El IV Día de los Molinos de Gipuzkoa hará escala el domingo, 18 de mayo, en el molino de la casa-torre de Egurbide en Azkoitia, una construcción con cinco siglos de historia relacionada en su origen con la familia de San Ignacio de Loyola. Jon Orbegozo, miembro de la sexta generación de una familia que reside en Egurbide desde el año 1882, dirigirá una visita guiada en la que los asistentes tendrán la oportunidad de conocer el pasado y las particularidades de un molino que acumula siglos de historia.

El abuelo Santi

¿Cuáles son los primeros recuerdos que guarda en relación al molino de Egurbide? 

Mis primeras referencias están relacionadas con el abuelo Santi. Después de siete años de guerra, volvió a casa. Fueron unos años muy complicados. Había mucha hambre. La familia vivía de lo que sacaban del campo. La abuela solía ir a la plaza a vender los productos de la huerta y el abuelo se dedicó a moler grano, aprovechando que teníamos el molino. Así es como yo lo recuerdo, en el molino, moliendo grano.

¿Cómo era el día a día de un molinero? 

Solía recibir encargos de los baserritarras de la zona. Generalmente le traían maíz y le encargaban que lo moliera para luego poder utilizarlo. También solía trabajar para almacenes de harina. Uno de ellos estaba en Azkoitia y otro en Zumarraga. En esos casos le tocaba cargar la harina en el burro o en el carro, y salir camino de los almacenes con la carga desde Egurbide. 

“La primera propietaria del molino de Egurbide fue Magdalena de Oñaz y Loyola, hermana de San Ignacio de Loyola ”

Las referencias que tenemos nos dicen que el molino de su abuelo no era el único que había en Urola Erdia 

En el pasado hubo muchos molinos y ferrerías en Azkoitia. También hubo molinos que se dedicaban a la producción textil, como el de la alpargatería, pero poco a poco todos ellos se abandonaron. Con el paso del tiempo, muchos terminaron convertidos en ruinas y desaparecieron. El único que continúa en funcionamiento en Azkoitia es el de Egurbide, pero es gracias al esfuerzo que hacemos los de la familia por mantenerlo así.

Cierre del molino

¿Cómo fue el proceso que desembocó en el cierre del molino? 

Todos sus hijos trabajaron en el molino en un momento u otro pero, a medida que iban encontrando trabajo fuera, salían del caserío. Luego llegaron las restricciones y las normas sobre el uso del agua, las concesiones para su uso, el pago por los saltos del agua,… Muchas normas y muchos gastos que hacían que ya no fuera rentable moler y, en 1974, el abuelo Santi decidió cerrar el molino.

Jon Orbegozo junto a unas maquetas fabricadas por él mismo para explicar el funcionamiento del molino en las visitas guiadas Aitor

Labor de recuperación

Han pasado más de 50 años de aquella fecha, pero aquí sigue, en funcionamiento. 

Durante años el edificio del molino se utilizó como almacén; todo lo que sobraba en el caserío terminaba guardado aquí. Además, las inundaciones de 1983 provocaron un corrimiento que llenó de tierra la canalización de agua que hacía funcionar el molino. Sin embargo, había algo en mí que me decía que tenía que volver a ponerlo en funcionamiento. Le planteé la idea a mi padre, Juan Bautista, y, con la gran ayuda de los tíos Imanol y Perico, nos pusimos manos a la obra. Tuvimos que trabajar mucho para retirar la tierra, recuperar las canalizaciones y poner a punto el mecanismo del molino pero, al final, lo conseguimos. En agosto de 2004 la piedra comenzó a girar y pudimos moler el primer grano. Fue un momento muy emocionante.

Siglo XVI

¿Han logrado determinar la antigüedad del molino? ¿Desde cuándo está presente en el conjunto que forma junto al caserío de Egurbide, la ferrería y la ermita del Santo Ángel de la Guarda?

Un trabajo con Aranzadi en el que participaron Joxemari Iriondo y Javi Castro dató el molino en 1560, pero todo apunta a que es anterior a esa fecha. Las referencias más antiguas que se han encontrado señalan que la primera propietaria fue Magdalena de Oñaz y Loyola, la hermana de San Ignacio de Loyola. Posteriormente pasó a ser propiedad de María de Zuazola y Oñaz. Fue pasando de mano en mano hasta llegar a la de los duques de Yrizar. Nuestra familia llegó a Egurbide a finales del siglo XIX como renteros. Así estuvimos hasta 1995, año en el que mi padre, compró la casa-torre y, junto con ella, el molino a los duques de Yrizar. La ermita del Santo Ángel de la Guarda, sin embargo, sigue perteneciendo a la familia Yrizar.

“El abuelo Santi cerró el molino en 1974, pero varios miembros de la familia logramos que volviera a funcionar en 2004”

Dos de los elementos más destacados del molino son las piedras que utilizan para moler. ¿Saben cuál es su origen?

Llegaron de bastante lejos en un carro tirado por animales, seguramente. Javi Castro es un experto en estos temas. Analizó al detalle las piedras y su conclusión es que la que tenemos colocada ahora en el molino es originaria de una cantera de Usurbil. La otra tiene una composición de piedra más arenosa y apunta a que se hizo en una cantera de la zona de Urbia. Según nos señaló, permite hacer una molienda más fina. De hecho, recuerdo que el abuelo Santi me comentó que alguna vez la utilizó para hacer harina con granos de lenteja.  

Tres generaciones de la familia Orbegozo, sujetando algunas de las herramientas utilizadas en la ferrería de Egurbide, que se asentaba junto al molino Aitor

¿Cuál es el uso que le dan al molino a día de hoy?

Lo solemos poner en funcionamiento cuando hay visitas guiadas como la de este domingo o cuando vienen los centros escolares. Por lo demás, le damos un uso familiar. Lo aprovechamos para hacer harina de maíz. En casa gusta mucho el talo y cuando a alguien tiene el capricho de comerlo, cogemos un poco de maíz, venimos al molino y lo preparamos. Por lo general es mi padre cuando se lo pide el nieto

Mantenimiento constante

Han pasado casi cinco siglos desde que se tiene constancia de la existencia del molino. ¿Cómo se consigue mantener en uso un elemento que acumula tanta historia? 

No faltan los problemas. Es un gasto continuo, siempre se rompe algo: el tejado, las compuertas, algún mecanismo del molino,… Pero lo asumimos. Es nuestro y nunca hemos pedido nada a nadie. Mientras seamos capaces de mantenerlo, lo haremos. Hay quien se gasta el dinero en viajes; nosotros lo invertimos aquí. Lo que ganamos fuera con nuestros trabajos, lo dejamos en casa. El mantenimiento de la casa-torre y el molino requiere mucho esfuerzo y gasto. Pero nos gusta, forma parte de quienes somos. Somos de aquí, de Egurbide, y eso tira mucho.