Apenas ha asomado la cabeza en el primer equipo, pero ya puede dar fe de lo difícil y exigente que es aparecer y consolidarse para un delantero centro salido de Zubieta. Jon Karrikaburu acabó la anterior campaña, la 2020-21, como uno de los grandes triunfadores en clave txuri-urdin, después de lograr 22 goles con el C, con los que derribó la puerta del filial, con el que marcó cuatro dianas, entre ellas la que le dio el ascenso a Segunda A. Un año después, la euforia por el boom un poco a pesar de que ha sido el máximo realizador del equipo de Xabi Alonso con once tantos (y dos asistencias). Quien más o quien menos esperaba que asomara la cabeza en el primer equipo, sobre todo cuando se agudizó la agobiante sequía realizadora de los puntas, pero Imanol Alguacil apenas le subió para entrenar con los mayores y cuando lo hizo, casi al final del curso, le dio un soberano palo público Crítica que extendió a sus compañeros en el filial, por lo que incluso se han inventado un curioso stage para nueve jugadores lo que se va a convertir en un casting para la pretemporada de la Real. Roberto Olabe dejó claro en su comparecencia que “la idea es que se quede en el club. Va a estar en el grupo que empezará antes para decirle a Imanol dónde quiere estar”.

No son pocos los canteranos que le pueden dar buenos consejos a Karrikaburu, quien, no hay que olvidar, todavía tiene 19 años y sigue siendo muy valorado porque, como repite Imanol, “cuenta con algo especial que es el gol; eso se tiene o no se tiene”. Uno de ellos es el gran desaparecido en este final de campaña, Jon Bautista. El de Errenteria también se hinchó a anotar en las categorías inferiores de la Real hasta que llegó al primer equipo. Ahí es donde se le complicaron las cosas, al encontrarse con una competencia feroz y con escasas oportunidades. Tampoco hay que olvidar que en sus dos primeras temporadas con los mayores participó en trece encuentros. En la primera, 2016-17, aún a caballo con el filial, llegó a anotar tres goles, que se quedaron en uno los dos siguientes cursos. En la 2020-21 salió desde el banquillo en 21 duelos y logró dos goles en Europa, uno de ellos el inolvidable en Rijeka que valió tres puntos. Este año ha tratado de reimpulsar su carrera en una cesión con el Leganés, pero, desgraciadamente, no ha tenido la suerte que esperaba y buscaba. Los tres goles que ha logrado lo confirman. Todavía le queda un año de un control al alza que firmó con la Real por la amenaza del Athletic, aunque por ahora se ha convertido en el gran olvidado de este periodo vacacional para los jugadores. Todo parece indicar que, a pesar de que pueda comenzar la pretemporada con sus compañeros en Zubieta, su futuro está fuera de Donostia.

Su decepción se suma a la de todos los delanteros salidos de la casa desde que se asentó y triunfó el último, el gran Agirretxe. Sin olvidar lo que le costó al de Usurbil asentarse y disputarle el puesto a igualdad de condiciones a cualquiera que le traían para discutirle la titularidad, el mejor resumen de su carrera es que cuando Navas destrozó su carrera, era el gran referente ofensivo del equipo de Eusebio y llevaba trece dianas en diciembre.

Casi a la par que él llegó Borja Viguera, que pronto descubrió que contaba con pocas opciones de triunfar en la Real pese a que en categorías inferiores causó muy buena impresión.

Sin contar a Oyarzabal, que, aunque en la Real no se ha prodigado mucho, ha llegado a jugar una final olímpica de 9, han tenido que pasar muchos años para que volvieran a aparecer dos delanteros centro de la casa como Lobete y Karrikaburu. Al lezoarra, que también ha alternado el puesto con la banda, ha firmado dos goles este curso y está en la sub’21, se le complica el futuro fuera del stage, pero ya sabe lo dura que es la vida para un delantero centro de Zubieta...