Esta semana se presentan los premios Nobel, los más importantes galardones que existen en el mundo de la ciencia. Reconocen investigaciones que han avanzado el conocimiento, a veces hasta transformado el mundo. No todo el mundo puede recibirlos y todavía si eres mujer sabes que este premio sigue vedado habitualmente a tu trabajo. Lo mismo pasa con la ciencia que se hace fuera de la órbita occidental, que a duras penas entra en el reconocimiento de las academias más poderosas del mundo. Pero el Nobel consigue titulares con temas muy diferentes de los habituales de los medios de comunicación. Su excelencia es innegable pero su interés periodístico dura menos de una semana. Poca gente recordará los hechos ejemplares que Svante Pääbo, Alain Aspect, John F. Clauser, Anton Zeilinger, Carolyn R. Bretozzi, Morten Meldal y Karl Barry Sharpless realizaron para ser premiados. Y es que vivimos en una sociedad que mira poco a estos temas y la actualidad la solemos llenar de estupideces poco relevantes.

Dos de estas personas de la ciencia resultaron el año pasado especialmente notables (creo que escribí del tema en esta columna, ya saben que tiendo a la repetición y la monomanía) porque pertenecen abiertamente a formas diversas de la afectividad y la sexualidad y además han decidido visibilizar las realidades LGTBIQA+ en el mundo de la ciencia excelente. Este viernes, de la mano del Ayuntamiento de Pamplona y el Planetario, la asociación PRISMA, que trabaja precisamente en estos temas de diversidad en la ciencia, la tecnología y la innovación, organiza una jornada abierta para que la gente pueda editar y enriquecer la Wikipedia, esa enciclopedia ciudadana y colaborativa, recogiendo hechos y personas relevantes que aún no están como referentes para una sociedad abierta. Hace falta gente voluntaria, ¿alguien se anima?