Cómo aumentar en un 35% la autonomía de un vehículo eléctrico
¿Sientes que a tu vehículo eléctrico le vendría bien un extra de autonomía… pero no puedes permitirte acceder a la variante ‘long range’ de batería más grande? Con estos consejos ganarás kilómetros en cada carga y tu bolsillo lo agradecerá.
La palabra ‘Maximizar’ es un interesante término que procuramos aplicar en casi cualquier aspecto de nuestro día a día. De hecho, el significado de este verbo, según la Real Academia, es “hacer o intentar que algo alcance su máximo rendimiento”. Aplicado al mundo de la automoción, es muy probable que todo conductor o conductora, en algún momento dado, haya intentado ‘maximizar’ su depósito de carburante, con el objetivo de poder llegar más lejos y cubrir una mayor distancia sin tener que hacer una parada para repostar en la gasolinera.
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Con la progresiva implementación del vehículo eléctrico, esa ‘maximización’ que nos permita ganar un ‘puñado’ (más o menos grande) de kilómetros se ha vuelto aún más importante en unos modelos que, a día de hoy, y a pesar de sus continuos progresos, no logran aún cifras de autonomía media semejantes a las de los modelos de combustión.
¿Es posible conseguir la cifra de autonomía que declara el fabricante?
Por eso, hemos decidido reunir una serie de consejos y recomendaciones a las que hemos valorado por su mayor o menor nivel de dificultad de aplicación en el día a día. En caso de poder adoptarlas en su totalidad y de forma constante, podrías conseguir ahorros en el consumo (y, como consecuencia, incrementos en la autonomía) de hasta un 30-35%. De esta forma, un modelo que tenga una autonomía homologada de 400 km podría ‘maximizar’ su autonomía hasta alrededor de los 500 km.
Lo que tú puedes hacer como usuario…
Conecta ‘por defecto’ el modo eco
Gran parte de los vehículos de este tipo disponen de esta funcionalidad: un botón (a veces en el salpicadero y, en otros casos, en forma de botón virtual en la pantalla del sistema multimedia) que, al activarlo, suaviza la respuesta del acelerador, también reduce la eficacia de la climatización (que es uno de los principales ‘consumidores’ de los vehículos, ya sean de combustión o eléctricos) y, en algunos casos, también limita la potencia y prestaciones del moldelo. Este modo de conducción es algo relativamente sencillo de utilizar en los recorridos cortos del día a día, donde lo normal es que no se apuren las prestaciones del coche.
Cuánto puedes ahorrar: Entre un 5 y un 7%. Dificultad: nivel bajo.
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Saca partido a la frenada regenerativa
Hasta hace bien poco, cuando accionabas los frenos del vehículo, esa fricción entre pastillas y discos de freno ayudaba a detener el coche y generaba una notable cantidad de energía en forma de calor… que, simplemente, se perdía. Con la llegada de la electrificación, las marcas aprovecharon el modo de funcionamiento de los motores eléctricos para que en los momentos en los que el vehículo frena o, simplemente, pierde velocidad cuando se deja de acelerar, dichos motores funcionasen ‘en reversa’ para convertir las deceleraciones o frenadas en energía para la batería.
Incluso hay fabricantes (como Renault, por poner un ejemplo) que ofrecen la posibilidad de regular la intensidad de esa frenada regenerativa de una forma muy cómoda, actuando sobre unas levas en el volante, consiguiendo así que en una bajada de un puerto o pendiente pronunciada, el coche pueda circular sin usar los frenos mecánicos, pero sí ‘reteniendo’ con la frenada regenerativa que la persona a los mandos puede aplicar con mayor o menor intensidad según el nivel de pendiente del descenso que esté afrontando.
Exige un poco más de atención durante la conducción para ir ‘jugando’ con esa frenada, pero si el perfil de la carretera donde conduces es mayoritariamente en descenso, resulta una manera eficaz de que la carga de la batería disminuya muy lentamente.
Cuánto puedes ahorrar: Entre un 4 y un 6%. Dificultad: Nivel medio.
