Otra vez se repite la misma historia. La Real se impuso por la mínima y sin encajar un gol ante un adversario a priori inferior. Parece fácil, pero no lo es. El triunfo consolida la fiabilidad de un proyecto, ya que los realistas no se salieron de su hoja de ruta habitual a pesar del shock que supone perder de la noche a la mañana a su referente ofensivo por una cantidad astronómica que le ha convertido en portada de los medios mundiales. No era sencillo reponerse a una situación inesperada y traumática, porque, quieras o no, es imposible que no acabes pensando que sin Isak el equipo va a bajar un peldaño su nivel. Esta es la clave de la Real de Imanol. Salga quien salga, siempre juega a lo mismo, tiene las ideas claras y cuenta con la confianza imperturbable de su entrenador, lo cual le otorga mucha seguridad para tratar de sacar lo mejor de sí a cada uno. Era una tarde para que la plantilla se reivindicara y lo hizo con creces, ya que fue superior al Elche y mereció el triunfo. Como siempre, falló la sentencia, con un penalti esperpéntico de Merino que no tiene perdón ni justificación, lo que provocó que se sufriera demasiado por la incertidumbre del apretado resultado que siempre estará expuesto a un golpe de guion. Sin Isak, ni Oyarzabal, ni Carlos, ni ningún fichaje que les sustituya aún, la Real se impuso en Elche por la lógica de su mayor potencial. Ni más ni menos.

“Para la semana que viene vamos a ver cómo se van cerrando las cosas y qué jugadores están, se tranquilizan y saben definitivamente que van a seguir y de los que no están qué jugadores vienen. Son períodos difíciles para los entrenadores porque hay mucha intranquilidad dentro y fuera”. La declaración es de Quique Sánchez Flores tras caer en Girona. Sonó a lloriqueo después de un mal resultado, pero tenía toda la razón. No se puede jugar con la ventana de mercado abierta porque hay un núcleo importante de las plantillas que no está tranquilo ni concentrado y porque estás expuesto a que llegue un gigante con un cheque y se lleve a tus mejores jugadores. No hay derecho. La Real tuvo que competir en Elche solo cuatro días después de que el Newcastle se llevara a su referente ofensivo por la friolera cantidad de 70 millones y sin tiempo a encontrar un sustituto. Aquí nadie te espera ni nadie piensa en ti, ya te puedes apañar solito. Es la ley de la selva. Y si te quejas, te dejan muy claro que debías haber hecho los deberes antes.

El equipo realista se presentó en Elche sin ningún delantero centro, que se dice pronto. El único que entró en la lista fue Karrikaburu, con ficha del filial. Imanol Alguacil introdujo dos cambios respecto al equipo que cayó con contundencia ante el Barcelona. Gorosabel, que parece haber purgado por su mala pretemporada, regresó a la alineación en la que todos pensábamos que sin Zaldua sería indiscutible al menos de inicio, y Cho fue el sustituto de Isak.

El sopapo por la marcha del sueco no modificó el habitual plan txuri-urdin, que se presentó con la convicción de ser mejor y de tener que recuperar lo perdido en casa la semana anterior. Como suele ser habitual, su dominio fue abrumador ante un adversario replegado que quiso buscarle las cosquillas a la contra a pesar de jugar ante su parroquia. Los ilicitanos cometieron un error garrafal y fue permitir que Zubimendi actuara casi sin oposición en el centro del campo. Le concedieron demasiados metros y eso ante un futbolista que juega con brújula y que hace bailar a su equipo bajo su batuta es una sentencia de muerte. A los dos minutos, Cho se cayó antes de culminar un buen pase de Merino. Collado fue el primer local en intentarlo con un lanzamiento venenoso que Remiro estuvo a punto de tragarse. 

La Real intensificó su presión y su dominio y Kubo puso a prueba a Edgar Badía, justo antes de que llegara el primer gol. Zubimendi volvió a recibir en un solar, decidió avanzar y metió un pase medido a Brais, quien, completamente solo y tras un buen desmarque, definió como los buenos. Un cuarto de hora después, Merino dejó solo a Cho, quien fue derribado al recortar. Sin Oyarzabal, ni Januzaj, ni Portu, ni Isak, lo lanzó Merino, que se estrenaba en estas lides en partido de Liga. Lo hizo a lo Panenka y el meta local se lo adivinó. Justo castigo para la arrogancia y la irresponsabilidad, porque los penaltis están para meterlos, no para lucirse. Con el agravante de que en el curso pasado, en la misma portería, Isak hizo el ridículo del año con una paradinha no permitida que convirtió una pena máxima en una falta en contra. Lo nunca visto. En una primera parte de pocas ocasiones, Mojica salvó el remate de Le Normand en el segundo palo tras un saque de esquina.

En la reanudación el partido siguió por los mismos derroteros, con un precipitado disparo de Aihen y una asistencia al alcance de muy pocos de Brais que Silva no aprovechó, aunque parecía estar en fuera de juego. A partir de esa ocasión el Elche comenzó a dominar. La Real se replegó, pero no cerraba bien y permitía muchas combinaciones por los carriles interiores de sus rivales que amenazan con hacer sangre. Collado, que acreditó los motivos por los que la dirección deportiva le sigue desde hace tiempo, inquietó de nuevo a Remiro, que respondió bien. Con el susto en el cuerpo, Pere Milla proyectó al catalán, que no superó la salida del navarro, que también aguantó de pie en el rechace de Palacios. 

En los minutos finales a la Real le faltó paciencia, serenidad y experiencia para aguardar su oportunidad y matar el duelo. Karrikaburu dispuso de una buena ocasión en su primer intento, en el que no se lo pensó como buen pistolero que es. Al menos, los realistas volvieron a confirmar que cuando se cierran son capaces de levantar un muro pétreo sin fisuras que les permite sobrevivir sin que intervenga mucho su portero. 

Dos victorias a domicilio, por la mínima y con la portería a cero, y una derrota ante uno de los grandes. Si no fuera porque se han llevado a Isak, todos pensaríamos que nos encontramos en plena temporada pasada. En la jornada 4, con seis puntos de nuevo, comenzará una nueva vida con otros dos cromos en punta. Pero seguirá siendo la Real de siempre...