La posibilidad de empezar de cero. Eso es lo que proporciona la Protectora de animales de Gipuzkoa, que acoge a gatos y perros que han sido abandonados. Estos animales buscan un hogar que les acoja con los brazos abiertos. Necesitan amor y compasión. Por otro lado, el refugio también cambiará las vidas de los potenciales dueños que, al igual que los animales, están ávidos de cariño. Bien lo saben Jose Javier Polo, Mikel Caramazza y Josetxo Arrizabalaga. Cada uno de ellos ha visto cómo sus mascotas han llenado sus respectivos hogares de ilusión y compañía.
A Kira la abandonaron hasta en dos ocasiones. La perrita relacionó los abandonos con entrar en un vehículo, de modo que tenía pánico a introducirse en un coche
Sin embargo, no todo es de color de rosa. Algunos de estos animales han estado expuestos a experiencias traumáticas que deben superar con tiempo y comprensión. Al fin y al cabo, mascota y dueño emprenderán un viaje conjunto en el que se volverán inseparables. Un amor incondicional para lo bueno y lo malo de la vida.
“Todos los perros merecen una segunda oportunidad”
Jose Javier Polo perdió a su perrita Sua hace tres meses. La adoptó en la Protectora de animales de Gipuzkoa y pasó junto a ella diez maravillosos años. Hace poco más de una semana, cuando sentía que ya había dejado atrás el duelo por su pérdida, decidió dar el paso de volver al refugio para adoptar a Hera, una mestiza de pastor vasco con pastor alemán de dos años y medio.
Los primeros días en casa han sido plácidos y felices, según relata Polo: “La verdad es que está muy tranquila, casi ni te das cuenta de su presencia. Se pasa la mayor parte del día tumbada, descansando”.
Carácter sociable
A Hera la trasladaron a la Protectora desde un caserío junto al resto de la camada. El hecho de que haya estado expuesta al contacto humano y a otros perros provoca que su carácter sea afable y poco miedoso: “Llevaba un mes en la protectora cuando yo la cogí, y la verdad es que se ha adaptado a la perfección a su nueva vida. Se relaciona sin ningún tipo de problema con las personas y con otros perros. Se deja acariciar y es muy cariñosa. Los coches sí le dan algo de miedo, pero es algo totalmente normal, ya que se tiene que ir acostumbrando a su nuevo entorno”, cuenta Polo.
"Si adoptas a uno, te lo agradecerá toda su vida. Sua no se separaba de mí, se genera un vínculo tremendamente especial entre el dueño y la mascota”
Con Sua la experiencia fue muy diferente. La abandonaron en una fábrica, lo que desembocó en un trauma que se manifestaba en su manera de comportarse. “Le tenía miedo a prácticamente todo debido a su sufrimiento previo”, señala Polo, quien opina que adoptar un perro siempre es una mejor opción que comprarlo: “Todos los perros merecen una segunda oportunidad. Si adoptas a uno, te lo agradecerá toda su vida. Sua no se separaba de mí, se genera un vínculo tremendamente especial entre el dueño y la mascota”, añade.
Si algo destaca este donostiarra es la lealtad y la compañía que proporcionan los perros. Precisamente por ello, él también se ha dado otra oportunidad en su nueva aventura con Hera.
“Es precioso ver que un gato se abre tanto contigo”
Vitto es un gatito de cuatro meses que ha recibido su nombre en honor a Vitto Corleone, el icónico protagonista de El Padrino. Su dueño, Mikel Caramazza, reconoce que no esperaba que un gato pudiese ser tan cercano: “Busca atención constantemente, incluso se duerme con nosotros. Es la primera vez que tengo un gato, de modo que pensaba que iba a ser más arisco y esquivo. Me ha sorprendido gratamente. La verdad es que adoptarlo es una de las mejores decisiones que he tomado. Estoy encantado con él”, apunta.
Ayuda de la Protectora
La protectora de Gipuzkoa aporta en todo momento una atención personalizada a cada cliente. Según Caramazza, su implicación fue de gran ayuda: “Te dan la posibilidad de acoger al animal antes de adoptarlo, por si presenta alguna enfermedad o cualquier tipo de problema, de modo que tienes 15 días de margen antes de adoptarlo definitivamente”.