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‘Fluye’ y conduce con suavidad
En realidad, practicar una conducción lo más suave y constante posible es algo aplicable a cualquier tipo de vehículo… pero en los eléctricos hay que recordarlo más a menudo porque suelen ser, en su gran mayoría, unos modelos con una excelente respuesta desde el momento en el que se aprieta ligeramente el acelerador: una agradable sensación que los usuarios suelen utilizar muy a menudo.
Por el contrario, si decides conducir con suavidad, realizando aceleraciones constantes y progresivas, manteniendo una velocidad de crucero que no varíe mucho y practicando una conducción que se conoce como ‘defensiva’ (es decir, anticipándose a lo que pueda pasar, mirando a lo lejos, dejando una adecuada distancia de seguridad, calculando lo que puede hacer el resto de usuarios…) mediante la cual tendrás que frenar y volver a acelerar muchas menos veces, conseguirás muy buenos resultados. De hecho, probablemente sea la medida que más permite incrementar la autonomía, ya que se debe ir aplicando durante todo el tiempo que dura un trayecto… y, por tanto, también es la más difícil de llevar a cabo.
Cuánto puedes ahorrar: Entre un 10 y un 15%. Dificultad: Nivel alto.
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Que conectar la climatización sea ‘un lujo’
Si retrocediéramos unos 30 ó 35 años en el tiempo, veríamos que un sistema como el aire acondicionado todavía era un lujo que muchos modelos de los segmentos urbano, compacto o berlina solo ofrecían si lo pagabas aparte (y no en todos los casos). Este elemento aporta mucho confort y seguridad en los viajes, pero también es uno de los principales consumidores de electricidad en cualquier modelo. Por lo tanto, disfrutar en verano del aire acondicionado supone un extra en los consumos.
En los vehículos 100% eléctricos ocurre lo mismo; por tanto, si quieres incrementar la autonomía y si tienes la posibilidad (por ejemplo, porque sea un día que no hace excesivo calor, está nublado…), puedes desconectar a intervalos la función del compresor del aire acondicionado, manteniendo el ventilador en funcionamiento. Por otro lado y siempre que sea posible, para darle ‘menos trabajo’ a la climatización, procura aparcar a la sombra en los días con más calor.
Cuánto puedes ahorrar: Entre un 4 y un 6%. Dificultad: Nivel medio.
¿Cuál es actualmente la diferencia de precio entre vehículos eléctricos y de combustión?
Hazle caso a tu navegador y planifica bien la ruta
Si eres usuario de ciertas aplicaciones de navegación como ‘Google Maps’, te habrás dado cuenta que a la hora de elegir un destino, aparece un pequeño símbolo con la forma de la hoja de un árbol (en la parte inferior).
Es la manera que tiene la aplicación de decirte que si eliges esa opción, el navegador te llevará por un trayecto en el que es más sencillo consumir menos; no tiene por qué ser el trayecto más corto, pero sí el que o bien por el estado del tráfico o por la propia orografía del terreno (porque haya menos desniveles, por ejemplo), ayudará a que el vehículo llegue al destino con un menor consumo de kWh.
Si quieres hacer la planificación por tu cuenta y en otra plataforma, puede ser muy interesante que consultes en una app como ABRP (A Better Routerplanner), diseñada específicamente para vehículos 100% eléctricos.
Cuánto puedes ahorrar: Entre un 4 y un 6%. Dificultad: nivel medio.
No ‘seas pesado’, cuida la aerodinámica y vigila las presiones
Son algunos de los consejos ‘clásicos’ que valen para reducir el consumo de cualquier automóvil y que, por supuesto, también son aplicables para modelos eléctricos. El primero de ellos: procura no llevar peso en exceso, siempre que sea posible.
Para hacerse una idea, EVdance hizo una prueba con modelos como el Tesla Model Y o el Hyundai Ioniq 5 demostrando que la carga extra puede reducir la autonomía hasta un 10% (dependiendo del tipo de conducción y el terreno por el que se circule). Por otro lado, lo de llevar un cofre de techo o, incluso, las barras portaequipajes sin nada encima, suponen un impacto muy negativo en el coeficiente aerodinámico, llegando a reducir la autonomía hasta un 15%, afectando como es lógico en mayor medida a los vehículos pequeños y conforme mayor sea la velocidad a la que se circule.
