365 días de tránsito entre San Mateo y San Mateo. 365 días para un Martxel Iztueta que afrontó la edición de 2024 junto a Unai Laso con la esperanza de su empresa de que fuera creciendo poco a poco después de dar la talla en el Masters CaixaBank con el apoyo de Jokin Altuna. No ganó ninguno de sus dos encuentros en el Adarraga de Logroño, donde Jon Ander Albisu y Beñat Rezusta –el zaguero más laureado de la historia en el torneo riojano– le enseñaron el oficio. 365 días después el tolosarra ofrece madurez, pegada y también solidez en el sufrimiento. Ya no existen dudas. Las apaciguó en un Parejas terrible, a golpe de buenas actuaciones. La de este domingo fue otra de ellas. No es un proyecto. Es realidad. Martxel se quitó la espina riojana en una prueba de gran compromiso, domando a un Jon Mariezkurrena recién ungido por su tercera txapela del Masters, conquistada a base de la dinamita que calza en su derecha.
No era tarea fácil. No solo por el poderoso zaguero de Berriozar, sino que la presencia de Iker Larrazabal en la delantera, llamado a romper a medida que acumula horas de vuelo entre los estelaristas, aportaba aún más candela a una propuesta hipertrofiada. Sin embargo, incómodos de cabo a rabo, los azules naufragaron desde el inicio, batallando contra tacadas que desmontaron sus opciones. Viento de cara. Manejaron distancias en contra de hasta diez tantos con el 16-6. Por entonces, el delantero de Amurrio solo llevaba un tanto en juego, prácticamente inédito. Tímido. Irregulares ambos, los errores les pasaron factura.
Las distancias
Pues bien, Iztueta, de encuentro exquisito, peloteo fácil y largo, dio altura para varear a Mariezkurrena II, eclipsando el trabajo de Larrazabal, secuestrando su poder de volea y permitiendo que Erik Jaka luciera bisturí. Asimismo, el tolosarra defendió pelotazos complicados –en el 17-10 llevó dos prácticamente imposibles, el segundo de sotamano a punto de caer al suelo–. Muestra de evolución. Hay zaguero para rato. Dominar a Mariezkurrena es un encargo de categoría legendaria. Atlas y la bóveda celeste. Matrícula de honor. Protagonista.
En este contexto desequilibró Jaka, sobre todo, en el tramo final, después de que los azules se acercaran en un partido sin apenas historia. Y es que el lizartzarra supo romper a la vista de que aumentaba el peligro de Larrazabal y Mariezkurrena II a medida que iban sumando guarismos en su marcador.
Equilibrio y desequilibrio
En el 17-8 comenzó el intento de revuelta azul. Iztueta mandó un derechazo al fleje lateral. Mariezkurrena soltó el genio con un dos paredes marca de la casa. A tumba abierta. Matar o morir. 17-10. Larrazabal sumó su segundo remate con un pelotazo a los pies de Jaka, Jon atropelló a Iztueta e Iker remató al txoko. 17-13. La bestia parecía despertar. Un espejismo. El de Berriozar dio un triple salto mortal con otra carambola que besó colchón.
Jaka no perdonó entonces. El 19-13 fue un gancho precioso. Con los pies en el cuadro tres, el campeón del Manomanista de 2020 cruzó el pelotazo con violencia, escuadra y cartabón. Imposible para Larrazabal. En seis pelotazos, entretanto, se pusieron los colorados a un palmo del triunfo. Dos saque-remates consecutivos. Un dos paredes y una parada al txoko. El cierre llegó con un yerro de Mariezkurrena a un pelotazo atrás de Jaka.
El 22-13 compromete las opciones de los pegadores para alcanzar la final Serie A de San Mateo. Larrazabal y Mariezkurrena se cruzan este martes con Darío-Rezusta en una contienda en la que no solo necesitan la victoria, sino también un tanteador amplio.