Pese a que es su primera experiencia con un gato, la familia de Caramazza ya había adoptado previamente un perro de la Protectora. Se llamaba Lagun, y estuvo 15 años con ellos. Desafortunadamente, falleció el pasado junio al sufrir una insolación causada por un día particularmente caluroso.
"En la Protectora te dan la posibilidad de acoger al animal antes de adoptarlo, por si presenta alguna enfermedad o cualquier tipo de problema, de modo que tienes 15 días de margen antes de adoptarlo definitivamente”
Este duro golpe no eliminó la voluntad de Caramazza de acoger a un nuevo miembro en su hogar: “Siempre nos ha gustado tener animales en casa. Cuando murió Lagun, sentíamos que nos faltaba algo, por eso fuimos a por Vitto. No fue una decisión tomada por capricho. Desde pequeño siento una gran responsabilidad con los animales que tengo a mi cargo. Lo que te aportan es insustituible. Me he dado cuenta de que me hacen feliz, los necesito para sentirme bien”, reconoce.
"¿Quién te va a dar más amor que alguien que lo necesita realmente?”
Caramazza destaca que cuando él y su familia se acercaron a la Protectora, fue Vitto el que les eligió, y no al revés: “Fue el que más tiempo se quedó jugando con nosotros. Aquella fue una señal clarísima, no tuvimos ninguna duda”.
Desde entonces, son uña y carne. “Es muy bonito ver que un gato se abre de esta manera contigo y sentir cómo la relación que tienes con él se fortalece a medida que pasan los días. Recomendaría a cualquier persona que se acercase a la protectora. ¿Quién te va a dar más amor que alguien que lo necesita realmente?”.
"Con Kira sentí amor a primera vista"
Conexión instantánea. Eso es lo que sintió Josetxo Arrizabalaga cuando vio a Kira, una hembra de Border Collie, por primera vez. “Fue un flechazo. En cuanto me vio, se pegó a mí y se sentó a mi lado, dándome la pata cada vez que se la pedía. Desde el primer segundo supe que la adoptaría”, cuenta.
Lidiar con el duelo es la parte más dolorosa de tener una mascota. Arrizabalaga no vivió esta pérdida únicamente con Kira, sino también con Kahn, un pastor vasco que adoptó cuando el perro ya tenía una edad avanzada, diez años
A Kira la abandonaron hasta en dos ocasiones. La perrita relacionó los abandonos con entrar en un vehículo, de modo que tenía pánico a introducirse en un coche. Según Arrizabalaga, superar este miedo, y muchos otros, requiere mucha paciencia, dedicación y perseverancia. También mucho amor y cariño. “Mi objetivo era que asociara el coche con algo positivo. La forma más fácil de conseguirlo fue jugando. Introducía una pelota dentro del vehículo y ella sabía que, si quería cogerla, tenía que adentrarse en él. Poco a poco lo fue haciendo, hasta que conseguí que no le temiese al ruido del motor. Finalmente, olvidó el trauma e incluso realizamos viajes en coche sin ningún altercado”.
Kira falleció a los 14 años, a finales de 2024. Fueron diez años junto a Arrizabalaga en los que ambos fueron muy felices.
Sobreponerse al duelo
Lidiar con el duelo es la parte más dolorosa de tener una mascota. Arrizabalaga no vivió esta pérdida únicamente con Kira, sino también con Kahn, un pastor vasco que adoptó cuando el perro ya tenía una edad avanzada, diez años. “Me propuse darle unos últimos años felices. Por supuesto, es muy duro que se vayan, pero es ley de vida. Entiendo que haya gente que no quiera volver a pasar por este sufrimiento y que, cuando pierden a su perro, no repiten la experiencia. No es mi caso. Me compensa vivir el duelo por todo el amor que te dan previamente”, expresa.
Ahora Arrizabalaga vive junto a Lana, una labradora de doce años. “Lo que tiene de grande lo tiene de buena. Es una bendita. Lo que más me impresiona de ella es lo empática y perceptiva que es. Tiene una facilidad sorprendente para detectar tu estado anímico. Si te ve de bajón, se pone a tu lado para animarte y acompañarte. Es muy sencillo amoldarse a ella porque ella siempre se adapta a ti. Es increíble que un perro pueda entender tus sentimientos de esta manera. Te cambian la vida para bien”, concluye.