Por último, apostar por un inflado ligeramente por encima del valor recomendado por el fabricante, puede suponer una mejora de la autonomía de entre un 2 y un 4%, tal y como recogieron Geely Research Institute, Linglong Tire y ExxonMobil en un estudio conjunto; pero ojo, ese incremento debe ser, como mucho, de 0,2 bares, ya que uno superior puede perjudicar el comportamiento del neumático.
Cuánto puedes ahorrar: Entre un 2 y un 4%. Dificultad: Nivel medio
¿Qué va a pasar con las baterías a largo plazo?
Y lo que pueden hacer las marcas…
-Incluir de serie en todos sus modelos la bomba de calor
Una de las características de los vehículos eléctricos es que sus motores generan menos calor que los de combustión y, por lo tanto, en los meses de más frío, necesitan de un sistema extra (por ejemplo, unas resistencias eléctricas) para mejorar el confort climático de los pasajeros.
El más eficaz, a día de hoy, es la bomba de calor, un sistema que transfiere calor en lugar de generarlo y que usa el calor del exterior para calentar el habitáculo con mucha menos energía que una resistencia eléctrica. ¿El problema? Hay modelos en los que ese elemento se paga aparte, como un VW ID.3, un Kia EV3, un Ford Explorer… o en las versiones básicas de modelos como el Renault Megane o R5.
Cuánto puedes ahorrar: Entre un 8 y un 30%, según el modelo o la temperatura exterior.
-Reducir el tamaño de los neumáticos
Unas ruedas anchas con unas generosas llantas son dos de los elementos que más contribuyen a mejorar la imagen de cualquier vehículo. El problema es que a mayor neumático, también es mayor su rozamiento con el suelo y, por tanto, más energía y consumo hace falta para moverlo, incrementando el consumo de electricidad.
Sería bastante aconsejable que los fabricantes dieran a escoger una opción ‘básica’ en cuanto a neumáticos, porque no tiene mucha lógica que en modelos de pequeño tamaño y con potencias no muy elevadas se utilicen neumáticos de 235 o 245 mm de anchura, cuando con unos de 215 mm sería más que suficiente. Esto sucede (por ejemplo) en un BYD Atto 3, en un Smart #1, un BMW ix2 o un Mazda 6 eV; más lógica es la política de Renault que, sin ir más lejos, ofrece el novedoso R4 con 195 mm de ancho en las versiones básicas.
Cuánto puedes ahorrar: Entre un 2 y un 4%
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-Lanzar modelos ‘racionales’
Resulta llamativa la escala de potencias entre los vehículos eléctricos, sean del segmento que sean. Es por eso que ya se pueden comprar modelos de este tipo que miden menos de 4,5 metros de largo y potencias muy por encima de los 400 CV (Volvo EX30 y EC40, MG4, Smart #1 y #3…); pero es que en muchos de ellos, las versiones ‘de acceso’ tienen más de 250 CV; lógicamente, a mayor potencia , mayores consumos… Sería ideal que hubiera variantes mecánicas que rondasen los 130-180 CV, para lograr unas cifras de autonomía superiores.
Cuánto puedes ahorrar: Entre un 3 y un 5%
-Incorporar techos solares o paneles auxiliares
Aparentemente parece una idea muy interesante: Aprovechar el techo del vehículo, como si fuese el tejado de una vivienda, para instalar células solares que sean capaces de atrapar la energía del sol y poder transferirla a la batería del vehículo. Sin embargo, nunca ha sido una idea muy extendida.
Recientemente, fue Toyota quien se atrevió a ofrecer esa posibilidad en la anterior generación del Prius híbrido enchufable; gracias a dicha tecnología, desarrollada junto con Panasonic, aprovechaba la energía del sol para poder circular unos cinco kilómetros al día… y en torno a unos mil kilómetros al año.
Cuánto puedes ahorrar: Entre un 6 y un 8%
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