Ucrania expande su ofensiva en la región rusa de Kursk penetrando la frontera en un segundo punto al oeste del distrito de Glushkovo, donde intenta aislar más de 50 localidades, así como a las fuerzas rusas en la zona, a través de la destrucción de los puentes sobre el río Seim al norte y ejerciendo presión desde las zonas ya capturadas en el este.
Más de once kilómetros cuadrados de territorio ruso han quedado bajo control ucraniano al oeste de Glushkovo, donde está surgiendo un nuevo frente a unos 35 kilómetros de distancia de la zona capturada al oeste de Sudzha.
Otruba
La localidad de Otruba y sus inmediaciones han sido conquistadas por Ucrania, según la plataforma de análisis DeepState, que señala que otros seis kilómetros y la localidad de Tétkino se encuentran en disputa.
Las fuerzas ucranianas están ahora presentes al oeste del distrito atacado de Glushkovo y también al este, donde siguieron avanzando con la toma de las localidades de Snagost y Apanasovka. Al sur se halla la frontera con Ucrania y en el norte, la mayor parte del distrito está separada del resto del territorio ruso por el río Seim.
Aislamiento creciente
La Fuerza Aérea de Ucrania confirmó la destrucción por su aviación de dos puentes sobre el Seim en los últimos días y está atacando el entramado logístico ruso en el distrito.
El tercer y último puente sobre el Seim en esa zona también ha sido destruido, informaron blogueros militares rusos, aunque por el momento Kiev no lo había confirmado.
Rusia está empleando puentes flotantes para aprovisionar a sus tropas en la zona y para evacuar a los civiles, pero estos también pueden convertirse en blancos fáciles para Ucrania.
La mayor parte del distrito ha quedado ahora “aislada” del resto de Rusia y caerá “en cuestión de días”, mientras Ucrania sigue atacando lo que queda de los puentes, afirmó el bloguero militar ucraniano Petró Shuklínov.
Abandonar las bases
Varios miles de efectivos rusos corren el riesgo de quedar cercados, según Shuklínov, para quien la única forma que tendrían de ponerse a salvo sería rendirse o abandonar sus bases y equipos y escapar cruzando el río a pie.
Esta victoria potencial colocaría otros 500 kilómetros cuadrados y 50 localidades bajo control ucraniano, afirma el bloguero, mientras que Glushkovo podría convertirse en un segundo gran bastión para las fuerzas ucranianas en Kursk, tras Sudzha.
El analista militar Oleksandr Kovalenko concuerda en que Rusia corre el riesgo de perder estos territorios, ya que los progresos ucranianos en el noreste de Glushkovo, cerca de Korenevo, podrían cortar pronto el único camino que queda para una retirada.
“Si Glushkovo queda bajo control ucraniano, la zona total capturada en Kursk, de más de 1.500 kilómetros, será mayor que la que Rusia ha capturado en Ucrania en todo 2024”, subrayó en su análisis más reciente para el grupo Resistencia Informativa.
Necesidad de efectivos
Kovalenko argumenta que Rusia hasta ahora no ha transferido suficientes efectivos a la zona para detener los avances ucranianos, que han continuado aunque su ritmo se ha ralentizado tras los primeros días de rápidos progresos. Estima que las fuerzas rusas en la zona son de menos de 15.000 soldados.
Haría falta por lo menos el doble para impedir que Ucrania expanda la zona bajo su control, por no hablar de expulsarla de los territorios ocupados, como ordenó públicamente el presidente ruso, Vladímir Putin. Sin embargo, no está claro cuántos efectivos más puede desplegar Ucrania en Kursk y Glushkovo.
Kiev sigue evitando revelar detalles sobre la operación en curso que, según dijo Zelenski el pasado domingo, tiene como objetivo crear una “zona tapón” en territorio ruso y debilitar su potencial bélico.