¿Cómo están yendo los primeros días en Cádiz?

–Los primeros días siempre tienen un poco de incertidumbre hasta que encuentras un poco la normalidad. La verdad es que me han ayudado desde el primer día en todos los aspectos y estoy muy contento por el recibimiento que me han hecho.

¿Se le está haciendo raro?

–Sí. He tenido la suerte de hacer muchas pretemporadas con la Real y ha tocado ahora este cambio, un reto, una nueva etapa en mi vida y la afronto con la máxima ilusión que afronto todas las cosas que me han pasado en la vida, porque creo que es la manera de afrontar la vida. No hay que pelearse por el destino, hay que unirse a él y dar lo mejor que tiene uno para intentar que vaya todo bien.

¿Se esperaba todo esto que le ha pasado?

–No. Siendo sincero no me lo esperaba tan pronto. Pensaba que igual el año que viene había más opciones de que pasara esto, pero este año no. Pero esto es fútbol, estas cosas pasan. No hay otra que aceptar lo que viene y a por los nuevos retos que se presentan.

¿Le ha costado aceptarlo?

–Siempre cuesta un poquito. Tenía la idea, la mentalidad de poder haberme retirado en la Real dentro de unos cuantos años. Ese era mi objetivo y por eso luchaba. Tenía la esperanza de poder conseguirlo, pero al final desde el club han visto que era el momento de buscar una salida. Al principio cuesta un poco y te intentas agarrarte a cualquier clavo para intentar quedarte, pero te das cuenta de la realidad y tienes que aceptarla. Era el momento de buscar una salida.

¿Cómo surgió todo?

–Fue terminada la temporada, a mediados de junio. Me llamó Olabe y me abrió la puerta diciendo que debían dar paso a la gente joven y que creían que era el momento de buscar una salida. No iban a poner ningún impedimento. Creían que iba a ser lo mejor tanto para la Real como para mí. Ahí es cuando se abrió la puerta y, viendo lo que había… Yo nunca he tenido miedo a la competencia y me hubiera quedado encantado en la Real otro año, compitiendo por un puesto como lo he hecho siempre, aunque hubiera mucha competencia, pero cuando ves que la cosa es más de la dirección del club, creo que como realista y aficionado también te hace pensar que si te lo están diciendo así, igual es el momento de salir y dejar paso a la gente joven y que sigan haciendo cosas importantes por el club.

¿E Imanol Alguacil qué pensaba de todo esto?

–Hablé con él y en principio él me dijo que contaba conmigo, que en ningún momento había pedido mi salida, que era más tema del club, que querían apostar por la gente joven. Sabiendo eso, en algún momento, sí que pensé quedarme y pelear el puesto, como siempre. Pienso que podía tener mis oportunidades haciendo lo que siempre he hecho. Pero luego, pensando fríamente, viendo que el club quiere apostar por la gente joven, que también lo entiendo, porque es lo que le hace grande a la Real... Estamos en un club que funciona gracias a la cantera. Viendo el panorama, vi que era el momento de dar un pasito al lado y dejar a los jóvenes que fueran ellos los protagonistas y buscar una salida que para mí fuera positiva y buena.

¿Cree, en este sentido, que a Olabe le falta un poco de mano izquierda?

–No lo sé. Yo he tenido la suerte de estar muchos años ahí y mi objetivo era seguir, intentar terminar mi carrera ahí porque para mí era un sueño poder acabar en la Real con mi familia, con mis amigos. Pero se ha dado así, esto es fútbol, sabemos cómo funcionan las cosas. No hay otra manera que aceptar las cosas como vienen. Creo que hay que aceptarlas, respetarlas. Yo le estoy muy agradecido al club por todo lo que me ha dado, por lo que he conseguido vivir desde los catorce años que entré. Me han criado como futbolista y como persona y me quedo con todo lo bueno que me han dado. En ningún momento tengo nada que recriminar ni nada por el estilo. Todo lo contrario. Voy a estar siempre agradecido. La vida te va poniendo estos retos, nuevas etapas. El mío me ha llegado con 30 años, un poquito antes de lo que me hubiera gustado a mí. Lo acepto con naturalidad, ilusionado y con este nuevo reto que se me ofrece.

Dice que no se va dolido. ¿Decepcionado?

–Decepcionado no es la palabra. Igual triste. Creo que el último año conseguí hacer una temporada bastante buena, jugué 37 partidos y viendo que el míster contaba conmigo, tenía la esperanza de poder estar otro año tranquilamente y estar ahí peleando por un puesto. Esa ilusión sí que la tenía. Entonces, cuando te dan la noticia, más que decepcionado, triste. Siempre lo he dicho, que mi ilusión era seguir en la Real, pero las cosas pasan así. En todo caso estoy muy agradecido al club por todos estos años.

Echa la vista atrás y ¿qué siente?

–Siento orgullo de haber podido defender estos colores, de haber cumplido el sueño de un donostiarra de haber podido defender la camiseta txuri-urdin durante tantos años y contento porque he conseguido, aportando mi pequeño grano de arena, que el club esté viviendo años bonitos. Hemos conseguido entrar tres años seguidos en Europa, una final de la Copa y, como realzale, conseguir esos objetivos es la hostia. No creo que se pueda pedir mucho más. Orgullo de ver todo lo que he vivido, de cómo he crecido como persona. Entré como un niño y salgo con 30 años, con una mujer, con dos hijas maravillosas y gran parte de culpa la tiene la Real de todo lo que he conseguido en la vida. Un poco triste por dejarlo ahora y no poder estirarlo un poquito más, pero muy agradecido y orgulloso de haber podido vivir la experiencia de estar en un club tan importante tantos años.

