La Real Sociedad perdió este domingo en el campo del Espanyol, en un encuentro marcado por la polémica y que, más allá de decisiones arbitrales, deparó buenas noticias en clave txuri-urdin. El equipo demostró manejar alternativas tácticas dentro del contexto de bajas. Sin Merino-Silva y ante un rival (otro) que priorizó tapar dentro, acreditó un gran juego exterior.

Punto de partida: el Espanyol, como Valencia y Mónaco, emparejó de inicio a sus tres centrocampistas con los tres jugadores interiores de la Real, esta vez Zubimendi-Guevara-Oyarzabal.

La prioridad de los pericos a la hora de tapar dentro era tal que a menudo quedaban libres sus centrocampistas más defensivos, gracias a la ayuda interior de los extremos

-BLANCOS: Darder marca Zubimendi y Yangel-Bare (detrás) quedan sin marca fija.

-AZULES: Ayuda dentro los extremos, Puado con Oyarzabal y Embarba con Guevara.

Imanol esperaba algo así, lo que, unido a las ausencias de Merino-Silva, le llevó a apostar en menor medida por el juego interior y a convertir las bandas en foco de los ataques. ¿Cómo? Abriendo el campo con dos extremos (Portu-Januzaj) pegados a la cal y a pierna natural.

Eso sí, las formas de avanzar por una y otra ala resultaron distintas. El equipo volcó más el juego sobre la derecha, buscando con frecuencia esta situación: Portu recibe bajo para atraer a su lateral y Oyarzabal corre en diagonal a la espalda de este.

Volcar el juego en la derecha sirvió para que en la izquierda, convertida en lado débil, se diera un aclarado que a su vez generara el duelo Janzuaj-Aleix. La idea era buena, porque Aleix no es muy aplicado en defensa. Pero la Real solo pudo explotar la situación a cuentagotas.

El aclarado en la izquierda también se utilizó para que fueran las subidas de Diego Rico las encargadas de ensanchar el campo, aprovechando Januzaj el movimiento para meterse dentro. Eso sí, siempre con futbolistas txuri-urdin dando amplitud desde ambas alas.

La Real estuvo bien durante la primera hora de partido. Y estuvo mejor tras los ingresos de Isak-Barrenetxea (ROJOS). A partir de entonces fue más simétrica, con Barrene y Januzaj (ya en derecha) muy abiertos, y Oyarzabal moviéndose ya casi en doble punta con Isak (BLANCOS).

El equipo de Imanol logró que el Espanyol tuviera que ensancharse para defender, y los txuri-urdin empezaron a encontrar incluso superioridades interiores. Fueron mejores que el rival y merecieron el triunfo. Una lástima la derrota, pero el partido también dejó cosas positivas.