Factoría suiza. Pura mecánica a vista de relojero. Efectividad. Solvencia. Puntualidad británica. Tic tac. Un monstruo viene a verte. Tic tac. Jokin Altuna bordó el plan ante Darío Gómez y es semifinalista del Campeonato Manomanista de Primera, lo será por sexta vez consecutiva y la séptima en toda su carrera. Pase lo que pase, el campeón siempre aparece y este domingo derrumbó al pelaire a base de trabajo más que de brillo. No necesitó el amezketarra el trazo del arquitecto o la mentalidad traviesa del artista, que se revuelca en el cable del funambulista en busca del más difícil todavía. No. Tic tac. Jokin Altuna aprovechó las dificultades de Darío para mostrar esa diestra potente y dominadora, un látigo aletargado por los problemas arrastrados durante las dos últimas semanas, buscó su besagain de izquierda por la pared y castigó con la derecha en el frontón Bizkaia de Bilbao. Si había un guion, lo clavó. Era el camino. Hizo un trabajo impoluto. Arrolló.
“Sé que Darío es elegante y no lo va a decir, pero mi sensación es que esa derecha no estaba bien”, reflexionó el guipuzcoano. Y acertó. Darío, cuestionado sobre la idoneidad de esa mano, que no le ha dejado entrenar durante las dos semanas de descanso para afrontar el partido con garantías, mediatizando el trasiego hacia un duelo enorme, se vistió de frac y chaqué y, pese al enorme golpe, desplegó su flema: “Altuna III ha jugado mejor que yo y me ha ganado. Nada más”. Tenía razón Jokin, no fue solo que el pelaire no se escondió en la dialéctica para explicar el mal resultado, sino que evitó poner excusas o paños calientes, pese a tener la posibilidad de hacerlo. La moneda volvió a salir cruz.
Le costó sacar a Altuna III en el inicio, pero se encontró con una diestra con problemas a la hora de soltarle a la pelota. Darío, tocado por la varita del Dios Manomanista –físico, golpe, aliento largo–, no tuvo suerte. Sin control en el pelotazo y con dudas para defender de volea. Mal asunto.
Defendiendo de aire
Radiografía: Altuna III dio 84 pelotazos a bote y 26 de aire, mientras que el riojano, sometido, vivió un calvario en defensa (30 pelotazos a bote y 62 de aire). Es decir, partido a contrapelo para uno y con el viento en la nuca para el otro. Es el peligro del mano a mano. La tormenta perfecta en apenas 41 minutos de juego. Tic tac.
Amo y señor del juego, con las ideas claras y físicamente poderoso, Altuna III abrasó con una tacada de quince tantos para romper el enfrentamiento, que se esperaba legendario –como los tres anteriores entre ambos– y acabó siendo un amago. Una vez afinó el primer disparo, el amezketarra rompió a volar. Del 1-3 al 16-3. Cabe reconocer que el cambio de tendencia llegó gracias a un resto de besagain precioso de Jokin como respuesta a un gran saque de Darío. El 2-3 se debatió en veinte pelotazos que murieron con un voleón al txoko del campeón. Y fin del suspense.
El monólogo y Laso de rival
A raíz de ese instante, el monólogo. Paseo militar. Jokin afiló el saque, principal ariete en el actual mano a mano, y se dedicó a hacer lo suyo: cruzar con la derecha, buscar altura, encontrar las líneas y esperar su premio. Es decir, jugar. El único tanto de Darío tras el 1-3 llegó con un fallo de Altuna III. Lo demás, un catálogo de ruedas dentadas, engranajes y piezas funcionando al unísono. Tic tac. Un trabajo impecable.
El campeón se medirá en la semifinal a Laso en un frontón y fecha por determinar. Podría ser el Atano III de Donostia el 17 de mayo, pero el Ogueta de Gasteiz tiene más aforo. Las empresas lo decidirán este mismo lunes.