Siempre sintió una atracción especial por la fotografía; ese arte de capturar un instante y convertirlo en eterno. Mikel De Las Heras (Beasain, 1967) recuerda que, de niño, cuando sus tíos venían de Barcelona de visita, él era el encargado de llevarles la cámara. Aquel gesto, sencillo y aparentemente insignificante, fue quizá su primer contacto con lo que, años más tarde, se convertiría en una de sus grandes pasiones.

Sin embargo, su verdadera relación con la fotografía comenzó años más tarde. Fue a raíz de una cámara que su mujer había comprado, pero a la que apenas daba uso. Entonces, Mikel, con curiosidad, empezó a probarla. Sin grandes pretensiones, fue experimentando; probando y fallando... dejándose llevar. Y casi sin darse cuenta, descubrió en ese ejercicio una nueva forma de observar. Aquello que comenzó como un simple tanteo se convirtió poco a poco en necesidad. Desde entonces, su cámara se ha convertido en una extensión de su mirada, una forma de ver, y de contar, la vida que se desarrolla a su alrededor.

Su aportación a Beasain

Aunque no es fotógrafo profesional, Mikel De Las Heras vive la fotografía con compromiso y seriedad. Es su hobby, sí, pero también una forma concreta de contribuir a su pueblo. A través de sus imágenes, busca dejar constancia de lo que ocurre en Beasain, capturando esos momentos fugaces, y a menudo inadvertidos, para que queden recogidos, fijados y compartidos.

Su cámara se ha convertido en una extensión de su mirada, una forma de ver, y de contar, la vida que se desarrolla a su alrededor

Cabe destacar que lo hace porque le gusta, y porque sabe que sus fotos pueden sacar una sonrisa a quienes aparecen en ellas. No responde a encargos ni a intereses personales. No busca reconocimiento ni nada a cambio. Para él, la mayor recompensa es ese agradecimiento sincero y la satisfacción de una imagen bien tomada.

Dos cabezudos de Beasain fotografiados por De Las Heras. Mikel De Las Heras

Así, lo que empezó como una afición se ha convertido en una práctica constante, casi diaria. Con el tiempo, Mikel De Las Heras se ha consolidado como uno de los referentes visuales de Beasain, retratando con regularidad los actos culturales, deportivos y festivos del municipio; y, en ocasiones, también los de la comarca y otros puntos del territorio. Su cámara, siempre atenta, ha hecho de él una especie de guardián visual del día a día de la villa.

Sus favoritos

Un gigante visto a través de la cámara de Mikel De Las Heras. Mikel De Las Heras

No obstante, si tuviera que elegir un motivo preferido para fotografiar, Mikel señala a los gigantes y cabezudos. Su hijo pequeño forma parte de varias comparsas de gigantes de la zona, y gracias a eso ha descubierto un universo lleno de tradición y color que merece ser retratado. Además, la fotografía de paisajes es otra de sus grandes pasiones. De hecho, en pocos días llegará uno de sus momentos favoritos para captar imágenes: durante la Semana Grande de Donostia, prefiere alejarse del bullicio festivo para centrarse en los atardeceres, esos cielos que tiñen la ciudad con tonalidades únicas y efímeras.

Para él, la mayor recompensa es ese agradecimiento sincero y la satisfacción de una imagen bien tomada

También ha desarrollado un especial interés por las carreras de montaña, un mundo que ha conocido a través de su hijo mayor, habitual en este tipo de pruebas. Sin ir más lejos, hace apenas un mes estuvo presente, con su cámara, en la decimocuarta edición de la Ehunmilak. Asimismo, es frecuente verlo en los partidos de baloncesto que se disputan en Beasain, capturando la entrega de las y los jugadores.

Un partido de baloncesto disputado en Beasain. Mikel De Las Heras

No faltan tampoco sus fotografías de los actos principales de las Loinatz Jaiak, como la procesión o la tamborrada. En esta última, Mikel hace doblete: participa en el desfile mientras, al mismo tiempo, hace inmortal el evento.

Otro acto que le gusta especialmente fotografiar es la cabalgata de los Reyes Magos. Sin embargo, este último año, como ya le sucede habitualmente con la tamborrada, no estuvo únicamente tras el objetivo: participó activamente en el recorrido, interpretando nada menos que al Rey Melchor.

¿Y por qué no una exposición?

Mikel realizó un cursillo básico de fotografía, pero la mayor parte de sus conocimientos los ha adquirido por su cuenta, practicando y observando. Durante un tiempo formó parte de la asociación fotográfica Argizpi, donde pudo profundizar y mostrar algunas de sus imágenes en una exposición colectiva.

Aunque no suele pensar en hacer una exposición propia, individual, con fotos solo suyas, no lo descarta. “Por qué no”, comenta, dejando abierta la posibilidad de mostrar su afición de manera más formal.