Producir alimentos de cercanía para que los consumamos en nuestros hogares les provoca pérdidas en la actualidad. Los productores locales aseguran que ahora mismo están tirando de ahorros o endeudándose para poder seguir trabajando y ver si escampa. Su situación es desesperada, pero tampoco pueden permitirse dar un golpe sobre la mesa. Algunos de ellos ya han dicho basta, otros se lo plantean incluso a falta de seis años para la jubilación. Y los jóvenes dudan y se echan atrás a la hora de dar el paso. El caserío se queda sin relevo.

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Las estrategias de kilómetro 0 se tambalean "si no pagamos lo que cuesta producir los alimentos en nuestro entorno", asegura Iñaki Goenaga, ganadero y presidente de la organización agraria Enba. ¿Es buen momento depender de la importación de producto fresco? ¿Qué está pasando y qué podemos esperar?

Los productores de carne de vacuno, probablemente los más castigados en esta excepcional coyuntura, visibilizaron su impotencia y malestar el viernes en Donostia, donde regalaron carne en señal de protesta. "Llevaban años sin mejoras en el precio, que se está moviendo ahora", pero el aumento de costes es insostenible, especialmente en su subsector, aunque la situación general del primer sector en general es lamentable.

El pienso es lo que más pesa. Supone más del 80% de los costes de explotación en la producción de carne de vacuno y la mitad en las de leche. "En año y medio en año y medio nos ha subido un 40%" y se espera otra subida del 20% a partir de este mes.

Ha habido "épocas duras, crisis duras, en los 80 y en los 90, pero la situación ahora es distinta" y producir a pérdidas está provocando un goteo de abandonos en la actividad agraria y una bajada de la producción local. "Ya se nota incluso en Francia, donde la situación no es tan mala como aquí", afirma este ganadero de 55 años.

Relevo generacional comprometido

En el caserío Oiamar de Urnieta el joven Mikel Goenaga mira a su padre, mientras este nos explica su día a día. Mikel es el segundo de los tres hijos de Iñaki. Tiene 22 años y le "gusta mucho" su trabajo. Siempre ha ayudado a su padre, pero desde hace dos años y medio se gana el sueldo oficialmente al cuidado de las 90 vacas lecheras y otras 70 novillos y terneras del caserío.

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Ahora traga saliva mientras nos explican que en seis años su padre se jubila, que acaba de cumplimentar la solicitud para el programa Gaztenek de jóvenes emprendedores del sector rural, que ya ha hecho el plan de viabilidad y que llega el momento de empezar con la inversión, justo en el momento en el que los números plasmados sobre el papel saltan por los aires.

Normalmente, la ganadería en concreto "da para sacarse un sueldito", asegura Iñaki: "Yo creo que los productores ayudándonos entre nosotros, podríamos pasar un año con un sueldo ínfimo, pero como estamos ahora, con pérdidas mes tras mes, no podemos, porque no tenemos margen. "Hay que conseguir repercutir esos costes en el precio", insiste. No hay otra.