El sector lácteo de Euskadi y el guipuzcoano en concreto ha solicitado hay en las Juntas Generales de Gipuzkoa el compromiso y la cooperación política “urgente” de las formaciones vascas para evitar el declive del caserío y articular medidas que no ahoguen más y dificulten más la ya de por sí “insostenible” situación de los productores locales.

Todo ello, en una coyuntura en la que el pienso les ha subido un 70% en año y medio, la luz un 300% y el gasóleo ha doblado su precio, mientras la leche, el producto que venden y cada vez les cuesta más caro elaborar, sigue siendo un artículo de reclamo en las grandes superficies y ellos se ven forzados a producir a pérdidas en estos momentos.

252 explotaciones de leche de vacuno en Gipuzkoa y 470 en Euskadi están con la espada de Damocles de la extinción. 65 millones de litros (170 en Euskadi) de leche de productores locales en el alambre. Ganaderías pequeñas que, incluso las más grandes, en cuanto pasamos de Etzegarate para allá ya se quedan pequeñas.

Garikoitz Nazabal e Iñaki Goenaga, los máximos responsables de las organizaciones agrarias Ehne y Enba, han comparecido en la Comisión de Promoción Económica, Turismo y Medio Rural, donde han llamado a racionalizar la burocracia, que además supone dificultades añadidas para los productores.

También han apuntado a los políticos la necesidad de trasladar desde las instituciones a la sociedad un mensaje de cercanía que rompa con “prejuicios” que se están instaurando en la población sobre el primer sector, del que cada vez está más alejado el ciudadano medio.

Una ciudadanía que consume 70 litros de leche al año por habitante y no parece dispuesta, en muchos casos, a pagar 10 céntimos más por cada litro, que le supondría 7 euros de gasto más al año. Una comida menos al año fuera de casa”, ha llegado a decir Nazabal. Precios que se han quedado estancados durante 40 años y que han llevado a que paguemos incluso más por un botellín de agua que por un litro de leche.

Movilizaciones insuficientes

El sector se ha movilizado. “Arrancamos en 2021 en junio: hicimos una protesta por el precio de los piensos para trasladar nuestra inquietud”, han dicho. Se han reunido con la distribución, se hizo una tractorada en Donostialdea para hacer notar. “Tuvimos que salir a la calle para enseñar a la sociedad nuestra impotencia. Y al término de 2021 los sindicatos de Hego Euskal Herria hicimos protestas unificadas, de los cuatro trerritorios, algo que no había sucedido nunca. Y hemos seguido haciendo del precio de la leche en las tiendas”, han explicado.

Pero ni con esas. El problema es ya estructural. Han logrado que uno de sus principales clientes suba el precio de su marca blanca de 0,59 a 0,75, pero no es suficiente dicen. “Aún así creemos que tendría que subir unos cinco céntimos más por lo menos, para que podamos mantener nuestros suelditos”, ha dicho Goenaga.

Rendimientos por cuidar el entorno

El presidente de Enba ha puesto en valor que en los caseríos, además de producir leche y carne de calidad y cercanía, “mantenemos el entorno bien cuidado; hacemos mantenimiento de pastos y el monte y por eso también, de algún modo, deberíamos recibir algún rendimiento. Os pediríamos que estudieis desde el punto de vista de nuestra aportación al medio ambiente, ya que necesitamos otros ingresos”, ha dicho, al menos “si queremos seguir teniendo una “Gipuzkoa bonita y viva. Nosotros estamos dispuestos a trabajar cumpliendo lo que dicen las leyes, pero necesitamos obtener un rendimiento para completar nuestros suelditos”.

Garikoitz Nazabal, del sindicato Ehne, ha lamentado que “se ha impulsado en décadas un modelo de consumo único de comercialización en Euskadi y que, si bien ello “nos ha permitido aguantar mejor ese chaparrón” durante los difíciles años de la reconversión del sector, al mismo tiempo ha generado su propio ecosistema, con una industria que trabaja con grandes volúmenes y una distribución que maneja el gran consumo. Un contexto en el que el pequeño productor “no tiene maniobrabilidad”.

"Estamos hablando de la supervivencia. Queremos que nuestros hijos sigan viviendo de esto, del caserío", ha dicho Nazabal. "Yo creo que es posible que el mercado asuma el precio que tiene, pero cómo haces la transición, cuando durante décadas te has acostumbrado a pagar un producto por debajo de su precio?", se ha preguntado.

El responsable de Ehne ha dicho que si muchas explotaciones "se mantienen es porque son nuestras casas", nuestro corazón, nuestros caseríos", ha dicho. Goenaga ha aportado que “cada vez somos menos baserritarras y que estamos bajando la producción”. Pero, más allá de nosotros, ¿quién ve eso?”, se ha preguntado. “Nosotros percibimos que la sociedad no se da cuenta, no percible que vamos en picado y que si no adoptamos un compromiso en muy poco tiempo entre todos, esto se va a quedar en historia”.

Goenaga ha seguido apostando, en todo caso, por el modelo cooperativo. "El sector lácteo de Gipuzkoa debe dar nuevos pasos y trabajar nuevas vías pero siempre dentro del modelo cooperativo", ha dicho.

El papel de la subvención

El papel de la subvención

Nazabal y Goenaga han asegurado que el caserío guipuzcoano no quiere vivir de las subvenciones, pero ha defendido esta figura para superar coyunturas adversas y situaciones críticas como la actual y ha agradecido al Gobierno Vasco y las Diputación la ayuda prestada.

Todos los grupos políticos han manifestado la voluntad de trabajar para la preservación del caserío: PP, Elkarrekin-Gipuzkoa, PSE-EE, EH Bildu y EAJ-PNV.