- El Ayuntamiento de Donostia ha decidido suavizar las exigencias impuestas a los músicos callejeros, una serie de reglas que se han ido poniendo en marcha en los últimos años con el fin de evitar la proliferación de estos artistas en determinados espacios y momentos así como atender las quejas de los ciudadanos residentes junto a los puntos más jugosos para ellos.

Para empezar, el Gobierno municipal ha aprobado que las actuaciones de músicos callejeros y otro tipo de artistas, con un máximo de dos personas y una hora de duración, no necesiten tramitar permisos sino solo presentar una comunicación previa. Eso sí, los músicos no deberán llevar percusión y tampoco podrán hacer uso de la comunicación previa en fechas festivas, donde hay muchos más artistas en las calles y los espacios son más codiciados.

Este cambio pretende hacer menos compleja la obtención de los permisos para los músicos callejeros. En los últimos tiempos, las autorizaciones han estado sujetas a un sistema de concesión, que limitaba las jornadas autorizables a cada artista e, incluso, concretaba los puntos precisos de actuación. De hecho se colocaron en las calles donostiarras 47 chapas metálicas en el suelo para señalizar los lugares en los que debían situarse los músicos callejeros.

El sistema, según considera ahora el Ayuntamiento, ha permitido un control general de la situación y "una labor de contención ante la gran afluencia de músicos y artistas que acuden desde fuera en épocas festivas".

Pero ahora, y más con la pandemia, los responsables de la regulación de los espacios públicos del Ayuntamiento creen que debe buscarse "una regulación más laxa, siempre que sea realizada dentro de unos parámetros generales de sentido común, que puedan ser especificados y asumidos por los músicos y artistas". Y fuera de épocas festivas.

Estos cambios, una vez implantados, permitirán favorecer a los músicos que no han tramitado permisos pero que no generan especiales molestias ni conflictos en el vecindario. Asimismo, los técnicos municipales creen que la medida ayudará a "racionalizar el esfuerzo administrativo" que supone la concesión de permisos con fechas y lugares prefijados.

Por ello, la denominada Unidad de Uso del Espacio Público del Ayuntamiento está diseñando y planificando un nuevo sistema de autorizaciones, que serán sustituidas, en gran parte del año, por comunicaciones previas basadas en declaraciones responsables.

En 2016, año de la Capitalidad Cultural Europea, el Ayuntamiento de Donostia estrenó un nuevo sistema para los músicos callejeros y otros artistas, que pretendía combinar las reclamaciones vecinales y las de los propios músicos, algunos de los cuales se quejaban de que otros tenían siempre el mejor sitio. Así, cada artista tenía que tener tramitado su permiso y mostrarlo a los guardias municipales si así se lo solicitaban. En la autorización quedaba concretado el lugar exacto en el que podía actuar, señalizado con una chapa en el suelo, lo que impedía que los artistas se ubicasen donde querían, como antes.

El sistema que se implantó permitía a los músicos tocar quince días, un máximo de cuatro horas al día. Las jornadas podían ser seguidas o no, en función de distintos parámetros y categorías de calles.

Además, los músicos estaban obligados a no tapar los escaparates de las tiendas y a situarse separados de las fachadas de las viviendas. También quedaban prohibidos los altavoces de más de diez vatios así como los tambores.

La Asociación de Músicos Callejeros de Donostia vio con buenos ojos la regulación, por una parte, ya que permitía repartir el trabajo en la calle. Sin embargo, hizo públicas sus quejas por el hecho de que los artistas locales no tuviesen cierta preferencia sobre los llegados de otros lugares. La discriminación positiva hacia los músicos donostiarras, según dijeron entonces los responsables municipales, no tenía un fácil encaje legal.