una obviedad indiscutible. También le esperará a la Real un tropiezo, porque es normal cuando se está dejando la vida y la salud de sus futbolistas compitiendo cada tres días con la consiguiente factura física, pero también parece complicado que caiga en su guarida, ante el sostén de su propia afición. Los realistas se sienten fuertes y, aunque Imanol no tenga problemas en reconocer que no se puede alcanzar la exquisitez con tantos encuentros, lo cierto es que tantos éxitos y la madurez que están alcanzando sus soldados les permite hacerse fuertes y convertirse en una roca muy difícil de superar.

En Anoeta, tras el paso de Barcelona y Atlético, que actualmente se encuentran a tres puntos y empatado en plazas Champions, respectivamente, los blanquiazules han sacado el rodillo y cuentan sus comparecencias en casa por victorias. Los datos dejan a las claras el fortín que ha levantado en Donostia en perfecta comunión con una de las hinchadas más felices del campeonato. Su matrimonio no tiene grietas, ni en la victoria ni en la derrota.

Como viene siendo habitual desde hace unas semanas, los realistas afrontan la visita del Mallorca tres días después de salir airoso de un campo exigente y complicado como Balaídos y con un ojo puesto en el sábado cuando visitará Valladolid. Para este encuentro tendrá una nueva baja, la de Aihen, y estará muy pendiente de la nariz de Zubeldia, que en principio podrá jugar sin problemas, y de los problemas físicos que arrastra Merino y que le están obligando a competir con un aparatoso vendaje en el muslo. En principio, si no llega a tiempo Sola, Gorosabel y Aritz se disputan el lateral derecho, con Le Normand y Pacheco, que formarían en el eje, y Rico en la izquierda. Zubimendi, Merino, Brais y Silva rescatarían el rombo mágico, mientras que arriba, sin demasiados recursos salvo los toques en la puerta que está propinando Robert Navarro, Kubo y Sorloth volverían a ocupar el ataque.

El Mallorca no ha protagonizado un mal comienzo de temporada, aunque en realidad es el primero del pelotón de cola, ya que es duodécimo, pero a solo con un punto por encima del descenso.