¿Soñaba con todo lo que ha vivido?

–Ni en mis mejores sueños me hubiera imaginado que iba a poder jugar tantos años en la Real, que hubiera jugado y viajado por toda Europa con la Real, haber ganado un título con la Real… He tenido la gran suerte de conseguir objetivos muy bonitos y muy difíciles de lograr. Por suerte he conseguido y todo lo que eso conlleva, la felicidad que ves por Donostia, todos los amigos y gente que he conocido gracias a la Real. Es la vida que he tenido gracias a la Real y estoy muy contento.

El único pero en su carrera han sido los problemas físicos. ¿Está de acuerdo?

–Sí. Ha sido siempre el hándicap que he tenido. Eso me ha parado un poquito, pero es parte del fútbol, de la vida. Algunos no se lesionan nunca, otros mucho, otros, un poquito. Me voy tranquilo y con la conciencia tranquila de que he hecho todo lo que ha estado en mis manos para intentar evitar esas lesiones, darlo todo por estos colores y aportar mi granito de arena porque es el sueño que siempre he querido y he tenido la suerte de vivir.

¿Tras su paso por el Leganés jugó sus mejores temporadas en la Real?

–Sí. En la Real llevaba encadenando lesiones durante bastantes temporadas, no conseguía esa regularidad. Me afectaba mucho el estar tanto tiempo lesionado, el no poder dar lo mejor de mí. Ese año en Leganés me vino muy bien para despejar un poco la mente y ver desde otro punto de vista el fútbol y la vida. Soy una persona que me exijo mucho, siempre intento estar al máximo y creo que eso no jugó a mi favor en ese momento. Ese año en el Leganés me vino fenomenal para despejar la mente y vivir el fútbol de otra manera.

Se va agradecido de la Real, ¿de la afición? Siempre ha habido un sector que se ha mostrado crítico hacia su persona….

–Siempre lo he dicho, he intentado dejar a un lado el tema de las redes sociales, no tengo ni me gustan. Siempre me he centrado en dar lo mejor de mí. Entiendo que hay gente a la que guste más, a otra que no le guste. Lo comento con mis amigos, lo raro sería, viendo los jugadores que hay en la Real, que un lateral derecho fuera de los mejores del equipo. Me he centrado en dar lo mejor de mí, que ha habido momentos buenos y momentos no tan buenos. La gente es libre de opinar. Pero en Anoeta yo siempre me he sentido muy querido y muy contento con la afición, que siempre me ha respetado, me ha ayudado mucho. También estoy muy agradecido a ellos.

¿Se va con la conciencia tranquila?

–Sí. Siempre he trabajado duro en el día a día. En otra cosa, no, pero en eso no se me puede achacar nada. Siempre lo he dado todo, siempre he sido un buen compañero, ayudando a la gente joven que subía de abajo, intentando ser un ejemplo para todos esos chavales que suben e intentan quedarse en el primer equipo. Nunca he puesto una mala cara jugase o no, nunca he creado ningún conflicto. Creo que he sido una persona fácil de llevar, que he puesto las cosas muy fáciles, que siempre he tenido muy buen trato con los compañeros. Soy de esas personas que piensan que, si tú lo das todo, te vacías y das lo mejor de ti, te vas con la conciencia tranquila. Siempre intento hacer eso. No nos vamos a engañar a estas alturas de la vida. Siempre he dependido de mi físico. Técnicamente no soy tan habilidoso como otros compañeros que tengo en la Real. Tengo esa carencia, pero lo he suplido un poco con mi carácter, mi sacrificio, mis ganas de trabajar y darlo todo.

Lo que sí parece es que el futuro sí está garantizado, ¿no?

–Sí. He tenido la suerte de estar viviendo los mejores años del club, de poder estar jugando al lado de jugadores de la talla de Carlos Vela, Xabi Prieto, Januzaj, Silva, Merino, Oyarzabal… Son gente que marcan una etapa en el club y he tenido la suerte de ser compañero de ellos y de tener una relación buena con ellos. Eso es también con lo que uno se queda cuando sale del club. Te quedas con esas cosas, lo que has vivido, lo que has podido disfrutar, ver que has podido compartir vestuario con grandes jugadores como esos y eso te enorgullece vivir todo eso.

¿Por qué el Cádiz?

–Lo que me decantó por el Cádiz fue que vi que iban en serio a por mí. Vino el director deportivo, Jorge Cordero, a Donostia a encontrarse conmigo, a decirme que era su primera opción, que estaban contentos de estar conmigo, de presentarme el proyecto que estaban intentado crear y al final, el sentirme querido, valorado, venir desde Cádiz solo para hablar contigo, sin tener nada cerrado, eso me decantó por el Cádiz. Viendo que es un clásico de la Liga, y que siempre tiene esa gracia el Cádiz. Es una equipo especial. Sentirse querido, que yo le doy mucha importancia, es lo que me ayudó a tomar la decisión.