- En el hogar txuri-urdin, Adnan Januzaj es casi siempre quien más a mano tiene el interruptor de la luz. Si le da por encenderla, la película suele tener final feliz: aterrizó en Donostia hace cuatro años y ha solventado por aquí unos cuantos apagones ya. Los magos como él, sin embargo, suelen tener una cara B, una vertiente que les hace brillar menos y que convierte a sus equipos en más vulnerables. Ayer en Anoeta vimos las dos caras del belga, foco del peligro realista durante la hora que jugó y también vía de agua por la que el rival consiguió inundar poco a poco el área de Remiro. ¿Se queda? Si él quiere, ojalá, porque no abundan los futbolistas que solucionan papeletas enteras de un solo chispazo. Pero su voluntad debe pasar por entender que, con carencias como las suyas, no puede ser titular indiscutible. Sí resulta, mientras, una herramienta sobresaliente para lograr victorias. En parte esta contra el Mónaco, por ejemplo. Aunque no valiera puntos.

Arrancó el tercer amistoso del verano txuri-urdin y ambos equipos se saltaron al cuello el uno del otro. De forma muy parecida además. Esta vez Imanol escogió presionar con Janu en primera línea desde un inicio, emparejando al belga con el central izquierdo visitante. Y, en el otro banquillo, el croata Niko Kovac apostó por más de lo mismo, utilizando a Gelson Martins para encimar a Le Normand. El arranque del duelo resultó así trepidante, con Real y Mónaco arriesgando en la salida y corriendo en cuanto podían, todo ello dentro de un panorama en el que el peligro tenía más color txuri-urdin que rojiblanco. Resulta curioso, porque el rival juntó en las cuatro posiciones ofensivas de su 4-2-3-1 a tres futbolistas convocados para la pasada Eurocopa (el ruso Golovin, el alemán Volland y el francés Ben Yedder) y al citado Gelson, ex de todo un Atlético de Madrid. Sin embargo, pesaba más en la sensación general la tremenda tendencia al error de los defensas forasteros, quienes ya habían protagonizado un par de sustos antes del 1-0.

Sacó de banda el Mónaco a la altura de su área, a través de su lateral derecho. Presionó arriba la Real. Y para hacerlo ubicó a Januzaj en una posición intermedia entre central y lateral zurdo. Sí, en una posición tan intermedia que Disasi no le vio, poniéndole en bandeja el 1-0 en el minuto cinco: interior de zurda y a la red. Los visitantes acusaron el gol. Por momentos no sabían de dónde les daba el aire. Y Gelson veía burlado su salto una y otra vez: Aihen recibía solo y cuando le llegaba la ayuda rival servía fácil a Guridi, para lanzar la transición de turno. Así hasta que Kovac decidió que el partido tenía que tener un punto más pausado, alcanzado ya el cuarto de hora. Cerró el grifo dejando al extremo portugués con el mismo Aihen, esperando también en 4-2-3-1 y alargando igualmente las posesiones desde un nuevo posicionamiento, una salida de tres que proyectaba al lateral izquierdo para buscar las cosquillas a nuestro protagonista... Bingo.

Y es que ahí, en el sector de Januzaj, encontraron un filón los monegascos, gracias a la adelantada ubicación del carrilero Oliveira y a la posición interior de un Golovin que se situaba al costado de Turrientes, como Volland en la derecha. Esa mutación a 3-4-2-1 de los de Kovac surtió efecto y les permitió dominar el tramo final de la primera mitad. Chispazos de Robert Navarro y del Januzaj en versión atacante sirvieron para amenazar a una Real que tuvo a Portu algo desconectado en el extremo zurdo. Pero el empate pasó a parecer siempre más cerca que el segundo gol local, circunstancia que terminó materializándose. El lateral izquierdo del Mónaco retó a Janu a una carrera. Se la ganó. Y luego su centro al área no fue defendido con contundencia por el triángulo Aritz-Le Normand-Turrientes. El tímido rechace de la defensa le cayó a Golovin, que puso la igualdad en el marcador cuando solo faltaban cuatro minutos para el descanso.

