La Real nunca estará sola. Cuanto más lejos juega, más viajes y puntos de origen descubre con aficionados txuri-urdin que no dudan en afrontar los kilómetros que hagan falta para arropar a su equipo. Si hay seguidores que van a partir desde muchos lugares, digamos, normales como de cualquier rincón de Gipuzkoa, también los hay que saldrán de distintos puntos de la península y, cómo no, del extranjero. Uno de los más originales y sorprendentes nos llega desde Gotemburgo. Es la historia de Germán Cavanillas (26 años), un mallorquín afincado en la segunda ciudad de Suecia, situada a más de 700 kilómetros de Trondheim, donde la Real jugará mañana ante el Rosenborg (19.00 horas).

El amor por los colores blanquiazules le viene de familia: “Toda mi familia es de Donostia, aunque yo fui el primero en nacer fuera, ya que mis padres se mudaron a Mallorca antes de mi nacimiento. De pequeño tuve mis flirteos con equipos grandes como el Barça o el Madrid, pero en cuanto maduré un poco me di cuenta de que mi equipo verdadero era la Real, el de toda la familia”.

Suecia y sus preciosos paisajes le cautivaron casi a primera vista hace un lustro y, por sus palabras, se desprende que su relación va para largo: “Viví aquí entre 2012 y 2013 como estudiante y me enamoré del lugar. Luego tuve que estar un tiempo en Londres por cuestiones de trabajo, pero en julio de 2016 regresé a Suecia y desde entonces trabajo en el sistema sueco de seguridad social. De este país ya no me saca nadie”.

La gran mayoría de la parroquia realista lamentó el resultado del sorteo. No es el caso de Germán: “En cuanto vi que salía el Rosenborg, lo tuve claro: me voy a Noruega a presenciarlo. Viviendo en Suecia es difícil ver a la Real, así que esta oportunidad no se podía dejar pasar”.

Aunque su desplazamiento no será tan largo como el de la mayoría de los valientes realzales, este mallorquín también deberá hacer un esfuerzo para llegar a Trondheim: “Tomaré un tren nocturno desde Gotemburgo el miércoles -por hoy- a la salida del trabajo. Trece horitas para llegar a Trondheim el día del partido por la mañana”.

Como no podía ser de otra manera, viajará enfundando en su camiseta txuri-urdin. No será la primera vez que viaja luciendo colores. Incluso a otros continentes: “Este pasado mes de septiembre, haciendo una excursión por el parque nacional de Yosemite con mi camiseta de la Real puesta, nos cruzamos con otro txuri-urdin que me soltó un ¡Aupa Reala! Me quedé tan sorprendido que no supe ni responderle al pobre”.

En principio, tiene previsto juntarse con algunos seguidores con los que se encontrará ya en la localidad noruega: “Algún tuitero y forero hay por ahí con los que seguro que me echaré unas cervezas”.

poco frío Las condiciones climatológicas no parece que vayan a ser tan duras como se esperaba y como se ha vivido a principios de semana en Trondheim: “Noviembre es muy variable. Hoy -por ayer- estamos a siete bajo cero y con nieve, pero de un día para otro es posible que la temperatura suba hasta 15 grados”.

Cavanillas es muy optimista respecto a las posibilidades de los de Eusebio: “La Real es superior, y no parece que vaya a nevar, así que deberíamos ganar. Apuesto por un 0-2”. Para vivir en el país vecino, sus referencias del conjunto noruego no son demasiadas: “También sigo al Arsenal inglés, así que conozco bien al delantero danés Bendtner. Dudo que fuera titular en Segunda B”.

El objetivo txuri-urdin debe ser el primer puesto de grupo para evitar cocos: “En Anoeta, con la afición encima, al Zenit se le puede ganar. Esta Real me ilusiona mucho. Con jugadores del nivel de Illarra y Willian José es difícil no estar ilusionado, la verdad”.

Puestos a elegir entre todos los futbolistas blanquiazules, el balear se decanta por uno de los clásicos: “A mí me gusta Xabi Prieto, por todo lo que ha hecho por nosotros. Una leyenda viva”.

Lo cierto es que la afición blanquiazul tiene depositadas muchas esperanzas en que, tras muchos años, esta plantilla pueda aspirar a alcanzar un título 30 años después de la Copa de Zaragoza. Germán cree que es posible: “El año pasado ya vimos que el Celta estuvo a un pelo de llegar a la final de Europa League. Y no creo que nosotros seamos peor equipo que ellos entonces. Hay que creérselo”.

Con la ilusión por bandera. En total serán más de 200 los realistas que, como ven, se desplazarán desde cualquier lugar recóndito de Europa para apoyar a un equipo que quiere hacer historia en su estreno en la competición. Con gente tan involucrada como este mallorquín, sueco de adopción, pero tan txuri-urdin como el que más de corazón, seguro que todo será más factible.