- ¿Ha conseguido desconectar después del subidón que supuso ganar la Europa League?

-Sí te digo la verdad, estoy viviendo un verano diferente porque hasta ahora yo había sido primer entrenador y un primer entrenador no desconecta nunca, entre fichajes y pretemporada, y me siento hasta raro. Pero sí que he desconectado, y estoy intentando disfrutar de la familia.

En lo personal, ¿qué ha supuesto este título para Imanol Idiakez?

-Cuando estás en este lado, el tema personal queda en un segundo plano. Me queda la satisfacción de ver a tanta gente feliz. Todo ha sido muy bonito. Fue una explosión de alegría por todo los lados, ya en el propio campo, en Polonia, y al día siguiente en casa. Ver a tanta gente feliz es una cosa muy bonita.

El título no pudo llegar de una manera más agónica, tras una tanda interminable de penaltis...

-Los aficionados normales al fútbol van a recordar la final porque fue un poco épico como acabó todo, tirando los 22 jugadores de campo, los dos porteros entre ellos. Eso va a quedar siempre ahí.

Me imagino que algo así no se espera cuando un entrenador decide aceptar la oferta de un equipo.

-Quizá no era el objetivo, pero sí creo que había un sueño desde el inicio, incluso desde la rueda de prensa de presentación de Unai Emery. El Villarreal es un equipo que lleva haciendo muy bien las cosas en los últimos años, pero se le había negado un título. Era una palabra que estaba ahí, con mucho cuidado a la hora de decirlo, porque es muy peligroso, pero el sueño estaba. El camino no fue sencillo, pero a cada ronda le hemos dedicado mucho cariño, mucho mimo y el equipo se lo ha ido creyendo. En una competición tan difícil no te lo planteas como una obligación, pero sí como una ilusión, y, bueno, según íbamos pasando rondas... Llegaron las semifinales y el Villarreal había tenido su límite. Quedaba el recuerdo del penalti de Riquelme al Arsenal. Dimos un paso accediendo a la final. Sí se soñó, pero con los pies en el suelo.

Tal y como han salido las cosas, su decisión de venir al Villarreal ha sido muy acertada, ¿no?

-Pero no solo por el resultado de la final. El planteamiento era, sobre todo, poder aprender, poder colaborar y echar una mano a Unai. El camino ha sido bonito, he aprendido muchísimo. Unai es un entrenador de nivel mundial y he tenido la satisfacción, desde otro prisma, de poder intentar ayudar a los demás a hacer las cosas bien.

¿Se le ha hecho raro ser el segundo de alguien?

-Siempre hay un proceso de adaptación. Llevaba doce años haciendo las cosas a mi manera, y aquí, por decirlo de alguna manera, tú no pintas nada. Al final, vas detrás de alguien, que es el que dirige. Necesité mi adaptación para entender todo eso, pero con toda la humildad del mundo he intentado ayudar a Unai, que era mi objetivo cuando él me llamó. Es la obligación en mi puesto, estar ahí para cuando me necesite y para que esté contento.

¿Le sorprendió la llamada de Unai Emery?

-Sí, no lo esperaba. Me cogió un poco de sorpresa. No entraba en mis planes. Unai llevaba muchos años con un segundo entrenador y es algo que nunca lo habíamos planteado. Ellos decidieron separar sus caminos. Fue todo bastante fácil. Con un par de conversaciones con Unai, no me costó mucho tomar la decisión.

Están de moda los entrenadores guipuzcoanos, Unai Emery, Imanol Alguacil, Julen Lopetegui, usted...

-(Risas) Tanto Unai como Imanol y Julen están haciendo un papelón en sus equipos. Con los poquitos que somos, que tengamos, por ejemplo, dos entrenadores ganando títulos al máximo nivel es una gran noticia.

¿Que queda de aquel Imanol Idiakez que comenzó a entrenar al Sanse?

-La ilusión de cada lunes de empezar la semana y de preparar cada partido, cada entrenamiento. En el Villarreal, desde otra posición diferente, pero con la misma ilusión por intentar ser mejor y, sobre todo, por intentar ayudar a los futbolistas y a los miembros del cuerpo técnico. Tenía ganas desde hace tiempo de aprender de otros y encima estoy teniendo la suerte de aprender de alguien que es muy bueno.

¿Es difícil trabajar con alguien tan exigente como Unai Emery?

Exigente sí es, pero desde el punto de vista positivo. La exigencia es una obligación si quieres superar límites. Y no es difícil, sí exigente. He disfrutado mucho de esta exigencia de Unai.

Año inolvidable en lo personal para Imanol Idiakez. Título de la Europa League con el Villarreal, y su otro equipo del alma, la Real, campeón de Copa y quinta clasificada...

-Estuvimos los dos equipos peleando hasta el final por el quinto puesto. Es impresionante. Yo no me canso de alabar no solo a la Real, sino a Imanol. Es una de las claves de la Real, desde que él entró hay una idea clara, todo el mundo tiene claro a lo que juega el equipo. Además, va sumando gente de la cantera, van debutando jugadores de abajo en el primero equipo y se van asentando. La verdad es que es para disfrutar, haciendo una propuesta de juego muy al ataque, muy ofensiva, muy difícil de ver. Estamos de enhorabuena. Ojalá dure muchos años.

¿Le sorprende el rendimiento que está dando la Real con Imanol?

-No. Ahí dentro hay mucho conocimiento, mucho trabajo. Este año me ha tocado analizarles porque hemos sido rivales de ellos. Lo hacen muy bien. Los futbolistas cada vez están jugando mejor y es un rival dificilísimo de meterle mano. Tiene muchísimo mérito. A nivel de juego, la Real es el equipo que mejor juega a fútbol de la Liga.

¿Es factible alcanzar a los grandes transatlánticos de la Liga?

-Es difícil, pero igual de factible que podía ser al principio de Liga pensar en ganar la Europa League para nosotros. Hay que dar un pasito para elevar el listón. Cuando llegas a cierto nivel, son los pequeños detalles los que marcan la diferencia. Tanto Real como Villarreal somos dos de los equipos que tenemos la intención de alcanzar ese nivel que ha logrado, por ejemplo, el Sevilla.

Para alguien que en su día trabajó en la cantera de la Real, ¿qué significa ver a tanto 'potrillo' en el primer equipo?

-Pues un orgullo. Es la naturaleza de un club como la Real. En definitiva, es un premio para todos. En el Villarreal, por ejemplo, este año, se han disparado varios chicos como Yeremy Pino, un chaval de 17 años. Todos disfrutamos mucho, y en ese aspecto, somos clubes parecidos. La Real creo que está en uno de los mejores momentos que recuerdo. Hay calidad y cantidad.

¿Destacaría a alguno de los jóvenes talentos de la Real?

-No me gustaría quedarme solo con uno. Todos tienen mucho mérito. Soy un gran fan de Oyarzabal, que está en la súper elite. Es una alegría ver a Zubimendi, que es una pasada. Por nivel, el jugador de cantera que simboliza lo que es la Real es Oyarzabal y cada vez que le veo, disfruto, porque es un jugadorazo.

¿Piensa en volver a algún día a la Real

-Lo primero es que la Real te tiene que querer. Evidentemente, si algún día eso pasa, sería una alegría, porque soy de la Real desde que nací, pero no es algo que puedes pensar. Tienes que hacer tu camino y lo que venga, bienvenido. En su día elegí coger las maletas, he dado muchas vueltas, pero ha merecido la pena.