Nor naiz?
aixo afición txuri-urdin! Supongo que, en su día, recibiríais ilusionados las primeras noticias acerca de mi posible fichaje. No creo que me conocierais, aunque en mi currículum ya figuraba algún título importante. Pero el simple hecho de escuchar o leer mi apellido os evocaría felices tiempos pasados. No os había ido nada mal con futbolistas de mi mismo origen y en mi misma demarcación. Aunque, en realidad, en mi pasaporte figuraba y figura una nacionalidad muy distinta. Es lo que tiene la globalización. La amplia amalgama de culturas que se juntan en mi combinado nacional resultaba impensable hace poco más de una década. Pero ahí estamos. Y no nos va nada mal, ¿eh? Formamos una selección muy fiable en las recientes fases de clasificación.
Creo que ya he hablado demasiado. Esta carta va a ser de las fáciles. Así que voy a cambiar radicalmente de tema y os voy a explicar cómo me va ahora con mi equipo. Mal no es la palabra. Pero digamos que podíamos estar mejor. Hasta hace nada, disfrutábamos en la liga de una confortable ventaja sobre el resto de clubes. Una mala racha previa al parón, sin embargo, nos terminó relegando a la segunda plaza, a un punto del líder. Y además nuestro papel en Europa esta temporada ha sido para olvidar. Así que nos aferramos ahora a esa lucha por la liga que se nos ha complicado y también a la final de copa, en la que tendremos como rival al mismo equipo con el que peleamos por la propia liga. Nada nuevo bajo el sol. Hace tiempo que ambos clubes dominamos el fútbol del país. El tercero en discordia probablemente os genere más simpatía, pero sobre el campo no termina de carburar y vivió hace nada, además, una tremenda crisis institucional.
Solo pasé una temporada con vosotros. Y en ella disputé 40 partidos. ¿Puede haber mejor pista? Deduciréis que hablo de una campaña con el calendario muy cargado. La que más. Lástima que las sensaciones con las que dejé el club un año después de mi llegada no se correspondieran con dos circunstancias: mi elevada participación y mis muy prometedores inicios. Empecé como un tiro. No dabais crédito a lo que veían vuestros ojos. Pero demostré luego, como acredita mi carrera en general, que necesito sentirme titularísimo. Lo de pelear el puesto no termina de ir conmigo.