Shein, la firma china de moda low cost dirigida a los más jóvenes, arrasa en internet con una estrategia comercial muy efectiva, pero al parecer poco transparente y de ética dudosa. Cuenta con una fuerte presencia en las redes sociales: el hastag #shein tiene más de 29,8 billones de visitas en TikTok y más de 5,7 millones de publicaciones en Instagram.

La entrega directa de sus productos sin tiendas físicas, el poder de las redes sociales para identificar tendencias, su gran red de proveedores y distribuidores y su amplia variedad de artículos, estilos y tallas son algunas de las claves de su éxito.

Shein presenta una media de 15.000 productos mensuales –unos 500 al día– con unos precios que van desde el euro hasta los casi 100 euros para su gama más premium, Moft, según figura en su página web.

La compañía vende su moda de usar y tirar exclusivamente on line. Sus productos llegan a 250 países de todo el mundo en los que obtiene unos beneficios millonarios (medios chinos los sitúan en 10.000 millones de dólares -9.500 millones de euros- en 2020).

Pero al parecer, en Shein no es oro todo lo que reluce, según se desprende de un estudio publicado por la ONG suiza de derechos humanos Public Eye a finales de 2021. De lo poco que se sabe de ella es que pertenece a un conglomerado llamado Zoetop Business con sede en Hong Kong. El resto es todo muy opaco.

Varias personas trabajan en un taller de Shein.

Varias personas trabajan en un taller de Shein. Public Eye

El informe, titulado Trabajando duro para Shein. Mirando detrás de la brillante fachada del gigante chino de la moda ultrarrápida, saca a la luz algunas de las prácticas ilegales de la empresa. Entre ellas se encuentran las pésimas condiciones en las que trabajan sus empleados: locales sin salidas de emergencia, con barrotes en las ventanas, sin ningún tipo de contrato, con jornadas interminables y con un solo día libre al mes.

De acuerdo a este estudio, se habría comprobado que varios trabajadores tenían jornadas semanales de 75 horas, 11,5 horas al día, con tres turnos por jornada laboral. "Los horarios irían desde las 8.00 de la mañana a las 12.00 de la misma; de las 13.30 de la tarde hasta las 17.45; y desde las 19.00 hasta las 22.30", señala el informe.

Lo cierto es que estas condiciones de trabajo chocan de lleno con lo fijado en la legislación laboral china, la cual contempla la semana laboral de un máximo de 40 horas. Respecto a las horas extras, no pueden exceder las 36 horas al mes.

Los trabajadores, además, están sometidos a una fuerte presión. Se ven obligados a aceptar esas condiciones laborales porque muchos de ellos han abandonado sus lugares de origen para ir a la ciudad en busca de una vida mejor para ellos y para sus familias. Cobran en función de las prendas que hacen lo que inevitablemente, además de traducirse en unas estresantes jornadas de trabajo, acabará repercutiendo en la calidad del producto.

Dos mujeres en una fábrica de Shein. Public Eye

Según Public Eye, la falta de transparencia en la cadena de producción, con empresas subcontratadas que a su vez contratan a otras, hace muy difícil investigar las condiciones laborales en sus fábricas, denunciar la falta de derechos laborales y responsabilizar a la compañía de sus prácticas ilegales.

Shein, por su parte, en respuesta a las acusaciones sobre las condiciones laborales de sus trabajadores, se defendía asegurando que “su código de conducta es estricto” y que “prohíbe a los proveedores el uso de trabajo infantil, forzado o explotación laboral”. “No toleramos ningún tipo de comportamiento que no respete lo ético y lo lícito”, señalaban.

La próxima vez que pienses en comprar productos en este tipo de firmas low cost plantéate que lo que tú te ahorras como consumidor probablemente le esté saliendo muy caro al trabajador, que se convierte en un esclavo y en un producto más del lucrativo negocio de la moda de usar y tirar.