La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, y una decena de países afines a la idea de endurecer el control migratorio en la Unión Europea (UE) se reunieron ayer antes del arranque formal de la cumbre de líderes de los Veintisiete, con el objetivo de subrayar la necesidad de que el bloque se abra a soluciones que definen como “innovadoras”, en referencia a centros de deportación fuera de territorio comunitario o sanciones a países terceros que no acepten los retornos.
“Nuestro objetivo compartido es tener bajo control la migración y acelerar el retorno de demandantes de asilo rechazados. Por ello hemos discutido soluciones innovadoras para facilitar los retornos y también de la necesidad de legislación europea más estricta”, resumió el primer ministro de Países Bajos, Dick Schoof, en un comunicado tras el encuentro.
Según los últimos datos ofrecidos por la Guardia Europea de Costas y Fronteras (Frontex), el número de llegadas irregulares a las fronteras de la Unión Europea en los primeros nueve meses de este 2024 ascendió a 166.000, lo que representa una reducción del 42% respecto al mismo periodo del año anterior.
También Von der Leyen
Meloni y Schoof, junto a la socialdemócrata Mette Frederiksen, fueron los anfitriones de la cumbre en formato reducido que precedió al Consejo Europeo formal, y a la que acudieron en total once países más la presidenta de la Comisión Europea, la conservadora alemana Ursula von der Leyen. También participaron Austria, Polonia, Hungría, Malta, Eslovaquia, Grecia, Chipre y República Checa, pero no el canciller alemán, Olaf Scholz, pese a que fuentes diplomáticas confirmaron que había sido invitado.
Fuentes del Palacio Chigi indicaron que el objetivo de este grupo es repetir el mismo formato en la próxima cumbre europea de diciembre para “reforzar” su estrategia de endurecimiento de la política migratoria. “Cada vez más líderes reconocen que hay una crisis migratoria en Europa. Mientras, Hungría está siendo castigada por defender las fronteras de la UE, ¡es inaceptable!”, escribió en redes sociales el primer ministro húngaro, Viktor Orbán.
Precisamente Scholz, preguntado por los centros de deportación a su llegada a Bruselas, mostró sus reservas respecto a la eficacia de programas como el negociado por Meloni con Albania para trasladar a este país a migrantes irregulares rescatados por las autoridades italianas en alta mar y que la primera ministra ha expuesto en detalle ante sus socios.
“Está claro que conceptos que, cuando se miran las cifras, representan algunas gotas (en el océano), no son realmente una solución para un país tan grande como Alemania”, razonó el socialdemócrata alemán.
Política dura, pero justa
A su llegada, el primer ministro de Grecia, el conservador Kyriakos Mitsotakis, defendió que su país ha puesto en marcha en los últimos años una política migratoria “dura pero justa” y celebró que el resto de la UE haya ido “reconociendo gradualmente” el peso de la dimensión exterior y la necesidad de abordar el asunto de los retornos, que se dejó de lado en el Pacto de Migración y Asilo. “No podemos aceptar que no seamos capaces de ocuparse de manera efectiva de aquellos que no reciben el estatus de protección”, remachó Mitsotakis.
Aunque no participaron en la reunión previa al Consejo Europeo, otros líderes se sumaron a parte del discurso promovido por Meloni y respaldado por Von der Leyen en su carta a los líderes de principios de semana, cuando la jefa del Ejecutivo comunitario pidió explorar la creación de centros de deportación para trasladar a los migrantes irregulares llegados a la UE mientras se resuelve su expulsión definitiva.
Así, la primera ministra de Letonia, Evika Silina, confió en que, pese a ser un asunto “muy candente”, los socios europeos entiendan que es necesario “tomar decisiones muy firmes” contra la migración irregular. El presidente de Lituania, Gitanas Nauseda, también se sumó a las llamadas para buscar soluciones innovadoras.