¿Cómo es su pueblo?

Es un pueblo bastante grande, de al lado de Vigo, colindante. Me crie ahí con mis padres, en una zona tranquila, aunque es cierto que iba a Vigo al colegio y a jugar al fútbol y demás. Yo vivía en una zona alejada, teníamos un campo de tierra cerca y me pasaba las tardes allí solo o con quien fuera. De hecho se compró esa casa familiar porque con cinco años yo dije que tenía un campo de fútbol enfrente y que había que vivir ahí.

Es hijo de futbolista.

Mucha gente me decía que me faltaba la sangre caliente de mi padre. Él era más guerrillero que yo según me cuentan. Era extremo ofensivo. La verdad es que se ve reflejado en mí, es un orgullo para él que su hijo esté en Primera División. Él lo disfruta pero con 13 años tuve opciones de irme a varias canteras y me dejaron a mí la elección. Si con 13 años pasó eso es el ejemplo bastante claro de que me ha dado libertad absoluta.

Se marchó al Villarreal. Imagino que alguna oferta de un grande ya tendría...

Tenía varias opciones, pero fui una semana antes de decidirme y me encantó el ambiente, la residencia, había muchísimos chavales. De mi generación, no quiero mentir pero creo que éramos 16 en residencia y al final eso se te hace más ameno. Estuve dos años allí. Futbolísticamente obviamente me vinieron bien pero para mí fue lo de menos, pero más como persona, la madurez que adquirí, al final tenía sus cosas buenas pero era muy joven, estaba muy lejos de casa, me entró la morriña de Galicia y se notaba.

¿Con qué generación coincidió allí?

Coincidí con Pau Torres, Aleix García… Aún tengo un grupo con ellos dos y varios más que hablamos de vez en cuando a ver si hacemos algún viaje juntos para recordar viejos tiempos, nuestros padres se llevan de maravilla, han estado hace poco varios de ellos en Vigo visitando a los míos… Es una relación súper cercana.

En su estreno con la sub'21 jugó con Zubeldia, Merino y Oyarzabal.

Fue justo al debutar en el Celta. Coincides en generaciones. Ya los conocía de habernos enfrentado en Copa del Rey juveniles. Me enfrenté dos años seguidos y una la decidí con un gol (risas). En la sub'21 la relación era muy buena con todos, te llevas bien, al final pasas unos días buenos, disfrutas y haces amigos.

¿Cómo fue esa eliminatoria de Copa en el que marcó el gol decisivo?

Fue una eliminatoria loca. Metí el gol y luego me expulsaron sin hacer nada.

"Más que entrenador, Unzué es persona clave para mí, no porque me hizo debutar sino por cómo se portó conmigo. Eso habla de la persona que es, de lo que transmite, de lo honesto que es, lo buena persona que es y eso es lo más importante"

Creo que los realistas volvieron enfadados con el árbitro...

No sé si fue robo, yo no lo recuerdo, la verdad (risas)…

Me contaron que en la cantera del Madrid muchos decían que el mejor de su generación era usted

Coincidió con Achraf y Mayoral. No lo sé. Yo disfrutaba, me lo pasaba bien. Cuando disfrutas y te lo pasas bien con lo que haces es cuando sale lo mejor de todo el mundo y yo siempre he intentado disfrutar al máximo de lo que es mi pasión.

En el filial del Celta también coincidió con otra generación recordada...

El Panda Team. Te diría que ese grupo que tuvimos el mayor secreto no era la calidad individual sino el grupo que había. Días antes del partido nos juntábamos seis o siete en casa de uno, nos cocinábamos, charlábamos, jugábamos a las cartas… Ese ambiente era increíble, además de la calidad que había, que era mucha. Estábamos el Panda, Kevin que es de Nigrán, Diego Alende en el Andorra, Borja Iglesias, Gus Ledes, en el Larnaka, Juan Hernández que ha firmado por el Burgos… Había una gran generación.

Fue Unzué quién le hizo debutar y le puso 20 partidos en su primer año.

Más que entrenador clave, persona clave, persona de diez que le tengo un cariño especial ya no porque me haya hecho debutar sino por cómo se portó conmigo. Eso habla de la persona que es, de lo que transmite, de lo honesto que es, lo buena persona que es y eso es lo más importante.

"Mucha gente me decía que me faltaba la sangre caliente de mi padre que era más guerrillero que yo; la verdad es que se ve reflejado en mí, es un orgullo para él que su hijo esté en Primera"

Después pasaron varios técnicos, pero dicen que quién de verdad apostó por usted fue Coudet.

Recuerdo jugar con todos a excepción de con Óscar. Con el resto participaba pero el Chacho desde el primer día que llegó me dijo que me había visto, que apostaba por mí que no tenía ninguna duda. Que el entrenador te diga eso el primer día te hace pensar: joder este quizás sí que va en serio conmigo y apuesta por mí de verdad. Se ha visto que nos matábamos por él, por su idea, el cambio que pegó el equipo antes del Chacho y después era totalmente otro. Íbamos al campo que fuera y jugábamos a lo que nosotros queríamos, era una seña de identidad que es lo que hay que hacer, mantenerla y no depender ni del rival ni de nadie. Tú tienes tu equipo y vas a muerte con ellos. Si por enfrentarte a equis rival te metes atrás, parece que vas con miedo y miedo no hay que tener nunca. Es lo que hacemos en la Real, que no nos importa a quién tenemos delante y hacemos nuestro juego. Al Chacho le guardo un cariño especial por cómo es como persona, tengo una relación muy muy buena con él, con todo el cuerpo técnico, aún nos escribimos de vez en cuando y le deseo lo mejor.

Con él jugaba en rombo en el centro del campo...

Algo parecido pero quizá un poco más abierto, pero con total libertad para moverme por donde quisiera.