En Brasil le conocen como O bruxo, es decir, El brujo, y la verdad es que mucha magia y poder hay que albergar para seguir componiendo y girando a la edad de 89 años. Es el caso de Hermeto Pascoal, una rara avis, en el sentido más amplio del concepto, que se subirá hoy a las tablas del auditorio del Kursaal en el Jazzaldia, acompañado por Itiberê Zwarg (bajo eléctrico), André Marques (piano y flauta), Jota P. (saxos y flautas), Fábio Pascoal (dirección) y Ajurinã Zwarg (batería). En cuanto al músico albino, multiinstrumentista autodidácta, experto con el acordeón y compositor compulsivo se enfrentará a los teclados, tocará una tetera, una sartén, un vaso de agua, una flauta baja, una taza de agua... todo ello en un recital que tendrá mucho de percusión. Durante muchos años Pascoal ha sido reconocido por sus colaboraciones con Miles Davis en la década de los setenta, si bien su aportación va mucho más allá. Es considerado uno de los padres de la world music. Su último disco de estudio, Pra você, Ilza, se publicó el año pasado y está dedicado a su mujer, Ilza da Silva. Por otro lado, otro antiguo proyecto suyo, el Calendario do Som, acaba de empezar a cobrar cuerpo gracias al pianista Uaná Barreto. Entre 1996 y 1997, Pascoal compuso 366 canciones, una por cada día del año, como regalo de cumpleaños a todos los habitantes de la tierra. Este mismo 2025, Barreto ha publicado un disco interpretando las 31 composiciones que corresponden al mes de enero de este calendario de los sonidos. La presente entrevista se hizo vía cuestionario escrito y por email. De las quince preguntas que se le trasladaron al brasileño, aludiendo a limitaciones por su avanzada edad, solo respondió las siete que se incluyen a continuación.
Le suelen considerar un ‘bruxo’ de la música. Explíqueme, ¿dónde se puede encontrar la magia para el jazz? ¿Y la magia para ser un multiinstrumentista autodidacta?
Mira, la magia no reside en un estilo; reside en el oído curioso. Jazz, forró, el canto de un pájaro... todo se vuelve sonido cuando escuchamos lo que ya está en el aire y lo exploramos libremente.
Con 89 años como tiene, ¿de dónde saca la energía para seguir componiendo y tocando?
No cuento las edades, cuento las ideas. Cuando se despierta la curiosidad, el cuerpo la imita. Y tocar a diario es como caminar: mantiene la máquina en marcha.
Actuará en el Jazzaldia, en el País Vasco. Usted que conoce bien un instrumento como el acordeón, ¿conoce un instrumento llamado ‘trikitixa’? Se trata de un acordeón diatónico de botones de origen italiano, muy popular en el País Vasco desde el siglo XIX.
No conozco personalmente el instrumento, pero por lo que describes, es primo de mi viejo acordeón de ocho bajos, que toco desde niño en la granja. Si tiene un botón y hace viento, ¡es parte de la familia!
También se le conoce como un exponente de eso que se llama ‘música universal’ o ‘world music’. ¿Se siente cómodo en esta etiqueta?
Es el que yo mismo inventé. Universal significa que el sonido no necesita pasaporte: lo mezclo todo.
En Donostia actuarán en formato sexteto con la formación Hermeto Pascoal & Group. ¿Qué tipo de concierto ofrecerán?
Llegamos con Hermeto Pascoal y Grupo: Itiberê, André, Jota P., Fábio, Ajurinã y yo. Hay un tema escrito, hay improvisación total, hay una sartén, hay un vaso de agua... El público está invitado a unirse a nosotros en el círculo.
El año pasado publicó ‘Pra você, Ilza’, dedicado a su mujer. ¿Fue una experiencia sanadora publicar este disco?
Fue un abrazo sonoro. Cuando compongo para Ilza, curo el anhelo, el afecto, todo a la vez. La música es una medicina que no viene en gotas: viene en acordes.
Basándonos en su calendario de sonidos que compuso en la segunda mitad de los noventa, ¿podría decirme cuál es su día favorito del año?
Hoy. Porque es el único día que puedo tocar la nota que ayer no existía, y que mañana necesitará un atuendo diferente.