DONOSTIA - “Aimar siempre es Aimar”, viene a decir siempre Juan Martínez de Irujo, incluso el domingo, tras imponerse a Beñat Rezusta en el Astelena de Eibar, en el que consiguió el billete para las semifinales del Manomanista. Se las verá con Olaizola y “Aimar siempre es Aimar”, esboza. Contemporiza el de Ibero, sabe que tiene la prueba más difícil antes de la final, no como venía sucediendo en los últimos cursos, en los que se han visto las caras en dos finales del mano a mano y las dos han correspondido al pelotari de Asegarce. Por eso certificaba en las entrañas del Astelena de Eibar, después de un 22-8 a las primeras de cambio a un adversario más que digno, el último zaguero en liza dentro del campeonato, que había que tener cuidado con el pelotari que tendrá enfrente.

Estando los cuatro manistas más destacados en la modalidad actualmente en la previa por la txapela, no hay que olvidar que el colorado lo posee Irujo, único representante de Aspe para la última brazada al título. El delantero de Ibero ha tenido tiempo para prepararse, recuperarse de los nueve meses de trote ininterrumpido en el que asomaron dificultades físicas, no tan graves como la lesión en la zurda del año pasado, pero que le han trastocado los planes. Así las cosas, al quedar fuera del Parejas en la primera fase, Martínez de Irujo ha tenido tiempo suficiente para solventar las incertidumbres del cuerpo y recuperar la chispa. Y es el favorito. Sin duda. Aunque Aimar posea cuatro txapelas de la modalidad y él solamente una más, el rango de victorias en la especialidad aumenta los porcentajes de Irujo a números espectaculares, que superan incluso los de Julián Retegi, que obtuvo once cetros de la modalidad reina. El de Aspe ha sido derrotado en seis ocasiones en 37 partidos disputados con casi un 84% de victorias en la distancia.

duelos Se enfrentará a los tres primeros espadas de Asegarce en el terreno individual. Por un lado, Aimar Olaizola, superadas las dudas físicas en el hombro, que ya no le duele, venció a Jokin Altuna con autoridad. El goizuetarra revela no haberse encontrado tan a gusto “golpeando con las dos manos” desde hacía mucho tiempo. La frescura. De hecho, desde los servicios técnicos de Asegarce confiesan que los meses de parón por la tendinitis le han aliviado, después del Cuatro y Medio, que vivió dolorido, y tres años y medio estelares. Tanto para la chispa como para el cuerpo.

La suerte para Oinatz Bengoetxea y Mikel Urrutikoetxea es que no se verán las caras con los más laureados hasta la final. La mala, que se las verán entre ellos. Un pelotari largo como el vizcaino puede poner en muchos aprietos al leitzarra, que cuando más sufrió ante Joseba Ezkurdia y Julen Retegi fue cuando le tocó defender en el pelotazo largo. Aun así, el reciente campeón del Parejas viene con las musas de su lado, victorioso en dos encuentros espinosos y grandes y con la moral por las nubes. Tiene un sotamano desatascador que le viene bien en cualquier momento y un remate aún más peligroso, ya sea por romper el partido o por conseguir el tanto. Contra Retegi le buscó con el gancho más para desatrancar su propio juego que para terminar. Otro recurso.

En el caso de Mikel, está dispuesto para todo. Jaunarena le llegó rodado y se impuso 22-5. La mejor lectura fue que no perdió en ningún momento pie al partido a pesar de las grandes distancias. Además de golpe y remate, tiene una gran defensa con la que despeja lejos la pelota, un arma identitaria. Fusionaron sus caminos el zaratamoztarra y el de Leitza en el tercer y cuarto puesto del Manomanista de 2013, en el que Oinatz le ganó con el saque-remate. Pero fue en el Aritzbatalde de Zarautz, con un frontis que favorece ese tipo de juego, y Urruti ha crecido muchísimo.