La carroza que presidirá la Tamborrada Infantil que recorrerá las calles de Azpeitia el día de San Sebastián tiene a Aitor Expósito Ibarmia como nombre propio. Un año más, un proyecto presentado por el joven arquitecto azpeitiarra se ha hecho acreedor al primer premio del concurso convocado por el Ayuntamiento de Azpeitia.
Es la cuarta ocasión en la que diseñará la carroza que desfilará por las calles de Azpeitia el 20 de enero ¿No se cansa de ganar?
Todos los años digo que no me voy a presentar, pero luego llega el anuncio de la convocatoria, empiezo a darle vueltas a la idea y, al final, me animo a participar.
El tema de este año han sido los oficios tradicionales de Azpeitia. ¿Ha sido fácil trasladar la idea a la carroza?
Me pareció un tema abierto a muchas posibilidades, lo que me complica el trabajo; prefiero un tema más concreto. De hecho, tengo claro que si algún día deciden dar libertad total a la hora de elegir el tema al que se dedicará la carroza, no me presentaré al concurso.
"La carroza incluye referencias a baserritaras, lavanderas, carpinteros, organeros y ferroviarios"
Algunas pistas
La gente suele esperar con expectación la aparición de la carroza ante el secretismo que rodea a todo lo relacionado con su construcción. ¿Puede dar unas pinceladas de lo que verán los azpeitiarras el 20 de enero?
He representado los oficios tradicionales en base al sector productivo en el que se encuentra cada uno de ellos, colocándolos en tres niveles aprovechando al máximo la altura de la carroza. El primer sector está representado por los baserritaras y las lavanderas, el segundo por los carpinteros y los organeros, y el tercero tiene como eje el ferrocarril.
¿Se anima a dar algún otro detalle sobre la carroza?
Un elemento habitual en las carrozas que he diseñado ha sido la escalera. Ya la hubo el año pasado, en la carroza dedicada a la trikitixa. En la carroza del aniversario de las Jornadas de Teatro de Azpeitia también estuvo presente, simbolizando la unión entre la calle y el escenario. La escalera de este año representa de manera simbólica al río Urola y su relación con los oficios, los trabajadores y los talleres que se asentaron en sus orillas para llevar a cabo su actividad.
Ganó el primer concurso en 2019 con una carroza dedicada al mundo de los baserritarras. En 2023 y en 2024 reeditó el triunfo y en 2025 lo vuelve a hacer. ¿En qué se ha traducido la experiencia acumulada en estos años? ¿Estamos ante la que va a ser la mejor carroza de las que ha hecho hasta la fecha?
No sé si será la mejor, eso lo debe decir la gente. El proceso para hacer la primera carroza y esta viene a ser el mismo. Le he dedicado mucho tiempo, unas dos horas al día desde que se anuncia la convocatoria del concurso a comienzos de noviembre, hasta que concluye el plazo de presentación de las propuestas, al final del mismo mes. Además, le doy mucha vueltas a la idea y este año habré hecho unas 20 versiones tomando como referencia el tema del concurso.
Un trabajo gratificante
¿Qué le aporta la participación en el concurso, más allá de los 1.500 euros que se adjudica el proyecto ganador?
Me entretiene y aprendo, sobre todo en lo relacionado con el trato con los gremios. Mis primeros diseños los hice sin saber qué problemas podrían encontrarse en la ejecución del proyecto. Hablando con los carpinteros y buscando soluciones he comprobado que, simplificando las cosas desde el punto de vista de las medidas, ellos pueden hacer mejor su trabajo sin dificultarme la labor de diseño.
"Le doy mucha vueltas a la idea y este año habré hecho unas 20 versiones tomando como referencia la idea del concurso"
Por lo que nos han contado no ha estado solo en el proceso de construcción de la carroza.
Mi padre ha hecho un seguimiento del proceso, ya que yo lo he tenido más complicado por mi trabajo como arquitecto en Bilbao. Mi madre también ha participado, en especial con lo relacionado con las ropas de los niños que van en la carroza. Yo propongo ideas sobre la vestimenta y luego aprovechamos las ropas que se guardan en el Ayuntamiento, pedimos que nos dejen o, si hace falta, la compramos. Todo ese proceso se me hace complicado y es mi madre la que lo hace posible
¿Qué siente cuándo ve su obra finalizada?
El trabajo del arquitecto necesita de mucho tiempo para ver concluida su obra. Suelen ser procesos largos, pero la carroza me da la posibilidad de ver materializado en poco tiempo el trabajo que he hecho. La verdad es que me da más ilusión ir a la carpintería y comprobar que lo que he diseñado va tomando forma y se convierte en una realidad, que luego ver la carroza en la calle el día de San Sebastián.
Sometido a crítica
La carroza termina estando sometida a la crítica de miles de ojos. ¿Cómo vive esta situación?
Hasta el día de hoy, si a alguien no le ha gustado, no ha venido a decírmelo. Pero sabes que siempre estás sometido a la crítica. Este año ya tengo noticia de la primera. Hay un elemento que identifica a la estación, en concreto la puerta, que no se corresponde al detalle con la que existe en realidad. Una de las personas que pasó por el taller la vio y se ve que no quedó conforme por cómo se había representado la estación. “Honek ez du ikusi askotan treneko atea”, debió de decir Es entendible, pero en este tipo de trabajos tienes un espacio limitado y tienes que simplificar las cosas para dar cabida a los diferentes elementos que quieres incluir.