Después, el arranque de la segunda parte se pareció al final de la primera, en casi todo pero con matices. El principal, que dio la sensación de que Imanol trató de ajustar a los suyos ordenando a Aritz presionar a ese extremo zurdo rival que se metía dentro, Gelson tras el intermedio. Sin embargo, el Mónaco supo encontrar la espalda del beasaindarra para amenazar con el recién ingresado Musaba, delantero centro a quien Gaizka Ayesa desbarató brillantemente un mano a mano. Tiene buena pinta el portero de la cantera. Igual que Robert Navarro, quien apunta a ser importante durante el curso entrante: por lo que hace con el balón, que ya lo sabíamos, y también por lo mucho y bien que trabaja, desmintiendo el tópico de mediapunta frío y reacio a emplearse en defensa y en la presión. Da la sensación, además, de que el trabajo de gimnasio de Zubieta ha dado sus frutos en él: se le ve más ancho, sólido incluso cuando tiene que dirimir disputas con futbolistas tan físicos como los del mismo Mónaco.

Transcurrido un cuarto de hora de la segunda mitad, Imanol terminó de cambiar el equipo entero con nueve sustituciones más (el citado Ayesa y Roberto López habían ingresado en el intermedio). Y las variantes vinieron a confirmar todo lo previamente apuntado sobre Januzaj. Con el chaval Dani Garrido en su sitio, la Real contuvo mejor al Mónaco en ese lado derecho, también, todo hay que decirlo, porque los visitantes cambiaron igualmente a los protagonistas iniciales. Pero fue desaparecer el belga y convertirse el extremo izquierdo, no ya el diestro, en la vía de ataque txuri-urdin.

Por ahí se movió un Barrenetxea al que se ve entonado este verano. Por ahí enredó entre líneas David Silva en su presentación ante una hinchada que no conocía aún (también en su reencuentro con Cesc Fàbregas). Y por ahí nació, previo inicio desde el costado opuesto, el 2-1 de Willian José, a centro del donostiarra. A dos semanas y media de que empiece la Liga, la maquinaria realista va acumulando experiencias y enfrentándose a preguntas exigentes que le va a plantear la competición oficial. De momento las responde bien, como puede y ateniéndose a las circunstancias: los entrenamientos empezaron hace solo 20 días y ayer al entrenador le faltaban catorce jugadores (¡catorce!) de la primera plantilla. Así que en pretemporada vemos detalles y tomamos nota. Pero siendo siempre conscientes de que lo del 15 de agosto en el Camp Nou, para bien o para mal, será otra cosa. ¿O no? Será lo que quiera Januzaj. Si juega. "Quédate", le cantaban ayer en Anoeta cuando fue sustituido.

REAL SOCIEDAD Remiro (Ayesa, m. 45); Zaldua (Gorodabel, m. 62), Aritz (Zubledia, m. 62), Le Normand (Pacheco, m. 62), Aihen (Sola, m. 62); Turrientes (Pokorny, m. 62), Robert Navarro (Silva, m. 62), Guridi (Roberto López, m. 45); Januzaj (Garrido, m. 62), Portu (Barrenetxea, m. 62), Lobete (Willian José, m. 62).

MÓNACO Nubel, Sidibe (Aguilar, m. 72), Disasi (Matsima, m. 72), Mukinayi, Oliveira (Jakobs, m. 72), Volland (Diatta, m. 46), Tchouameni (Fofana, m. 46), Matazo, Martins, Golovin (Fàbregas, m. 46) y Ben Yedder (Musaba, m. 46).

Goles 1-0, m. 5: Januzaj. 1-1, m. 41: Golovin. 2-1, m. 69: Willian José.

Árbitro Sagués Oscoz. Sin amonestaciones.

Incidencias Partido disputado en Anoeta con la presencia de más de 6.700 aficionados en las gradas.