iez lesionados, que se dice pronto. Y no unos cualquiera. Imanol, a falta de un portero, podría formar un once de gala con los jugadores que se encuentran en el dique seco en este momento. Pero aun así, con todo en contra, la Real sigue muy de pie, sumando victorias importantes que le han llevado hasta el segundo puesto de la clasificación. Jugadas siete jornadas de Liga solo el Real Madrid ha obtenido un punto más que los txuri-urdin. Ningún otro equipo de la competición, salvo los blancos, tiene más puntos. Tampoco ningún otro equipo tiene más lesionados.

Y es que el mérito que tiene esta Real Sociedad está fuera de toda duda. Imanol ya ha dejado claro en infinidad de ocasiones que no le tiembla el pulso a la hora de echar mano de filial. Lo ha demostrado con el equipo casi al completo, y ahora, con su conjunto lastrado por los percances físicos, más de lo mismo. De hecho, ayer apostó de inicio por dos potrillos como Turrientes y Lobete, dejando a Guevara y a Portu en el banquillo. Y más tarde quitó a Aihen para dar entrada a Cristo Romero, y a renglón seguido hizo lo propio con Januzaj para darle cabida a Valera. La ovación que, por ejemplo, se llevó Beñat Turrientes cuando abandonó el terreno de juego será inolvidable para el propio futbolista, que ayer tuvo su bautismo con el primer equipo. Había ganas de verle en acción y el centrocampista no decepcionó.

No está siendo un camino de rosas el arranque de la competición para la Real pese a que los resultados y las sensaciones digan lo contrario. Son muchas las piedras que se está encontrando el bueno de Imanol Alguacil que, sin embargo, no está poniendo ni una sola excusa, algo que le honra enormemente. Cada vez que sale a hablar con los medios, ante la pregunta de cuál es la razón de que haya tanto lesionado, el de Orio habla claro. El nivel de exigencia es alto y eso lleva a que los futbolistas tengan que ir al límite. Apenas hay descanso y las lesiones aparecen. “No es nada nuevo”. ¿Le han escuchado alguna vez lamentarse? Yo tampoco.

Imanol sigue a lo suyo, trabajando en Zubieta día a día, echando mano de futbolistas que ni en sus mejores sueños podían pensar a principio de temporada que, jugadas tan solo siete jornadas del campeonato, ya podían presumir de haber debutado con el primer equipo de la Real. Que se lo pregunten a Cristo Romero cuando comenzó la pretemporada con el Málaga o a Valera, cuando se puso a las órdenes del Cholo Simeone. Seguro que a Lobete, a Turrientes o a Urko tampoco se les pasaba por la cabeza estar viviendo a estas alturas de la temporada una experiencia como la actual, más cerca del primer equipo que de Sanse.

Pero las circunstancias son las que mandan. Y la Real está ganando este partido por goleada. 16 puntos tras cinco partidos ganados, dos empates y una derrota. Esta precisamente llegó con los mejores sobre el terreno de juego. Fue en el Camp Nou, en un estreno para olvidar. Luego comenzaron los percances físicos y, por ende, los mejores partidos de un equipo que cuyo arrojo tiene encandilado a su afición.

Ayer, los casi 24.000 aficionados que se acercaron hasta Anoeta vibraron como nunca con un grupo de jugadores que les ha devuelto la ilusión. Da lo mismo que no puedan ver en acción a los Silva, Isak, Sorloth, Barrenetxea... Disfrutan lo mismo viendo a un mermado Igor Zubeldia dejarse a piel en cada acción, o a un Turrientes partiéndose el pecho en el centro del campo contra oponentes que le superan en experiencia pero no en ilusión, o a un Valera que siempre encara independientemente de quién esté enfrente. Y, por supuesto, se rompen las palmas aplaudiendo a su capitán, que ayer volvió a acudir al rescate de su equipo, marcando un gol de pillo, de jugadorazo. Un gol, el de Mikel Oyarzabal, que vale tres puntos y que ha colocado a la Real, le pese a quien le pese, en segunda posición. Que pase el siguiente.

Imanol ya ha dejado claro en infinidad de ocasiones que no le tiembla el pulso a la hora de echar mano de los jugadores del filial txuri-urdin